La venus del espejo

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La Venus del espejo" de Diego Velázquez. Pintura barroca española. 1648. The National Gallery of London. Óleo sobre lienzo. 122'5 x 177 cm. Género: es un cuadro mitológico: Venus recostada; tema iniciado por la pintura veneciana del siglo XVI (Venus dormida de Giorgione y Venus de Urbino o Venus recreándose con la música de Tiziano) pero que Velázquez aborda con prodigiosa naturalidad y originalidad. Tema: Recostada en unas ricas sábanas de color gris sobre un lecho protegido por una cortina carmesí, una mujer desnuda, de espaldas, se observa en un espejo, absorta en la contemplación de su propio rostro. El espejo es sostenido por un niño alado, desnudo, apoyado en la misma cama. Los personajes son resumiblemente Venus, diosa de la belleza, y su hijo Cupido, dios del amor. El espejo permite al espectador atisbar el rostro de la diosa que en un principio estaba oculto. Composición: el cuerpo femenino, en primer plano, atraviesa horizontalmente el cuadro. Desde el pie izquierdo de la Venus comienzan su recorrido líneas que siguen los contornos del cuerpo femenino y remarcan su sensualidad repitiendo sus curvas en los tejidos que le rodean; hacia la derecha, deslizándose por los pliegues de la colcha y los contornos del cuerpo recostado, y hacia arriba hasta alcanzar los bordes del cortinaje rojo. La figura del cupido cierra la composición verticalmente y la equilibra. El espacio contenido en el cuadro es reducido y aún lo parece más al cerrarse el fondo con el cortinaje -no hay escapatoria posible-, con esta manera de componer Velázquez ha acrecentado la sensación de intimidad y cercanía. Luz: cálida, luminosa, envuelve el cuerpo marfileño de la Venus en un dominio perfecto de la perspectiva aérea. Color: predominan el blanco, el negro y el rojo, aunque en una extraordinaria gama de matices. Apreciamos también algún toque de ocre y el rosa de la cinta. La gran mancha roja del cortinaje diferencia el fondo del cuadro con el espacio en el que se desarrolla la acción, y la sábana gris destaca el cuerpo nacarado de la diosa. Dibujo: los contornos son claros. La pincelada es nítida, suelta pero con poca mancha. Estilo: características propias del Barroco: composición con predominio de líneas diagonales y curvas; uso de un color predominante para dar unidad al cuadro; falta de claridad en el significado. Pero con el clasicismo de Velázquez (equilibrio de líneas, magistral uso del color, sutileza lumínica, pincelada delicada, original acercamiento al tema...) Significado: la interpretación del cuadro es compleja como corresponde al gusto barroco, así como a la manera en que el propio Velázquez aborda la pintura mitológica, humanizando el mito. En principio todo apunta a una escena de tocador de Venus, lo cual no es frecuente, ya que la diosa no solía ser representada en la intimidad. Pero ciertos elementos nos extrañan; en primer lugar la naturalidad es tal que nos parece contemplar, no a una diosa, sino a una mujer que permanece ajena a la intromisión del pintor-espectador. ¿Es el tema mitológico una excusa para hacer un desnudo femenino esquivando la férrea censura? Es una buena explicación hasta que descubrimos que la sensual belleza del cuerpo se contradice con la vulgaridad real del rostro, expuesta cruelmente por el espejo cuyo significado simbólico es dual: la Verdad y la Vanidad. Así, magistralmente, Velázquez nos vuelve a situar en el plano de lo simbólico. En este sentido, el modo en que Cupido sostiene el espejo, con las manos cruzadas y la cinta rosa sobre ellas, nos sugiere que se trata de un "prisionero voluntario" y simboliza la manera en que el Amor permanece junto a la Belleza. Amor, Belleza, Verdad, Vanidad... esta es la reflexión que se nos plantea. Influencia: la forma en que Velázquez aborda este tema clásico permitirá a pintores posteriores realizar desnudos con mayor libertad, sin las limitaciones temáticas que el autor barroco tuvo que esquivar; en el s. XVIII, Goya en La Maja desnuda pinta ya a una mujer, y Manet, en el s. XIX, muestra en Olimpia el desnudo franco de una prostituta. El pintor y su época: A pesar de la crisis económica y política, España en el s. XVII vive un periodo de esplendor cultural y artístico ("Siglo de Oro"). La clientela de los pintores son las iglesias y conventos, ya que los nobles y la Corte prefieren a artistas extranjeros. Por ello, la mayor parte de la producción artística es pintura religiosa contrarreformista, retratos y bodegones, siendo escaso el paisaje y casi inexistentes la pintura mitológica e histórica. Los desnudos eran encargos de coleccionistas (aristócratas y reyes) y requerían de una excusa temática para no ser considerados pecaminosos. Diego Velázquez (1599-1660) es el mejor pintor del Barroco en España y cumbre del arte universal. En su primera etapa sevillana, "tenebrista", realiza bodegones de gran realismo (La vieja friendo huevos y El aguador). Se traslada a Madrid en 1623 como pintor de cámara de Felipe IV. Realiza dos viajes a Italia (en 1629 y en 1648), dónde completa su formación. Pinta retratos del rey y su familia (Felipe IV, Conde-Duque de Olivares, Príncipe Baltasar Carlos), a caballo o de caza, y retratos de bufones (Niño de Vallecas). Su obra maestra es Las Meninas, retrato colectivo de la familia de Felipe IV. También pinta cuadros mitológicos (Los borrachos, La fragua de Vulcano, la Venus del Espejo, Las Hilanderas) e históricos (La rendición de Breda), así como paisajes (Villa Médicis), lo que significa una novedad en el panorama español.


Análisis y comentario del Cristo en Majestad de San Clemente de Tahúll. gotico . Análisis materialEsta pintura está realizada utilizando el temple como técnica y aplicándose sobre la pared. Esta técnica se denomina “al fresco”, puesto que hay que preparar el muro con un mortero y pintar antes de que éste se seque. Originariamente esta obra se realizó para el ábside de la iglesia de San Clemente de Tahúll, en la provincia de catalana de Lérida, pero posteriormente, para protegerla y evitar su deterioro, se trasladó al Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona, donde puede verse en la actualidad. Análisis formal Para su realización se utiliza un sistema llamado “de tintas planas”, consistente en marcar los contornos de las s iluetas con trazos gruesos y rellenar el interior de un color. El resultado es una pintura muy sintética, muy simple técnicamente, aunque consigue crear un gran efectismo y crear en los rasgos una gran expresividad. Sobresale en la configuración formal la rigidez de las líneas y el paralelismo de éstas, mostrando una fuerte influencia del arte bizantino y de las decoraciones miniadas, de las miniaturas, de los libros. Análisis significativo Representa la figura de Cristo, sentado sobre un círculo e inscrito en una mandorla, en un óvalo apuntado. Representan el dominio de Cristo sobre el cosmos y su vinculación al mundo espiritual. Aparece, por tanto, como Cristo en Majestad, bendiciendo con la mano derecha y sosteniendo en su mano izquierda un libro en el que puede leerse: “EGO SUM LUX MUNDI”, yo soy la luz del mundo. También dentro de la mandorla, a la altura de los hombros, pueden l eerse dos letras del alfabeto griego, la alfa y la omega que aluden a la frase de Cristo: “Yo soy la alfa y la omega, el principio y el fin”, puesto que ambas letras son la primera y la última del alfabeto griego. Rodeando la figura de Cristo aparecen inscritas en círculos las figuras de los cuatro evangelistas, el Tetramorfos, la representación de la visión del Apocalipsis como la vio San Juan: Un ángel, un toro, un león y un águila, que son los símbolos de San Mateo, San Lucas, San Marcos y San Juan quienes, con sus escritos, dieron testimoniode la vida y la divinidad de Jesús. Comentario La pintura románica tiene una finalidad primordialmente didáctica, para enseñar los principios fundamentales del Cristianismo y el carácter de divinidad t odopoderosa que tenía Dios, en unos momentos en las que tanto las fuerzas de la naturaleza como la vida y el destino de los seres humanos dependía exclusivamente de Él. El temor a esta suprema divinidad se refleja claramente en esta pintura de San Clemente de Tahúll, realizada en el siglo XII d.C., en el año 1123. Para realzar este carácter de omnipotencia divina se utiliza los recursos como la geometrización, la rigidez y el estatismo, la falta de movimientos, que acentúan la solemnidad y la Majestad de Dios.Los temas representados en la pintura mural románica son, además de Cristo en Majestad, el de la Epifanía, la adoración de los Reyes Magos, como el que se pintó para la iglesia de Santa María de Tahúll y que hoy conserva también el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona. Este tema desarrolla el aspecto superior de Cristo sobre los reyes, la supeditación del poder temporal al divino. La figura de la Virgen aparece como el trono de Cristo. Está sentada, con el Niño en sus piernas, puesto que el papel que le asigna en estos momentos es haber servido de sede, de trono o materia, para que Cristo naciese. Otros restos fundamentales de la pintura románica mural son los que decoran el Panteón Real de los reyes leoneses, en la iglesia de San Isidoro de León. Los temas que aparecen son religiosos, como el de la Anunciación de los ángeles a los pastores, o profanos, como la representación de los meses del año. La pintura románica tiene otro apartado f undamental en los frentes de altar. En este caso la pintura se ejecuta sobre tabla y los temas fundamentales son los de la vida de los santos a los que están dedicadas las iglesias. Una de las obras más conocidas es el frontal de San Quirce y santa Julita, del año 1100, conservada también en el Museo
Nacional de Arte de Cataluña.

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