El cisma de oriente

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El cambio de milenio y el Cisma de Oriente. En torno al año 1000, se extendió en el mundo cristiano, según antiguas profecías milenaristas, la idea de que tenía que acabar el mundo. El desconcierto y los temores que acompañaron esas profecías no impidieron que el nuevo milenio trajera consigo grandes esperanzas. Sin embargo todo este marco histórico acabó en el cisma de oriente, es decir, la separación entre los cristianos de oriente (ortodoxos) y los de occidente (católicos). Esta división se debe a las profundas diferencias que se produjeron en tres órdenes de cosas: Diferencias Culturales: La lengua de oriente era el griego mientras que la de occidente era el latín. Diferencias políticas: Occidente recibió nuevos pueblos y estos se convirtieron al cristianismo. La Iglesia creció y miró hacia el futuro. Oriente se estancó en un ambiente de lujo y ostentación y perdió terreno frente al islam. La Iglesia se encerró en sí misma.  Diferencias religioso-culturales: oriente defendía que la categoría de los obispos estaba en función de la categoría de su ciudad. Así el patriarca de Constantinopla era más importante que el de Jerusalén. Este criterio iba en contra de la autoridad del Papa de Roma, sucesor de Pedro. En occidente arraigaba el celibato entre los presbíteros, en oriente el sacerdocio y el matrimonio eran y son compatibles. El calendario religioso de occidente no coincide con el de oriente. En occidente se valora mucho el hecho del nacimiento de Jesús que se celebra en la Navidad, mientras que en oriente dan más importancia al hecho de que Jesús se diera a conocer a toda la humanidad y celebran especialmente la fiesta de la Epifanía. Sin embargo se puede afirmar que las causas que provocaron la separación entre una y otra iglesia fueron más de orden cultural y político que religioso.



LA CRISTIANDAD MEDIEVAL

LA EVANGELIZACIÓN DE EUROPA

Cuando el Imperio Romano de Occidente se derrumbó (476), el Impero Romano de Oriente no pudo defender a los romanos del acoso bárbaro. En ese momento los papas se convierten en la única autoridad moral y real para hacer frente a los problemas de Roma. Así, la estructura eclesial, no sólo sirvió para guiar a la Iglesia, sino también para dirigir la sociedad civil. Por eso los papas poseían los territorios circundantes de Roma (Estados Pontificios) y se dotaron de una organización religiosa y política.

Los Estados Pontificios:

En la época de Constantino se otorgaban propiedades a los Papas para su residencia y el mantenimiento de la Iglesia. Más tarde el Papa Gregorio Magno puso en orden la administración de las propiedades de la Iglesia de Roma. Pero a mediados del siglo VIII muchas de esas propiedades se habían perdido a causa de la invasión lombarda. Ante tal presión, el Papa Esteban II viajó a Francia y llegó a un acuerdo con Pipino el Breve, al que ungió y coronó como rey de los francos. Pipino destruyó el reino lombardo y restituyó al Papa los territorios de la Italia Central. Nacían así los llamados “Estados Pontificios” que perduraron hasta 1870, año de la reunificación de Italia.  El hecho de poseer en la actualidad un Estado ha supuesto la independencia del Papa respecto de otros dominios políticos y, en consecuencia, más libertad de acción para poder llevar a cabo la labor pastoral que tiene encomendada.

Cristianismo en España.

La fe cristiana fue introducida en nuestro país gracias a comerciantes, viajeros y soldados que venían de oriente, de Italia y del norte de África. Existe una antigua tradición que explica que el apóstol Santiago predicó el Evangelio en la Península Ibérica.  Tras la caída del Imperio Romano se inicia el periodo visigodo en España. Estos se adueñaron de la península (411 a 711) y eran arrianos, defendían que Cristo no era Dios. Este hecho dificultó la convivencia entre ellos y los católicos. De hecho acabaron persiguiendo a los católicos. Sin embargo la conversión del rey Recaredo en el III concilio de Toledo y, con él, todo el pueblo, supuso la integración de las sociedades visigoda e hispanorromana.

Expansión del Islam.

Estando los visigodos en la Península somos invadidos por los musulmanes en el 711. Por la parte oriental toman Jerusalén y Alejandría, y por la parte occidental toman Cartago y entran en la península y llegan a Poitiers (en el centro de Francia). Se constituye, así, un nuevo Estado musulmán llamado Al-Andalus. Parte de la población hispana adoptó la religión musulmana, mientras que los cristianos que permanecieron fieles a la fe fueron sometidos por los árabes y recibieron el nombre de mozárabes. Estos pudieron practicar la religión cristiana, pero fueron obligados a pagar impuestos muy elevados y no podían ocupar cargos de relevancia. Además conservaron algunas de sus iglesias pero las demás fueron convertidas en mezquitas. Finalmente Don Pelayo, en el 722, derrotó a los musulmanes en Covadonga. Esta batalla fue el inicio de la reacción cristiana que acabó con la expulsión de los musulmanes ocho siglos después.

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