Patrimonio

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Afortunadamente se conocen los nombres de varios de sus ilustradores.
Por ahora, el más antiguo conservado con ilustraciones se remonta al último cuarto del siglo IX. Se trata de un ejemplar que se encuentra en el Monasterio de Santo Domingo de Silos, del que tan sólo se conserva una hoja, la que representa el Altar de los Mártires.
Realizados en el scriptorium del desaparecido Monasterio de San Salvador de Tábara  han llegado tres ejemplares hasta nuestros días. Uno es el Beato de la Biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York, que fue iluminado por Magio; y consta de 299 hojas, con 89 ilustraciones. Comenzado por Magio, pero terminado por su discípulo Emeterio, ambos miniaron el denominado Beato de Tábara del Archivo Histórico Nacional de Madrid, que contiene 168 hojas, pero solamente 9 miniaturas. Realizado por Emeterio, con la ayuda de la monja Ende, terminó el Beato de la Catedral de Gerona, que cuenta con 568 hojas y 114 miniaturas, que representan muchos monstruos fabulosos.
El Beato de la Universidad de Valladolid fue realizado por Oveco en tres meses, en el scriptorium del desaparecido Monasterio de Valvacado, cerca de Saldaña. Consta de 230 páginas y 87 ilustraciones.
Perteneciente a una época avanzada, que anuncia el lenguaje románico, se halla el Beato de Fernando I y doña Sancha de la Biblioteca Nacional de Madrid. Fue copiado por Facundo, probablemente en un scriptorium regio de León. Está compuesto por 312 folios, lo que equivale a 624 páginas, a dos columnas; y cuenta con 98 miniaturas de una calidad excepcional.
ARTES DEL METAL: Los artistas mozárabes también destacaron en la elaboración de objetos de metal, como se puede apreciar en la Arqueta de plata y ágatas del Museo Arqueológico Nacional de Madrid de la primera mitad del Siglo X, que sigue un modelo anterior del prerrománico asturiano.
La Cruz patada del Museo de León, procedente de la iglesia de Santiago de la localidad berciana de Peñalba de Santiago, que fue ofrecida por el rey Ramiro II en el año 940, está realizada en latón y piedras semipreciosas, sobre alma de madera; colgando del brazo transversal presenta las letras griegas alfa y omega, en alusión a Cristo, como principio y fin de todas las cosas.
El Cáliz de plata del Monasterio de Santo Domingo de Silos es obra de mediados del Siglo XI. Probablemente fue realizado en el taller de dicho monasterio. Es de plata, en parte dorada y en parte afiligranada, que muestra varios arcos de herradura en la copa y en el pie, como elemento característico del arte mozárabe.

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