Miguel Hernández: La Poesía Combatiente en la Guerra Civil Española
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La Poesía de Miguel Hernández: Un Giro Radical en la Guerra Civil Española
Con el estallido de la Guerra Civil Española, la poesía de Miguel Hernández da un giro radical hasta llegar a convertirse en una especie de paradigma, casi de mito. Su producción bélica se puede resumir en dos libros de poesía: Viento del Pueblo (1937) y El Hombre Acecha (1939), bastante diferentes entre sí.
En septiembre de 1936, Hernández se enrola como voluntario en el Quinto Regimiento del bando republicano, comenzando así su faceta de poeta-soldado. El 9 de marzo de 1937 se casa civilmente con Josefina Manresa, y el 9 de diciembre de 1937 nace su primer hijo, Manuel Ramón, mientras Hernández se encontraba en la batalla de Teruel.
Viento del Pueblo (1937): La Voz del Poeta-Soldado
Entre el verano de 1936 y 1937, el poeta fue componiendo su libro Viento del Pueblo, una obra en la que vemos a un escritor profundamente enraizado con el pueblo, que se hace eco de las inquietudes populares. Para Hernández, la poesía es esencia del pueblo y tiene su origen, su raíz, en la tierra misma.
Ha llegado el momento del poeta-soldado, del esposo-soldado, que se deja arrastrar por los acontecimientos bélicos y carga su poesía de imágenes llenas de dureza, de elementos metálicos, de armas, pero con una cierta esperanza de victoria. Solo así se podrá conseguir que triunfen los vientos del pueblo, los vientos de la libertad, representados por los campesinos, los obreros, los luchadores y, simbólicamente, por leones, toros o águilas, por una raza que se rebela contra los yugos.
Al mismo tiempo, lleva a cabo una renovación métrica, dando paso a poemas emblemáticos como:
- Elegía primera
- Canción del esposo soldado
- Sentado sobre los muertos
Sin duda alguna, Hernández ha sido el protagonista del poema El niño yuntero, y una especie de niño yuntero resulta ser su hijo, quien morirá a los diez meses de edad.
El Hombre Acecha (1939): El Pesimismo de la Derrota
Pero el 4 de enero de 1939 nace su segundo hijo, Manuel Miguel, el cual devolverá la ilusión a Miguel Hernández, quien se ve derrotado, algo que se verá reflejado en su libro El Hombre Acecha, una obra que se abre con una Canción primera: «Hoy el amor es muerte, y el hombre acecha al hombre».
Muertes sin sentido, violencia, crueldad y odio configuran diecinueve poemas de este libro; el tono es muy pesimista y negativo. Las cárceles, que constituyen un nuevo símbolo, van con sus fauces abiertas en busca de hombres y de pueblos. Los trenes circulan llenos de sangre y van derramando piernas, brazos y ojos, al tiempo que siembran rastros de amargura.
Y en medio de ese clima de muerte y podredumbre, Hernández invoca a otros poetas como:
- Aleixandre
- Neruda
- Alberti
...a llevar a las gentes un mensaje lleno de locura amorosa, de fe en el ser humano, de unidad, de comprensión, de solidaridad y de justicia. Tal vez así, se pueda hacer plena y definitiva realidad lo que el poeta desea para el inmediato futuro en Canción última, con la que se cierra el libro.
El Trágico Final: Prisión y Muerte
Pero, lamentablemente, Hernández no pudo ver cumplidos sus deseos. La guerra concluye con la derrota republicana, y el poeta es detenido el 4 de mayo de 1939 cuando se dirigía a la frontera portuguesa. Desde Huelva será conducido a la prisión de Torrijos, de la que sale en libertad el 17 de septiembre. Al decidir regresar a Orihuela, vuelve a ser detenido, comenzando así un periplo carcelario que concluirá con su fallecimiento en Alicante, el 28 de marzo de 1942.