La Época de René Descartes: Contexto Histórico, Cultural y Filosófico del Siglo XVII
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Contexto Histórico de René Descartes (Siglo XVII)
El contexto histórico de Descartes se corresponde con el descrito en la obra de Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. René Descartes (1596-1650) es un filósofo del siglo XVII. El contexto histórico en el que fue escrito el Discurso del Método es el Siglo de Oro francés.
La Monarquía Absoluta y la Crisis Política
Políticamente, Francia, al igual que el resto de las grandes naciones europeas de la época, se organiza como una monarquía absoluta, que llegará a su apogeo con Luis XIV y la identificación entre el monarca y el Estado.
El siglo XVII es también un periodo de crisis en Europa: la consolidación de los Estados modernos, sus afanes imperialistas y la lucha por la hegemonía entre Francia, España, Holanda e Inglaterra, provocan grandes enfrentamientos entre ellos. Una buena parte de la vida de Descartes coincidió con la Guerra de los Treinta Años entre los Estados católicos y protestantes del Imperio Alemán. De hecho, el capítulo segundo del Discurso del Método se ubica en Alemania, donde el propio Descartes afirma que había ido movido por el “deseo de conocer las guerras”.
Desarrollo Socioeconómico: Burguesía y Mercantilismo
Desde el punto de vista socioeconómico, en el siglo XVII se produjo un fuerte desarrollo de la burguesía vinculada al capitalismo mercantilista, favorecido a su vez por la expansión del comercio marítimo y colonial.
Contexto Cultural: El Barroco y la Búsqueda de la Razón
Si desde el punto de vista histórico el tiempo de Descartes es el siglo XVII, desde el punto de vista cultural su tiempo es el Barroco. Esta es una época cuyo tono general es pesimista. A este pesimismo contribuye en gran medida la confrontación teológica entre católicos y protestantes de la que hemos hablado antes y en la que Descartes participó.
La Desviación hacia la Ciencia
Sobre esta cuestión opina Bertrand Russell en su Historia de la Filosofía Occidental que el cansancio intelectual que esta interminable guerra provocó, tuvo el efecto de desviar la atención de las mentes más brillantes (entre ellas la de Descartes) hacia temas no religiosos, especialmente la ciencia y las matemáticas, afirmación esta que puede considerarse acertada en el caso de Descartes.
La Influencia de la Imprenta y el Idioma Nacional
Otro rasgo cultural interesante de esta época es la invención y desarrollo de la imprenta. Este invento permite, entre otras cosas, que el ámbito de la cultura salga fuera de los círculos eclesiásticos (monasterios, catedrales) haciéndose accesible a personas ajenas a la religión. De ahí también que el latín comience a no ser la lengua culta en exclusiva y se publiquen muchos libros en las lenguas nacionales. De hecho, el texto que estamos comentando fue una de las primeras obras escritas en francés.
Descartes, Galileo y el Miedo a la Censura
Un hecho tuvo singular importancia en la vida intelectual de Descartes: su conocimiento de la condena de Galileo por el tribunal de la Inquisición en Roma. Descartes tuvo miedo de que algunas de sus ideas pudiesen ser objeto de un juicio parecido y, por ello, decidió no publicar su Tratado del Mundo.
Solo unos años más tarde, en 1637, publicó una parte de su obra científica: Dióptrica, Meteoros y Geometría, precedida, como introducción metodológica, por el Discurso del Método.
Es probablemente el miedo que tiene a la censura el que le hace publicar esta obra de forma anónima, aclarando insistentemente en el capítulo segundo que sus intenciones no son otras que las de reformar su propio conocimiento y que desaconseja a todo el mundo que haga lo mismo. Además, en la cuarta parte, destacará la importancia de Dios como garante de cualquier conocimiento. Sin duda, lo contrario podría haber sido entendido como una llamada a una especie de revolución absolutamente inaceptable para las autoridades de la época.
Todas estas “precauciones” le sirvieron de poco. En 1643 el Consejo de la Universidad de Utrecht condena a Descartes por ateísmo, después será acusado de pelagianismo, y tras su muerte algunas de sus principales obras serán condenadas por la Iglesia.