Los fundamentos de la acción moral

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Tema 9; Los fundamentos de la acción moral

La acción moral
No hay personas amorales
Las personas somos inevitablemente morales porque a la hora de actuar barajamos entre las distintas posibilidades y elegimos, además, justificamos nuestra elección. Por ello, ninguna persona puede ser amoral, pero si podemos comportarnos moral o inmoralmente.
La forja del carácter
Nacemos con un temperamento, un conjunto de sentimientos y pasiones; también con un talante y un carácter que nos vienen natural y socialmente dados. Pero podemos adquirir un nuevo carácter, al elegir por nosotros mismos las propiedades que mejor nos realizan.
El ser humano tiene propiedades por naturaleza y necesariamente por apropiación. Para adueñarse de una propiedad nueva es necesario repetir actos en una misma dirección, con lo que se consiguen unos hábitos de comportamiento. Si los realizamos bien se los llama virtudes, si obramos mal se llaman vicios.
La conciencia moral
Sirve para captar los principios por los que distinguimos entre lo moralmente bueno y lo malo. La conciencia también formula juicios prácticos.
La mejor forma de comprender lo que exige un principio moral es aplicarlo.
La conciencia tiene una tercera función, la autocrítica (remordimiento).
Solo podemos hablar de la responsabilidad si nos referimos a seres libres y conscientes, que han tenido la capacidad de ser dueños de sus actos.

Libertad y determinismo
Libertad externa e interna
- Externa
Consiste en que nadie nos impida trasladarnos y actuar como nos parezca oportuno, dentro de lo que permitan las leyes y costumbres del país.
- Interna
Consiste en poder decidir por uno mismo sobre lo que nos afecta; es la libertad de querer una cosa u otra. También se llama libertad de la voluntad.
Para privar a una persona de su libertad interna es preciso anular su voluntad mediante sustancias estupefacientes, hipnosis, técnicas de control mental...
Determinismo y libertad interna
Si la libertad interna es la facultad de la voluntad para actuar de una forma u otra sin ser determinada, debe ser capaz de iniciar una serie de causas que el acto por el que se inicia la serie tenga una causa, ya que entonces el acto no sería libre. Dos actitudes:
- Determinista
Está convencido de que nada acontece sin causa.
- Libremente
Actuamos espontáneamente aunque estemos condicionados a obrar en un sentido u otro.
Condicionamiento y determinación
- Estar condicionado
Es no tener una libertad absoluta y total, pero se conserva la libertad suficiente como para saberse responsable de los propios actos.
- Estar determinado
Significa negar absolutamente la posibilidad de comportarse con libertad.
La libertad humana está condicionada por el temperamento con que nacemos, por el medio social y la educación... por ello no somos absolutamente libres. Pero todos estos factores no nos impiden tomar la iniciativa al actuar, es decir, actuar con libertad, salvo en casos excepcionales.
Determinismo cosmológico: el destino
Los estoicos determinaron que todo tiene una razón de ser, y esta comienza con una acción llamada ley que rige el universo, que está relacionada con el destino.
Ellos crean el ideal sabio, que consiste en que toda felicidad exterior está en manos del destino, con lo cual tratan de asegurarse la paz interior. La imperturbabilidad es la única fuente de felicidad.
Con ello empieza a haber una distinción entre dos mundos:
Libertad interior (está en nuestras manos) y libertad exterior (es el destino, no depende de nosotros).
Determinismo teológico: la predestinación
La Reforma protestante y la Contrarreforma católica dicen que si Dios lo sabe todo será porque él mismo ha determinado todas las cosas según su criterio. Pero, entonces, ¿por qué suponer a las personas responsables de sus actos y hablar de pecado, arrepentimiento, perdón y salvación?
Determinismo científico
Consiste en dar razón de la conducta humana desde las explicaciones que nos puede proporcionar una determinada ciencia. Este modo de pensar construye el reduccionismo.
- Determinismo genético
Las corrientes sociobiológicas, que ven en la dotación genética de cada uno de nosotros las causas de todas nuestras actuaciones.
- Determinismo psicológico
Nuestra conducta está regida por el móvil que ejerce mayor atracción sobre nuestra voluntad, y por eso nuestro comportamiento es racional y no arbitrario.
Crítica al determinismo
Kant propuso distinguir entre dos modos de utilizar la idea de causa en la investigación científica:
- Uso regulativo
Investigar todo fenómeno como si siempre estuviera producido por una causa.
- Uso constitutivo
Creer que la estructura de la realidad es causal.
Libertad humana
Nuestra libertad está condicionada por muchos factores y tiene una base biológica en virtud de la cual el ser humano capta el medio de posibilidades entre las que tiene que elegir y justificar su respuesta.
La libertad realmente humana se consigue a través de proyectos de humanización, siempre abiertos, tanto personales como compartidos.

 



La libertad como autonomía
Libertad de elección
La libertad es una capacidad de la voluntad para elegir entre distintas posibilidades, tras una deliberación en la que ponderamos las ventajas y los inconvenientes de las posibles acciones. Una capacidad así exige:
-Que nuestra voluntad no esté ya determinada al obrar.
-Que sea arbitraria. La simple indiferencia ante dos bienes que nos atraen por igual no es suficiente, ya que entonces la elección es irracional por arbitraria.
-Que tengamos buenas razones para elegir tras una deliberación.
Este es el modo de entender la libertad según los que consideran que la racionalidad humana es la racionalidad económica, que siempre elige maximizando beneficios y minimizando costes.
Sin embargo, en estos casos la libertad de elección solo se ejerce sobre los medios para alcanzar un fin ya dado.
Concepto de autonomía
Kant propone que las personas podemos elegir los medios y los fines, es decir, somos autónomas. Kant llama ley de la libertad o ley moral a que nos hagamos nuestras propias leyes, que somos libres.
Hay al menos dos perspectivas de la libertad:
-Acontecimientos externos a la voluntad de la persona. Desde aquí podemos hablar de leyes naturales a las que estamos sometidos como seres físicos que somos.
-Voluntad humana, capaz de iniciar una serie de efectos, y que por tanto es libre. Podemos hablar de leyes de la libertad, dadas por los seres racionales. Nos permiten organizar nuestra vida y nuestra convivencia de modos humanizadores.


Madurez moral: de la heteronomía a la autonomía
Algunos psicólogos han interpretado la conciencia moral como la capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado cómo evoluciona y se desarrolla esta capacidad. La madurez moral es un proceso que comienza con la heteronomía moral y culmina con la autonomía moral. Tiene tres niveles que expresan tres situaciones posibles en la adquisición de la autonomía moral:
-Nivel preconvencional: la persona tiene justo lo que satisface sus intereses. Se respetan las normas solo por las consecuencias que pueda acarrear vulnerarlas (castigo o ausencia de premio). Estas son las personas más inmaduras, pues se dejan llevar por sus impulsos egoístas, por lo que no son autónomas, sino heterónomas. Entienden que es justo aquello que les conviene.

-Nivel convencional: la persona considera justo lo que concuerda con las leyes propias de su sociedad. La persona se siente miembro de una comunidad y admite sus normas, reglas y principios. Son bastante heterónomas, porque aunque controlan sus impulsos egoístas, lo hacen para adaptarse a las normas de su sociedad. Consideran justo lo que es normal en su sociedad.


-Nivel postconvencional: las personas distinguen entre las normas de su sociedad y los principios morales universales. Son personas autónomas y su comportamiento se rige por los principios que su propia conciencia reconoce como universalmente vinculantes. Estas personas se sienten miembros de la humanidad, de modo que la justicia particular es inseparable de la solidaridad global. La autonomía representa, pues, el máximo grado de madurez moral.
La persona moralmente madura debe progresar también en los valores del cuidado. A parte de alcanzar la imparcialidad, hay que desarrollar un sentido de la compasión y de la responsabilidad por quienes necesitan ayuda, empezando por los más cercanos.
La responsabilidad
Qué significa ser responsable
La palabra responsabilidad significa justificación de una acción que ha sido puesta en entredicho, o asumir la reparación de los daños causados.
También podemos hablar de una responsabilidad moral, que es un fenómeno subjetivo de la conciencia moral.
Esto significa que es el sujeto que actúa el que se siente responsable de su acción, sin que pueda haber ningún tribunal que lo declare responsable, excepto su propia conciencia, y la sanción se la pone la misma persona, con unos sentimientos de reprobación a los que llamamos remordimientos.
Ser moralmente responsable de una acción significa:
-Quien actúa lo ha hecho con libertad y debe admitir que podría no haber realizado la acción o haberla realizado de otra manera.
-Quien actúa es capaz de responder de la acción realizada, aduciendo las razones o motivos que le han impulsado a actuar de esa forma.
-Asumir las consecuencias (el bien o el mal) que se deriven de la acción.

Convicción y responsabilidad
La ética de la convicción es la que sigue una persona que procura actuar de acuerdo con principios y valores moralmente buenos, pero se desentiende de las posibles consecuencias de sus actos.
Por el contrario, la ética de la responsabilidad pone todo el énfasis en las consecuencias previsibles de una acción, dejando en segundo plano los principios o valores en los que se ha inspirado.
Estas dos formas son opuestas pero complementarias al actuar moralmente.
Responsabilidad en el mundo de hoy
A lo largo del siglo XX se ha desarrollado la conciencia planetaria. Como consecuencia del progreso científico-técnico, nos enfrentamos a problemas que no pueden ser solucionados por unos pocos países, sino que requieren la cooperación y responsabilidad de todos.

-Principio de responsabilidad
Tenemos que cambiar nuestra idea de progreso en el sentido de asumir responsablemente las consecuencias de nuestras acciones, para poder dejar a las generaciones futuras un mundo, como mínimo, tan habitable como el que nosotros hemos encontrado.

-Ciudadanos responsables
El auténtico ciudadano no se limita a exigir sus derechos, sino que también participa activa y responsablemente en los asuntos que nos afectan a todos. El ideal al que aspira es el del ciudadano cosmopolita.

-Responsabilidad profesional
Del ejercicio profesional han salido las éticas profesionales, que estudian las exigencias y los valores morales específicos de cada actividad profesional. Se trata de averiguar cuáles son los bienes internos

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