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Clasificado en Filosofía y ética

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1- El saber racional

Los animales poseen una conducta instintiva que es innata, prefijada por las leyes biológicas y común a toda la especie. Los instintos les permiten satisfacer todas sus necesidades sin tener que plantearse las causas, la finalidad o el cómo actuar. Por ello, se trata de un saber práctico y concreto gracias al cual se adaptan y sobreviven.

El ser humano, por el contrario, se caracteriza por su necesidad de ir más allá de la mera adaptación instintiva. No en vano, se le ha catalogado de animal racional. La razón, la imaginación y el lenguaje le dan un margen considerable de libertad para abrirse a diferentes posibilidades de acción. Ahora bien, libre de ataduras biológicas, necesita comprender e interpretar el medio en el que vive, darle sentido para resolver el problemade su existencia. Y, para ello, necesita saber.

1.1.- La explicación pre-racional: magia y mito

El ser humano se ha caracterizado desde sus orígenes por la necesidad de conocerse a sí mismo y el entorno natural que le rodea. Sus primeros intentos de explicación serán, hasta cierto punto, de carácter irracional: la magia y el mito.

La magia intenta sobre todo solucionar problemas de tipo práctico (conseguir que llueva en tiempos de sequía, curar enfermos, alejar a los malos espíritus, etc.). Para lograrlo, se vale de un conjunto de ritos, conjuros, gestos..., destinados a dominar las fuerzas sobrenaturales que rigen la naturaleza, mediante procedimientos ocultos y solo accesibles a ciertos individuos privilegiados. La base de la magia es la creencia en que todas las cosas están animadas por espíritus (animismo).

El mito, por otra parte, es una narración o leyenda sagrada y simbólica en la que se relatan acontecimientos importantes sobre los fenómenos naturales (por ejemplo, el origen y la existencia del cosmos) y sociales (el comportamiento humano, el matrimonio, una institución). El mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de seres sobrenaturales -los dioses- o excepcionales -los héroes-, ha tenido su



origen la realidad, por qué es como es y cuál es el lugar del individuo en ella.

El mito, además, permite justificar las acciones, los valores y las costumbres humanas y servirles de modelo. Lo narrado es aceptado por toda la sociedad basándose en la autoridad de la tradición.

El objetivo principal de los mitos es ofrecer una explicación total acerca del universo y el individuo.

Los mitos son un saber irracional. Sus explicaciones se basan en elementos sobrenaturales (la montaña mágica, el árbol sagrado, etc.)/ Tienen su origen en la actividad emocional e imaginativa del ser humano./ Recurren a representaciones simbólicas como, por ejemplo, dioses antropomórficos (divinidades con cualidades humanas que, en muchas ocasiones, presentan en su cuerpo parte de algún animal)./ Hacen posible que el hombre construya la imagen de su propio mundo por medio del denominado razonamiento por analogía.

Fases en la explicación mitológica

A lo largo de la historia humana se han sucedido tres fases en las explicaciones de carácter mitológico:

 1.- Fetichismo o animismo: se atribuye a los objetos materiales (ídolos) una vida esencialmente análoga a la humana, pero más poderosa.

 2.- Politeísmo: la explicación última está en diversos seres sobrenaturales (dioses), que son superiores a los hombres y se muestran capaces de influir sobre el mundo.

 3.- Monoteísmo: todos los fenómenos dependen de la voluntad omnipotente de un solo ser sobrenatural (dios).

El paso de una fase a otra supuso un progreso en el tipo de cosmogonía, ya que se tiende a reducir el número de causas, principios o leyes y, cuanto menor es el número de causas, mejor y más aceptable es una explicación.

1.2.- Origen y naturaleza del saber racional

De la arbitrariedad del mito a la necesidad del logos (palabra griega que alude: a) al orden -ley- que rige



la realidad/b)a la razon humana que intenta desvelar y descubrir este orden oculto/c) a la palabra, con la que la mente humana expresa el pensamiento, desde sus emociones hasta una ley científica).

En Grecia, en torno al siglo VI a.C., las narraciones mitológicas poco a poco dejan de servir como modelo explicativo. Como todos los fenómenos naturales dependían de la voluntad antojadiza de los dioses, todo era imprevisible, arbitrario y contingente (que puede suceder o no/referido a un ser que puede ser o no). Esto hacía imposible que se pudieran conocer las regularidades que rigen la naturaleza (lo que posteriormente se convertirá en el objetivo de las leyes científicas).

Los antiguos griegos tenían muy arraigada la idea del destino, esto es, la creencia en una potencia misteriosa que regía el universo y que dominaba incluso a los dioses. Se trataba de una creencia irracional, que poco a poco dará paso a la idea de necesidad, esto es, a la convicción de que las cosas suceden cuándo y como tienen que suceder y que, por tanto, se pueden conocer y predecir.

Surge así el deseo de explicar la realidad natural con el solo uso de la razón, recurriendo exclusivamente a fenómenos también naturales y comprensibles para el ser humano. Es decir, buscando un tipo de explicación racional e inmanente ( principio o causa cuya acción está dentro de la experiencia, de la naturaleza.).

La razón humana se pregunta por lo que las cosas son (su esencia) y lo que las produce (su causa). En realidad, hay algo permanente y constante (sustancia) a pesar de los cambios que muestran los sentidos.

Por otra parte, y a diferencia de la magia, el saber racional permite explicar un fenómeno A por medio de otro fenómeno B, y del mismo modo poder llegar a B desde A. Esto es lo que se denomina método. Una explicación pre-racional no proporciona ningún modo de llegar desde un fenómeno natural hasta otro sobrenatural, por lo que la explicación resulta arbitraria.



1.3.- Los sentidos y la razón

El saber racional se sirve de dos herramientas o facultades de conocimiento: los sentidos (o percepción sensible) y la razón.

- Los sentidos realizan la observación inmediata de la realidad

- La razón comprende e interpreta los datos aportados por los sentidos y es capaz de deducir una relación entre dos fenómenos considerados causa y efecto, es decir, de predecir las consecuencias.

Ahora bien, uno de los grandes problemas filosóficos es la relación entre el conocimiento sensible y el conocimiento racional: nos vemos obligados a conocer las cosas, en primer lugar, a través de los sentidos, pero estos, subjetivos y limitados, nos muestran una realidad cambiante, variable, múltiple, y, normalmente, aparente. Por ello, la razón humana tiene ante sí el reto de captar lo que hay detrás, lo que los griegos llamaron lo permanente, la unidad, la esencia.

En definitiva, es importante saber que no conocemos las cosas tal como son en sí mismas, sino como se nos aparecen.

 2.- Los grandes interrogantes filosóficos a través de su historia

- Etapa cosmológica: En su primera etapa, el tema central es la naturaleza, considerada como un gran organismo vivo, cuyos cambios se producen desde dentro, no de forma sobrenatural, y regidos por un orden constante y regular que la razón humana debe descubrir y plasmar en leyes. Este orden considera la naturaleza como algo perfecto, por lo que tiene que haber un principio, origen y causa del que surge toda la realidad. Aparecen así los primeros interrogantes filosóficos.

De esta forma, el nacimiento de la filosofía se caracteriza:

  - Por ir más allá de los datos sensibles, de las apariencias, con el fin de llegar a una unidad universal.

  - Por el objeto de investigación, que se centra en la naturaleza, de la que el hombre es un elemento más en tanto que naturaleza humana.



tanto que naturaleza humana.

- Giro antropológico: Hacia el s.V a.C., el ser humano se convierte en el principal tema de reflexión. Durante el llamado "siglo de Pericles", se consolida la vida social y política y, con ella, una visión filosófica centrada en el conocimiento de la naturaleza humana desde el plano de la psicología, la ética y la política.

A partir del estudio del ser humano en cuanto a tal, la filosofía se orienta hacia cuestiones prácticas. Teniendo en cuenta su doble dimensión, como virtudes morales que han de regir el comportamiento privado, de las que se deducirán las virtudes exigibles como ciudadano en la vida pública. Se considera que la ética y la política se implican mutuamente, porque si los ciudadanos son virtuosos, se puede lograr una sociedad justa en la que el individuo pueda alcanzar la felicidad.

Así, de la preocupación por descubrir las leyes naturales, se evoluciona hacia el planteamiento de la naturaleza de la ley política, incuestionable e intocable, dado que es "expresion de la voluntad de los ciudadanos" y, por lo tanto, prevaleciente sobre el individuo y las instituciones. El nómos de la ciudad es garantía de la libertad individual y regula la actividad política desde dentro, no viene impuesta desde fuera por los dioses míticos. En definitiva, se buscaba una base racional de una nueva sociedad en la que imperase la justicia.

Pensadores como Platón y Aristóteles van más allá al plantearse por primera vez lo que conocemos por sistema filosófico, esto es, un conjunto de teorías que abarcan casi todos los aspectos de la realidad, interrelacionadas entre sí y que, unidas por una coherencia interna, pretenden dar una visión de toda la realidad y no solo de una parte específica.

Los sistema platónico y aristotélico son los que mayor influencia han tenido hasta hoy en la filosofía, ciencia y teología.

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  • El pensamiento cristiano: razón y fe

A partir del Siglo I y hasta finales del siglo XIV, surge y se afianza en Europa el pensamiento cristiano medieval. Tras la caída del Imperio romano de Occidente, Europa queda dividida en diversos reinos y la Iglesia se convierte en el único elemento cultural que los unifica, imponiendo, a la vez, su autoridad intelectual.

El cristianismo se desarrolla en las mismas áreas geográficas y culturales de la filosofía grecorromana, por lo que se establece entre ambos una relación, primero de oposición y finalmente de síntesis, que acaba dando lugar a la filosofía cristiana. De estas dos formas opuestas de interpretación, fue el cristianismo el que generó un cambio esencial de planteamiento de la realidad.

El cristianismo, en tanto que religión, se basa en un conjunto de creencias y verdades sobrenaturales cuyo origen es la revelación de Dios. La principal herramienta de conocimiento es la fe, gracias a la cual se debe alcanzar la verdad indiscutible, universal, eterna. Además, su principal objetivo es la salvación, el destino trascendente del ser humano. Las relaciones entre la religión y la filosofía, la fe y la razón, son, pues, uno de los interrogantes fundamentales de este período, dada la dificultad de conciliar dos visiones tan distintas.

Respecto a los contenidos, a la forma de explicar la realidad y el ser humano, el punto de partida ya constituía un cambio radical: la creación del mundo a partir de la nada, dos conceptos extraños en el mundo griego, donde era impensable que algo surgiera de la nada. A partir de aquí, la concepción del ser humano y la sociedad es muy diferente.

La cosmovisión medieval, el teocentrismo (poner en el centro a Dios), sitúa a Dios, el Supremo Creador, como el Ser omnipotente, necesario y causa única del orden del universo. Por contraposición, los seres creados son contingentes y finitos. El hombre ocupa un lugar especial, hecho a imagen de Dios, su alma es inmortal y el cuerpo resucitará al final de los tiempos. De esta metafísica creacionista surge un nuevo concepto de persona, libre y responsable de sus actos, frente al



determinismo griego, y una nueva forma de explicar la realidad: si para el griego, esta es cíclica, para el cristianismo es lineal, el mundo tendrá un fin, lo cual da un nuevo sentido a la existencia.

2.2.- El período gnoseológico

A partir del S.XV, se da en Europa un proceso de transformación histórica, social y cultural que desembocará en lo que se conoce pro Modernidad.

El pensamiento moderno surge en abierto enfrentamiento con la cultura religiosa medieval y cambia radicalmente la actitud ante la realidad y la forma de comprender la relación del hombre con la misma.

La primera reacción crítica viene de la mano del Renacimiento (SS. XV-XVI), durante el cual surge un amplio movimiento cultural conocido como Humanismo. Los críticos pensadores humanistas, recuperando a los autores clásicos, sustituyen el teocentrismo por una visión antropocéntrica y naturalista de la realidad, volviendo el ser humano, ahora protagonista de su destino, a ser el punto de referencia de sus investigaciones. Se inicia con ello el largo camino que condujo a la independencia de la razón respecto de cualquier autoridad externa como al fe o la tradición.

Pero si algo tendrá repercusión en la historia de la filosofía será la Revolución científica de los siglos XVI y XVII, que supuso la definitiva ruptura con la cosmovisión greco-medieval. La nueva ciencia aportó una imagen del universo opuesta a la medieval, apoyándose en la recuperación de pensadores griegos como Pitágoras, Arquímedes o Euclides.

La nueva ciencia renacentista pretende formular mediante leyes aquello que la razón matemática nos dice que es real, aunque los sentidos nos muestren lo contrario. Ello devolvía la razón al lugar y la autonomía perdida durante la Edad Media, y también abría la puerta al debate sobre el alcance del conocimiento humano.

A esta problemática se unirá el hecho de que la nueva forma de concebir la ciencia inicia el camino de



separaciones entre la filosofía y la ciencia, indisolublemente unidas desde los griegos. Ello implicará un nuevo interrogante para los pensadores modernos: ¿puede la filosofía ser ciencia?, y en caso negativo, ¿cuál es su nuevo lugar? Se abre así un nuevo período de la filosofía.

 - La Modernidad

  • El racionalismo de Descartes. Iniciador de la Modernidad, defiende una confianza total en las posibilidades de la razón, a la vez que un desprecio hacia los sentidos. A partir de una serie de ideas innatas y tomando como modelo la deducción matemática, la razón puede, por sí sola, sin recurrir a la experiencia, descubrir todo el entramado de la realidad. De aquí se deriva la concepción de la filosofía como saber capaz de alcanzar certezas indudables de todas las esferas de lo real. Sin embargo, este exceso de confianza les conduce a una actitud dogmática.
  • El empirismo inglés. Frente al racionalismo, el empirismo afirma que el origen y el valor del conocimiento dependen de los datos de la experiencia percibida a través de las sensaciones. La razón solo puede funcionar a partir de los datos que le aportan los sentidos; ahora bien, estos son limitados y subjetivos. Con esta tesis, el conocimiento humano pierde la consideración de absolutamente verdadero para convertirse en meramente probable, lo que les conducirá al esceptismo (incredulidad).
  • El idealismo trascendental de Kant. Supera las posturas anteriores al dar la más completa explicación del conocimiento. Este solo puede partir de la experiencia dada a los sentidos, como afirmaba el empirismo, si bien no todo procede de ella. Nuestra mente posee una forma específica de captar la realidad que condiciona todo aquello que conocemos. El resultado es que no conocemos las cosas como son en sí mismas, sino determinadas, condicionadas, por nuestra mente.

- El período humanista

A lo largo de los siglos XIX y XX se extiende lo que se conoce por filosofía contemporánea.



Se puede considerar que, con Kant, termina otra etapa de la filosofía, dado que con la profunda huella que dejó su crítica, la pretensión de que la razón puede descifrar toda la realidad entra en crisis.

A partir de él, la reflexión filosófica se ha caracterizado por la multiplicidad de escuelas e intereses que tienen en común la línea kantiana, bien por la influencia que de él reciben o bien porque se oponen.

En cualquier caso, el tema central, a pesar de la disparidad de enfoques, es el ser humano y su sociedad. A este interés han contribuido las especiales circunstancias históricas, políticas y culturales de los S. XIX y XX, en los que se desarrolla la filosofía contemporánea: las crisis de los sistemas políticos, las revoluciones sociales e industriales, las dos guerras mundiales, el avance espectacular de las ciencias clásicas, la técnica y el surgimiento de las ciencias humanas y sociales.

El pensamiento contemporáneo, por otra parte, ha demostrado una vieja idea renacentista: que todos los saberes, ya sean las ciencias naturales, la física, las matemáticas o las ciencias humanas y sociales, se encuentran muy relacionados y son interdependientes entre sí y, a su vez, con el saber filosófico.

3.- Qué es filosofía

El filósofo español Ortega y Gasset afirmaba que la filosofía es una pasión que compromete a todo el hombre, dado que necesariamente forma parte de la mente humana. A esta no le bastan las explicaciones parciales, sino que necesita una explicación última, es decir, una explicación más allá de la cual no se puede llegar.

Para responder a esta desorientación humana, desde su origen, la filosofía se constituye como un saber que, mediante el uso de la razón, se interroga por la totalidad de las cosas, buscando sus causas últimas, las grandes cuestiones que preocupan al ser humano. En resumen, la filosofía intenta dar respuesta a la más genuina necesidad humana, saber la verdad.



3.1.- Características de la filosofía

La reflexión filosófica ha variado a lo largo de la historia. Sin embargo, todos los planteamientos tienen en común las siguientes características:

  • Se trata de un saber que se pregunta acerca de la totalidad de lo real; su campo de estudio es, pues, el más universal. La filosofía se interroga por todo lo que el ser humano es capaz de pensar y racionalizar, sentir, imaginar, o construir. En definitiva, se interesa por toda la experiencia humana. Esta es la principal diferencia con las ciencias particulares, dado que estas estudian únicamente un campo determinado y parcial de la realidad, problemas concretos. Aunque, como veremos, ambos tipos de saber se necesitan y se enriquecen mutuamente. La filosofía debe partir de datos contrastados por la ciencia y esta no debe perder de vista el marco general en el que se encuentran los problemas concretos que estudia.
  • La filosofía es un saber radical, en cuanto que pretende llegar a los principios explicativos últimos de la realidad, el sentido, el porqué y no solo el cómo. Se trata de una cuestión radical, pregunta nada más y nada menos que pro el origen, el principio último. Igualmente, cumple el requisito de universalidad, dado que cuestiona cuál es la causa de toda la realidad.
  • Es un saber racional: nació con el objetivo de comprender e interpretar racionalmente la realidad y, en este sentido, debe argumentar, es decir, presentar razones de forma estructurada, justificar, aportar afirmaciones coherentes, objetivas y libres de contradicción. La racionalidad filosófica no se limita a dar explicaciones teóricas, sino que tiene también una dimensión práctica: aprender a vivir.
  • Es un saber crítico: la filosofía siempre ha puesto un replanteamiento de los conocimientos tradicionalmente admitidos, nunca acepta lo establecido, simplemente porque así ha sido siempre. Por ello, se enfrenta a las posturas dogmáticas, que son aquellas que sostienen verdades inamovibles que no admiten discusión. Por otra parte, criticar no debe tener una connotación negativa. Recordemos que la palabra criticar significa analizar, dividir y distinguir en


un problema los diferentes elementos que lo componen, es decir, separar el grano de la paja, discernir, relacionar los elementos del problema entre sí, sintetizar y, finalmente, juzgar, llegar a una conclusión.

4.- Las funciones de la filosofía

Llegados a ese punto del tema, quizás podamos responder a la pregunta ¿Para qué sirve la filosofía? Veamos:

  • La filosofía aspira al conocimiento de lo más universal. En este sentido, puede ir más allá de los límites especializados de cada ciencia, de cada saber concreto. Esto le permite dar una cierta unidad a todo el cuerpo del conocimiento. Por tanto, tiene un papel fundamental en lo que hoy llamamos interdisciplinariedad.
  • En su diálogo con el resto de las ciencias, cuestiona, analiza y valora los conceptos y métodos de otros saberes, intenta delimitar qué es la verdad en cada campo del conocimiento o qué método es el más adecuado para llegar hasta ella.
  • En tanto que saber crítico, nos aleja del dogmatismo, de los prejuicios, de los sofismas, de las valoraciones infundadas. La filosofía es, casi siempre, una crítica de la cultura de su tiempo, lo cual, por un lado, nos permite comprender el mundo en que vivimos pero, además puede impulsar la transformación de la sociedad.
  • Nos enseña a razonar correctamente, a saber pensar, a ir más allá del pensamiento concreto, cotidiano y meramente práctico porque, recordemos, el ser humano necesita ir más allá de lo que ve, y para ello hay que utilizar el pensamiento abstracto.
  • En su dimensión práctica, orienta la conducta humana tanto en el ámbito privado de lo moral, como en el de lo sociopolítico.
  • Pero, la función más definitoria de la filosofía es que se ocupa de aquellos problemas últimos que escapan a la ciencia: la persona, el sentido de la existencia, la libertad, la vida y la muerte o el universo en sí mismo, entre otros.

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