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Los años 70: los Novísimos
Preocupación por la forma y el lenguaje; ruptura con la cultura tradicional e inspiración en el mundo del cine, el deporte, televisión, cómic, canciones, incorporación de referencias muy cultas a obras y autores extranjeros (Se les llama los culturalistas; y también "los venecianos" por su gusto por ciudades como Venecia). . .
El nombre procede de una antología publicada en 1970 por el crítico José María Castellet con el título "nueve novísimos poetas españoles" que incluía a: Pere Gímferrer (la principal figura), Guillermo Carnero, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo M3 Panero, Ana María Moix, Vicente Molina Foix y José M3 Álvarez.
Al culturalismo se incorporan nuevos nombres como Luis Alberto Cuenca y Luis Antonio Villena.
DESDE 1980 A la muerte de Franco (1975)el grupo poético dominante sigue siendo el de los novísimos, pero sus planteamientos se van atenuando.Tras el progresivo agotamiento de la poética culturalista, van apareciendo una serie de figuras nuevas que entroncan con la tradición clásica ."Los poetas ocultos" los llamó Luis Antonio. de Villena- nacidas entre final de la guerra y mediados de los 50: Juan Luis Panero, A. Colinas (que conjuga modernismo y romanticismo; Sepulcro en Tarquinia), Antonio Carvajal (que bebe en la poesía barroca de Góngora). También poesía de exaltación de la sensualidad, el goce vital, belleza corporal... (Ana Rosetti)
Una de las corrientes más importantes que aparece durante los ochenta es la llamada Poesía de la experiencia: poemas que expresan experiencias personales que pueden ser comunes a las de sus lectores (experiencias de la vida cotidiana). Los hechos cotidianos, la realidad urbana, suave intimismo, preocupación por el paso del tiempo, tono coloquial... están presentes en poetas como Miguel d'Ors, Julio Llamazares, Felipe Benítez Reyes, Andrés Trapiello. También dentro de esta tendencia los poetas granadinos que suelen agruparse con el título de una antología común: "La otra sentimentalidad" (1983); el más conocido de ellos, Luis García Montera.
TEATRO POSTERIOR A 1939
AÑOS 40
Al igual que la poesía y la novela, el teatro tambíén se vio muy afectado por las consecuencias de la terríble Guerra Cívil (1936-1939). Una vez acabada la contienda, las autoridades pensaron que el teatro podría ser un buen bálsamo para intentar superar las heridas morales y psicológicas que la guerra había producido. Así, comenzaron a representarse obras de muy baja calidad, que, sin embargo, eran aplaudidas a rabiar por un público entusiasta. Ademá$ de la representación de nuevas obras teatrales, condicionadas en gran medída por la censura y basadas, en su mayoría, en la exaltación ideológica, se retornaron las obras clásicas de la literatura española, fundamentalmente las pertenecientes al Siglo de Oro (XVI-XVII), y se adaptaron obras traducidas de autores extranjeros. Con todo, cabe decir que el teatro que siguió a la Guerra Civil fue, en general, de una calidad ínfima, y se encontró completamente condicionado por las duras condiciones socioeconómicas en que se desarrolló.
El mejor autor teatral, Federico García Lorca, había fallecido a consecuencia de la guerra, y otros tres, como Rafael Albertí, Alejandro Casona y Max Aub, se encontraban exilíados.
Por otra parte, durante los años de posguerra también se produjo un teatro comercial fundamentalmente cómico, cuya finalidad principal consistía en producir carcajadas.
Destacan el teatro de humor, innovador, de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. La obra más representativa de Mihura es Tres sombreros de copa estrenada en 1952, veinte años después de ser escrita. Es una comedia que satiriza la rutina y medíocridad de la burguesía de provincias y la no menos miserable vida del teatro de variedades; Se enfrentan dos mundos y dos concepciones de la vida: la vida burguesa y prosaica de DIONISIO y la vida poética y de libertad de PAULA.
AÑOS 50.-Teatro existencialista y social.
El teatro realista intentó renovar la escena española y manifestar su oposición a al dictadura. Las obras plantearon temas como a injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, la condición humana de los humillados, los marginados.
Destacan dramaturgos como:
Alfonso Sastre Escuadrón hacia la muerte, 1953 la mordaza, 1954).
Lauro Olmo (La camisa, 1962; drama sobre la emigración)
Antonio Buero Vallejo.
En su obra se pueden distinguir tres etapas:
Etapa existencial (reflexión sobre la condición humana): En Historia de una escalera, 1949, los protagonistas son cuatro jóvenes, vecinos en el último piso de una vieja casa: Urbano, obrero de una fábrica; Fernando, dependiente de una papelería; Carmina y Elvira. La obra refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso del medio social sino también por la debilidad personal. En 1950 escribe En la ardiente oscuridad.


Teatro social (denuncias de injusticias que atañen a la sociedad): Un soñador para un pueblo, El concierto de San o vidio , 1962, denuncia la explotación de un grupo de ciegos en el París de los años previos a la Revolución francesa; El tragaluz, 1967, centrada en unos personajes marcados inexorablemente por la Guerra Civil.
Etapa de innovaciones: Quizá la novedad técnica más llamativa es lo que se han denominado efectos de inmersión, corporeización escénica de sueños o visión de la escena por parte del espectador a través de los personajes. OBRAS: El sueño de la razón, Llegada de los dioses, La fundación(1974), en la que nos encontramos en un lujoso lugar que resulta ser la celda de una prisión con cinco condenados a muerte; La denotación, 1977, drama histórico centrado en la figura de Larra.
Sus obras últimas son: Jueces en la noche, 1979; Lázaro en el laberinto, 1986; Música cercana, 1989; y Las trampas del azar, 1994. .
AÑOS 60 Y 70
a) Dentro del teatro comercial, siguen triunfando las comedias de Mihura, Jaime salom, Jaime de Armiñan, Ana Diosdado. Entre los nuevos sobresale Antonio Gala: En 1963 estrena su primer comedia, Los verdes campos del Edén. Durante los años setenta goza del favor del público con obras como Anillos para una dama, Las citaras colgadas de los árboles, Por qué corres, Ulises. Posteriormente estrena obras como El hotelito, Séneca o El beneficio de la duda.
b)
La experimentación. Como ocurre con la narrativa y la poesía, los nuevos autores consideran acabado el realismo social y buscan nuevas propuestas que se caracterizan por su oposición estética a los "realistas", aunque en bastantes ocasiones las obras tampoco están exentas de crítica social. Muchas de estas obras no encontraron facilidades para ser representados, o por problemas con la censura, o porque sus audacias formales no encontraron fácil eco en el público. Se habla de "teatro soterrado", "teatro del silencio", "Teatro 'underground' , "teatro vanguardista".

Quizá lo más peculiar es el teatro de Fernando Arrabal. Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las caracteristicas del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, El triciclo de 1953. Exiliado en Francia desde 1955, sus obras (generalmente, estrenadas en Francia y publicadas en francés antes que en castellano) se encuadrarían dentro del llamado "teatro pánico" (del griego 'pan', todo) y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Sus obras: El laberinto, 1956; Oye, Patria, mi aflicción (1975), etc.
En el panorama del teatro bajo los últimos años del franquismo no puede faltar la mención del fenómeno del "teatro independiente". Bajo este rótulo se engloban grupos como "Los Goliardos", "Tábano" "Teatro libre" de Madrid; "Els joglars", "Els Comediants" y "Fura deis Baus" en Barcelona; "Aquelarre", en Bilbao, etc.
DESDE 1975
Finalizada la dictadura y eliminada la censura parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario, ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más evidente.
Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente El Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Francisco Nieva (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, académico de la Lengua...) es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco. Ligado al grupo literario de los 'postistas' de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onirico, lo fantástico y lo imaginativo. El propio dramaturgo ha subdividido su obra en "teatro de crónica y estampa", "teatro de farsa y calamidad" y "teatro furioso". Al primer grupo pertenecen obras de estética más realista. En Las obras del segundo grupo se da más importancia a lo irracional e imaginativo. Finalmente, el "teatro furioso" extremará los rasgos de libertad imaginativa y ruptura de todo corsé teatral preestablecido. Se trata de que se produzca de forma plena la liberación del subconsciente. Al "teatro furioso" pertenecerian obras como Pelo de tormenta, 1972; Nosferatu, 1975; El baile de los ardientes, 1990 oo.
Otros autores de esta época: Sanchís Sinisterra (1940): iAy, Carmela! de 1986, José Luis Alonso de Santos: Bajarse al moro de 1985; Fernando Fernán.Gómez: Las bicicletas son para el verano; Paloma Pedrero (1957): Besos de lobo de 1991, Ignacio Amestoy, Premio Nacional de Teatro del 2002 con Cierra bien la puerta etc .

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