La España del Siglo XVII: Monarquía, Validos y Grandes Crisis
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Los Austrias del Siglo XVII: Gobierno de Validos y Conflictos Internos
Durante el siglo XVII, la monarquía hispánica estuvo bajo el reinado de Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Estos monarcas se apoyaron en figuras conocidas como validos, quienes dirigían la política del reino. Entre los más destacados se encuentran el duque de Lerma (con Felipe III) y el conde-duque de Olivares (con Felipe IV). Este sistema de gobierno, que a menudo prescindía de los consejos tradicionales, generó un considerable distanciamiento entre el rey y sus vasallos.
La gestión de los validos y las presiones de la Corona provocaron una serie de revueltas internas. En 1643, tras la destitución de Olivares, se produjeron tumultos significativos en la Corona de Aragón y en Valencia. Poco después, en 1647, un motín estalló en Palermo, seguido de una sublevación en Nápoles. Posteriormente, también se registraron disturbios en Andalucía.
A pesar de estas múltiples insurrecciones, la monarquía de los Austrias logró sobrevivir. De este periodo surgieron conceptos como el neoforalismo, un pacto implícito entre los reinos y la Corona para evitar enfrentamientos directos, y el neofeudalismo, que vio a la alta nobleza adquirir un mayor control sobre la monarquía. El sistema de gobierno de los validos llegó a su fin con el golpe de Estado de Juan José de Austria, quien fue sucedido en el poder por el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. En la última década del siglo, los disturbios sociales resurgieron con fuerza. Finalmente, Carlos II, sin descendencia directa, legó la Corona al nieto de Luis XIV de Francia, Felipe de Borbón, un evento que precipitó la devastadora Guerra de Sucesión Española (1701-1715).
La Crisis de 1640: Rebeliones y Secesiones en la Monarquía Hispánica
El reinado de Felipe IV estuvo marcado por la figura de su valido, el conde-duque de Olivares, quien implementó de forma autoritaria una serie de ambiciosas reformas fiscales. Su principal objetivo era incrementar drásticamente los ingresos de la Corona para financiar la costosa política bélica en Europa. Para ello, Olivares intentó que los reinos no castellanos aumentaran significativamente sus contribuciones económicas y militares.
En este contexto, Olivares presentó la Unión de Armas (1625), un proyecto que proponía la creación de un ejército común, financiado y mantenido por cada reino en proporción a sus recursos demográficos y económicos. Sin embargo, la imposición de estas medidas, sumada a la participación de España en la Guerra de los Treinta Años y la guerra directa con Francia a partir de 1635, actuó como detonante de graves conflictos internos.
Principales Focos de Rebelión:
- Cataluña (1640): La guerra con Francia y la presencia de tropas castellanas en Cataluña provocaron la rebelión de campesinos en Gerona en 1640. A estos se unieron los segadors (segadores), quienes se apoderaron de Barcelona en los violentos sucesos del Corpus de Sangre. La secesión catalana se prolongó durante años, hasta que Felipe IV logró entrar en la ciudad y poner fin a la revuelta.
- Portugal (1640): El ejemplo de Cataluña alentó a Portugal a rebelarse. Liderados por el duque de Braganza, los portugueses se sentían desprotegidos por la Corona española y buscaban restaurar su independencia. La guerra por la independencia de Portugal se prolongó hasta 1668, año en que la Corona española finalmente reconoció la soberanía portuguesa.
- Andalucía (1641): En un intento de establecer un reino independiente, el duque de Medina Sidonia también se sublevó en Andalucía en 1641. Aunque esta revuelta fue sofocada con mayor rapidez, evidenció la fragilidad y las tensiones internas que asolaban la monarquía hispánica.