Explorando la Prehistoria y las Primeras Culturas de la Península Ibérica: Paleolítico, Neolítico y Colonizaciones Antiguas
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La Prehistoria en la Península Ibérica: Sociedad, Economía y Arte Rupestre
El Paleolítico: Cazadores-Recolectores y los Orígenes del Arte
La Prehistoria abarca desde el origen del hombre hasta la aparición de la escritura. Dentro de la Prehistoria encontramos dos grandes etapas: el Paleolítico y el Neolítico.
Durante el Paleolítico, existían pequeños grupos de cazadores-recolectores nómadas, que se establecían junto a los ríos, o en cuevas o campamentos al aire libre. Los primeros homininos peninsulares (Homo Antecessor, descubierto en el yacimiento de la Gran Dolina, en la Sierra de Atapuerca, Burgos) ya conocían el fuego y fabricaban herramientas de sílex y hueso. Los Homo Sapiens y Homo Neanderthalensis ya enterraban a sus muertos.
En el interior de las cuevas observamos ejemplos de pinturas rupestres: animales aislados, polícromos y de un gran realismo, aprovechando rugosidades de la roca para simular volúmenes. Se encuentran sobre todo en la cornisa cantábrica, en la que destacan las de Altamira.
El Neolítico: La Revolución Agrícola y el Sedentarismo
En el Neolítico se produjo la llamada “revolución neolítica”, al descubrirse la agricultura y la ganadería y aparecer, por tanto, el sedentarismo y los primeros poblados, así como la cerámica y las primeras divisiones sociales.
El arte rupestre neolítico se caracteriza por su esquematismo; las pinturas suelen ser monocromas y frecuentemente representan escenas de la vida cotidiana en las que aparecen animales y seres humanos. Se encuentran en abrigos rocosos o al aire libre, especialmente en la zona levantina.
Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas en la Península Ibérica
Antes de la llegada de Roma, la Península Ibérica fue hogar de diversas culturas y punto de encuentro para importantes civilizaciones colonizadoras.
Los Íberos: Urbanismo y Comercio
Los distintos grupos íberos (turdetanos, edetanos, etc.) vivían en poblados amurallados de fácil defensa, con casas de adobe y paja distribuidas en un plano rectangular. Su economía era agrícola, y también explotaban minas y desarrollaron una importante metalurgia. Comerciaban activamente con los pueblos colonizadores, lo que propició la acuñación de moneda propia, el desarrollo del urbanismo y la escritura.
Los Celtas: Cultura Tribal y Castros
Los pueblos indoeuropeos que penetraron por el norte al final del segundo milenio pertenecían al grupo cultural céltico. Tenían una economía agrícola y ganadera, con escasos intercambios comerciales. Los agricultores eran sedentarios y vivían en poblados (castros), situados en montículos, defendidos con fosos y murallas y con casas de planta circular. Los ganaderos practicaban un cierto nomadismo. Los pueblos celtas tenían una organización tribal y no conocían la escritura.
Los Fenicios: Pioneros del Comercio Mediterráneo
Eran un pueblo procedente del Mediterráneo que colonizó el sur de la Península en busca de su riqueza en cobre, plata y oro. Una de sus principales fundaciones fue Gadir (Cádiz).
Los Griegos: Enclaves Comerciales y Culturales
Fundaron enclaves como Emporion (Ampurias) y Mainake (Málaga), desde los que establecieron sendos contactos comerciales y culturales con los indígenas, estimulando el desarrollo de sus ciudades.
Los Cartagineses: De Comerciantes a Conquistadores
Llegaron a la Península primero como comerciantes y después como conquistadores, fundando colonias como Cartago Nova.
Tartessos: El Reino Mítico del Guadalquivir
Pueblo de origen mítico que dominaba la zona del Valle del Guadalquivir. Eran expertos en minería y grandes comerciantes, sobre todo con fenicios y griegos.