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U.D. 1: ¿Qué es la Biblia?

La Biblia consta de 73 libros que se distribuyen entre el Antiguo (46) y el Nuevo (27) Testamento. Para su composición se han utilizado diversas formas de expresión, que se denominan géneros literarios. La Biblia es el libro del Pueblo de Dios; por eso, sólo en el seno de este pueblo puede descubrirse todo su mensaje de salvación.


U.D. 2: Israel, Pueblo de Dios.

La identidad de Israel procede de su pretensión de ser el pueblo elegido de Dios, con el que Dios ha hecho una alianza. Sus condicionamientos geográficos, sus acontecimientos históricos y sus expresiones culturales, serán interpretados, vividos y configurados desde esta identidad singular.


U.D. 3: Antiguo Testamento: Origen y Formación.

Podemos afirmar que los 46 libros que forman el AT son muy distintos, tanto en su contenido, como en su composición y en la forma como se escribieron. Den entre todos ellos, destacamos, por su utilización litúrgica y las referencias que aparecen en el NT, los siguientes libros: Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Salmos, Isaías, Jeremías y Ezequiel.


U.D. 4: Dios Creador.

Los dos relatos del Génesis que narran la creación confiesa que Dios es el origen de todo lo que existe. Además, el hombre aparece como una criatura singular, creada a imagen y semejanza de Dios, con una dignidad que procede de su especial relación con su creador.


U.D. 5: El misterio del mal, del dolor y de la muerte.

El hombre ha pervertido sus relaciones con los demás, con el mundo, consigo mismo, con Dios. Esta situación, que provoca dolor, enfermedad, culpa y muerte, no es definitiva; es más fuerte la voluntad salvadora de Dios, que actúa a través de Jesucristo, el Hombre Nuevo.

U.D. 6: La Promesa, el Éxodo y la Alianza.

Estos tres acontecimientos nos revelan a Dios como alguien que se preocupa y cuida de su pueblo, al que llama, libera y con el que establece una Alianza. Este pueblo debe responder al compromiso de su Dios siendo fiel a los diez mandamientos que recibió, en los que encontrará la libertad que su Dios quiere para él.


U.D. 7: Los profetas, los sabios y los salmos.

Podemos afirmar que el profeta es una persona llamada por Dios para proclamar su Palabra. El sabio, por su parte, es quien, reflexionando y meditando la Palabra de Dios, propone consejos prácticos para la vida cotidiana. Para terminar, debemos recordar que el libro de los salmos es, fundamentalmente, un libro de oración para el pueblo de Dios.



U.D. 8: Nuevo Testamento: origen y formación.

Los escritos que forman el NT son muy diferentes en extensión, contenido, intereses, etc. Sin embargo, en todos ellos se proclama la confesión de fe de la primitiva comunidad: Jesús de Nazaret, el Cristo, ha resucitado.


U.D. 9: Israel en tiempos de Jesús.

En tiempos de Jesús, la gran mayoría de los habitantes de Palestina, región del Imperio Romano, malviven. Su centro religioso, cultural y económico es el templo de Jerusalén, desde donde el Sumo Sacerdote ejerce un poder político tutelado por el Imperio. Existen diversos grupos que interpretan la Ley y los Profetas según sus propios intereses.


U.D. 10: La persona de Jesucristo.

En todos lo relatos evangélicos de la vide de Jesús nos sale hoy al encuentro el Señor mismo, mediante el Espíritu Santo. El cristiano, al interiorizar la fuerza salvadora de los misterios de la vida de Cristo, plasma en su vida el modo de ser y obrar de Jesús.


U.D. 11: El anuncio del Reino de Dios.

En la persona de Jesús ha entrado en nuestra historia el Reino de Dios que alcanzará un día su plenitud. El anuncio de la llegada del Reino es un mensaje de alegría que se concreta en acciones que expresan la salvación.


U.D. 12: La acogida del Reino: la conversión.

La conversión al Reino de Dios que Jesús anuncia provoca una nueva relación con Dios, con los hombres y con las cosas. En esta nueva relación, Dios se descubre como Padre, el otro se convierte en hermano, y se valoran de forma nueva las propiedades personales.


U.D. 13: La muerte de Jesús.

Jesús podía prever una muerte violenta, pero puso su vida al servicio de su misión, de la voluntad de su Padre. En la muerte de Jesús podemos rastrear el amor sin fondo de Dios, que entrega a su hijo por nosotros y la unión de Jesucristo a todo hombre desde la cruz, donde recapitula en sí a toda la especie humana y la reúne con Dios.


U.D. 14: La Resurrección de Jesús.

Al resucitar a Jesús, Dios lo ha exaltado desde la más extrema humillación hasta su participación en el ejercicio del poder de Dios, llevando así a plenitud toda su entrega en amor y servicio. Por ello, la persona, el mensaje y la conducta de Jesús constituirán la norma viva por la que el Señor juzgará a los hombres.

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