Ferrocarriles

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canalizaciones: Es difícil evitar que una parte importante de la corriente abandone los carriles y por el suelo legue a las inmediaciones de las subestaciones y aborden otra vez el carril  (a lo que están obligadas porque el negativo de las subestaciones está conectado a los carriles, no a tierra). Estas corrientes vagabundas, cogen caminos de menos resistencia eléctrica como son, especialmente las canalizaciones metálicas (tuberías de agua o gas, envolturas de cables de telecomunicación). En los lugares donde estas corrientes salen de las canalizaciones para volver a penetrar en el suelo, es donde se manifiestan efectos destructores debidos a la corrosión electrolítica. Estos peligros se presentan en general en instalaciones de corriente continua, si se sobrepone a la c.c. la corriente alterna agrava los efectos producidos por ésta. Es decir, para una canalización paralela a la vía, las zonas vulnerables están en las cercanías de las subestaciones. Estos efectos pueden producirse incluso a distancias grandes del eje de la vía férrea, centenares de metros para un suelo medianamente conductor. Se puede reducir las corrientes vagabundas, aislando en todo lo posible los carriles del suelo, balasto limpio, asegurando una débil resistencia eléctrica del circuito de retorno. O también protegiendo las canalizaciones, bien directa (utilizando canalizaciones no metálicas), o indirecta: Saneamiento eléctrico: Consiste en realizar una conexión eléctrica entre la canalización y el carril. Con ellos ofrecemos a las corrientes vagabundas que han entrado en la canalización un camino que no es el contacto canalización-suelo. Este método tiene un inconveniente: es absolutamente necesario que la tensión del carril sea siempre negativa respecto al suelo, en el punto escogido; en caso contrario, tendríamos el riesgo que si cambiase la polaridad, por ejemplo, puesta fuera de servicio de la subestación, resultaría que introduciríamos en la canalización  una corriente que saldrá por otro sitio, con los correspondientes daños. Para evitar este riesgo, lo que se hace es equipar la conexión de salida de un dispositivo que no deje circular la corriente más que en un sentido. Es lo que se llama drenaje eléctrico polarizado. Extracción eléctrica: Se intercala entre la conducción y el carril una fuente  de energía eléctrica exterior que eleve la canalización a un potencial eléctrico adecuado respecto al medio que le rodea. Se evita así el riesgo de polarización inversa del drenaje eléctrico. Ese método puede, en ciertos casos, perturbar el funcionamiento de ciertos circuitos de vía. Por ello, cuando es aplicable el sistema que explicamos a continuación, se le prefiere a éste. Protección catódica: La protección catódica es un sistema análogo al anterior, pero la fuente de energía exterior está unida no a la vía, sino a una puesta a tierra, especial, que se corroe y, por tanto, debe ser de la naturaleza apropiada y verificada periódicamente. Es decir, unimos la canalización al borne negativo de una fuente de energía de c.c., el positivo a una masa metálica. La canalización se encuentra respecto al suelo que le rodea a un potencial negativo, por lo que su metal se encuentra protegido. Es la masa metálica conectada al polo positivo quien juega el papel de ánodo y soporta los efectos de la corrosión. La canalización toma el papel, que es el inofensivo, de cátodo; de ahí el nombre del sistema.

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