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Los gobiernos liberales: Aprovecharon la situación para unirse con los partidos de izquierda y exigieron la dimisión de Maura. El Rey le ceso y nombro a Segismundo Moret jefe de Gobierno. La alianza de los liberales con los partidos no  dinásticos supuso la ruptura del Pacto de El Pardo entre Cánovas y Sagasta por el poder. Después del breve gobierno de Moret, el Rey encargo la formación de un nuevo gabinete a Canalejas, el que intento aplicar un programa regeneracionista que incluía la Ley sobre las Mancomunidades Provinciales, el arbitraje del Estado en los conflictos sociales, la implantación del servicio militar obligatorio, la limitación de la expansión de las órdenes religiosas, un programa educativo y el acuerdo con Francia sobre el reparto de las zonas de influencia de Marruecos. Su labor cesó cuando fue asesinado por un anarquista. 1.5. El Período 1912-1918 y La crisis de 1917: A la muerte de Canalejas, los partidos dinásticos cayeron en la división interna, formando grupos entorno a líderes enfrentados. En esta situación de decadencia del sistema, se produjo la gran conmoción revolucionaria de 1917, que tuvo como escenario: el militar, el parlamentario y el obrero. Existía un ambiente de confrontación entre los aliadófilos y los germanófilos ante la 1º G.M., en la cual España se mantuvo neutral. Los aliadófilos eran la izquierda política liberales admiradores de Francia o de Reino Unido y parte de la gran burguesía enriquecida por los negocios con estos países. Los germanófilos pertenecían, a la derecha política y al ejército. La crisis militar: Se inicia con la aparición de un movimiento militar reivindicativo, fruto del descontento que creaba entre las guarniciones de la Península en el trato de favor que recibían los oficiales destinados en Marruecos, que conseguían mejores sueldos y rapidos ascensos por meritos de guerra. Se añadió la precariedad del material del ejército y el descrédito entre los militares de los políticos dináticos. Se concretó en las Juntas de Defensas por el coronel Benito Márquez que reclamaron un criterio de ascenso único basado en la antigüedad y aumento de salarios. Las presiones militares causaron la caída del Gobierno liberal de García Prieto y la de Dato. El Gobierno se plegó a las presiones de los militares y promulgó la Ley del Ejército que buscaba el orden social. La asamblea de parlamentarios y la huelga general: El segundo acto de la gran crisis lo protagonizó la clase política. Las Cortes estaban cerradas, pero un grupo de diputados y senadores constituyeron una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona y solicitaron la convocatoria de Cortes Constituyentes. Las fuerzas del orden público disolvieron la asamblea y su petición reformadora fue desatendida por el Gobierno y generó la desconfianza del ejército. La crisis se acentuó con la convocatoria de una huelga general debida al alza de los precios iniciada en la I GM. Contó con el apoyo de la UGT, de la CNT y el PSOE. La huelga se extendió por todo el país, que provocó graves enfrentamientos. Los miembros del comité de huelga fueron detenidos al segundo día.  1.6. La descomposición del sistema: Se caracterizo por la fragmentación de los partidos políticos dinásticos y la inestabilidad gubernamental. Después de la crisis del 17, se intento la formación de diversos gobiernos de concentración nacional, con la presencia de los líderes de todos los partidos, excepto de los de izquierda y los republicanos. Pero el entendimiento fue imposible y se disolvían. La agitación social: los problemas derivados de la reivindicación autonomista catalana pasaron a un segundo plano a medida que la agitación social que no paraba de crecer aumentó. La conflictividad social fue un fenómeno común a toda España debido a la Revolución Rusa. No se concretó la agitación solo en el incremento del número de huelgas y de los conflictos sociales sino también en enfrentamientos armados entre algunos sectores obreros dentro de la CNT y el Sindicato Libre. Durante esos años se produjeron atentados, Eduardo Dato (Pres. Gob) murió asesinado. La guerra de Marruecos: La situación política se complico en 1921 con el desastre militar de Marruecos. Las tropas españolas dirigidas por Fernández Silvestre, recibieron un duro golpe por parte de los independentistas marroquíes guiados por Abd-el-Krim. Tuvieron que huir. La ocupación española de Maruecos, efectiva desde el siglo XX, era una cuestión de honor para España. Era el único lugar donde quedaba el colonialismo español tras la perdida de ultramar. Era una ocupación poco rentable económicamente y las tribus bereberes arremetían contra los españoles. La derrota dividió más a los políticos y la opinión pública española. La investigación respecto al suceso se llamó Informe Picasso que implicaba al Gobierno, altos militares y al Rey. El golpe de Estado: La acumulación de graves problemas que los sucesivos gobiernos se mostraron incapaces de solucionar y la critica creciente de las fuerzas republicanas y de izquierda obligaron al régimen de la Restauración a su desaparición. En septiembre del 23 Primo de Rivera llevó a cabo un pronunciamiento en Barcelona, declaró el estado de guerra y suspendió la Constitución de 1876. El Rey sancionó el golpe y nombro a Primo de Rivera presidente de un directorio militar y civil que gobernó el país durante siete años.



Punto 1: Desastre de 1898 y crisis de la Restauración: El sistema de la Restauración intentó resolver los problemas de España a través de “La revolución desde arriba”. Este proyecto fracasó porque os sectores representados en el poder no quisieron renunciar a los privilegios políticos, ni admitieron ninguna reforma fiscal que dotara al Estado de recursos suficientes para poner en práctica el programa regeneracionista. 1.1. Problemas de España: Al inicio del siglo XX, España presentaba cuatro grandes problemas. En primer lugar, el retraso económico y cultural respecto al resto de Europa. El injusto reparto de la riqueza propiciaba las reivindicaciones del movimiento obrero y de los jornaleros del campo, en una sociedad cada vez más radicalizada y divida. En segundo lugar, la existencia de un régimen político corrupto, en el que las instituciones más importantes no representaban al pueblo ya que las elecciones eran manipuladas por caciques y alcaldes desde el Ministerio de la Gobernación. Recibía el nombre de democracia pero la alternancia de los partidos dinásticos en el poder era artificial y fue posible por la sociedad poco politizada. El tercer problema era la existencia de un ejército herido en su orgullo por la derrota de Cuba, con material anticuado y exceso de mandos; que percibían los nacionalismos periféricos como una amenaza de disgregación para su concepto de patria. 1.2. Impacto del desastre: La pérdida de colonias españolas de ultramar no fue un hecho aislado en Europa, ya que otros países vivieron situaciones similares ante el imperialismo de las principales potencias de la Segunda Revolución Industrial. Para la sociedad española fue una gran catástrofe y se conoció como “el desastre”. En verdad no supuso ninguna catástrofe, ya que el régimen monárquico continuó; los partidos dinásticos siguieron alternándose  en el poder y la Hacienda pública consiguió cierto equilibrio después de los grandes gastos que había supuesto la guerra colonial. El impacto significó el inicio de una crisis paulatina del poder del Estado, en la que se dividieron los partidos del régimen y hubo inestabilidad política. Además el sistema tuvo que hacer frente a la oposición política e ideológica del movimiento obrero  y de una parte de las clases medias urbanas. Este sector asimilo las críticas que lanzaron contra la corrupción política los intelectuales de la Generación del 98, que construyeron la base del renacimiento del movimiento republicano como único garante de la regeneración y de la modernización del país. Se difunde entre la clase política y el pueblo, los valores ideológicos regeneracionistas cuyo impulsor fue Joaquín Costa, pero el mensaje carecía de propuestas alternativas sólidas y no fueron siempre claras y democráticas. Desaparecieron al morir Joaquín Costa. 1.3. La crisis del sistema de turno y el problema militar: Conservadores y liberales siguieron turnándose en el Gobierno a pesar de la desaparición de los creadores del “turno pacífico”: Cánovas y Sagasta. Alfonso accedió al trono y se produjo la primera quiebra del sistema de la Restauración. Entre 1902 y 1905 conservadores y 1905 y 1907 liberales ( 5 y 5 ). Este hecho trasluce las divisiones internas de ambos partidos, motivadas por la lucha por el liderazgo. Los militares se sintieron engañados por los políticos tras la derrota de 1898 y vieron como una traición que no se les dejara luchar hasta el final. La opinión pública les culpaba de lo sucedido. El Jefe de Gobierno Montero Ríos, dimitió sucediéndole Segismundo Moret que se plegó a las exigencias de los militares. El estamento militar exigió al Gobierno una ley de jurisdicciones, según la cual los delitos contra el ejército y la patria quedarían bajo el control de los tribunales militares. El gobierno de Moret accedió y con esta ley aumentó la primacía del poder civil sobre el militar. La protesta de catalanistas y republicanos fue radical y en Cataluña vertebrada por la Liga se creó una coalición de todas las fuerzas catalanistas que consiguió mayoría en el Congreso pero acabó disolviéndose debido a los diferentes puntos de vista y su programa electoral. La Ley de Jurisdicciones no se derrogó hasta que se proclamó la Segunda República. 1.4. La crisis del Pacto de El Pardo: Durante cinco años se produjo el último intento por parte de los partidos dinásticos de renovarse y de afrontar los problemas reales de la sociedad española. Antonio Maura y José Canalejas fueron los protagonistas y su fracaso arrastró al propio sistema de la Restauración. Gobierno conservador de Maura: gobernó durante casi tres años con un amplio programa reformista: intentó acabar con el caciquismo y legitimar la vida política, reformar la administración local y la ley electoral, descentralizar el poder y fomentar la economía. Se encontró con la desconfianza de la oposición y con grandes resistencias dentro de su propio partido y vio interrumpida su labor a causa de la crisis de la Semana Trágica. Los enfrentamientos del ejército español con Marruecos cerca de la frontera de Melilla impulsaron al Gobierno a movilizar a los reservistas que desencadenó en una huelga de protesta que se extendió por España. Se produjeron enfrentamientos armados entre obreros y ejército y se saquearon e incendiaron numerosos edificios religiosos. Al establecer el orden, se llevó a cabo una dura represión, que culminó con la ejecución de cinco personas después de un juicio lleno de irregularidades. Hubo oleadas de protesta frente a la política represiva de Maura.

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