Origen mito don Juan

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Origen y mito de Don Juan

La figura de Don Juan creada por Tirso de Molina en el Burlador de Sevilla y recreada por José Zorrilla en el siglo XIX en su ‘Don Juan Tenorio’ ha sido una de las aportaciones más productivas de la literatura española en la cultura europea:

  • Una opera: en Don Giovanni de Mozart.
  • Un poema sinfónico de Richard Strauss.
  • El Don Juan de Molière o el de Lord Byron.

Son muestra suficiente de la influencia que este personaje ha tenido a lo largo del tiempo en los campos de la creación. El Don Juan, el Burlador, debía de existir ya en el imaginario popular antes de cobrar cuerpo literario y su pervivencia como mito se debe en realidad a un talante moralizador y caótico que pretende mantener dentro del orden establecido la vida y el pensamiento del pueblo.

Sus orígenes (del mito) y del convite a un muerto se han buscado insistentemente en leyendas, romances y tradiciones de diversos lugares. Se citan por ejemplo leyendas y tradiciones sevillanas como las de Vázquez de Leca, hombre valiente y arrogante que persigue a una mujer hasta la iglesia y, al arrancarle el velo que cubría su rostro, descubre una calavera; o la del licenciado de Miguel de Mañana, que contempla su propio entierro.

Lo que representa Don Juan es la ruptura absoluta de todas las normas y reglas preestablecidas. Ni la moral de la iglesia ni la justicia de los hombres tienen valor alguno, únicamente la vida como juego y disfrute tiene sentido. Ese es posiblemente uno de los sueños más antiguos del ser humano: una vida vivida en absoluta libertad, y esa es la mayor pesadilla imaginable para la rígida mentalidad de la España de la contrarreforma. El Burlador de Sevilla acaba trágicamente con un Don Juan abrasado por el fuego del infierno. El don Juan de Zorrilla muere tras arrepentirse redimido por amor. Su conducta ha sido errónea y es justamente castigada. Ese desenlace, curiosamente, ha sido olvidado en la trasposición del mito a la realidad: hoy ‘ser un Don Juan’ es un halago, el mayor elogio que se le puede hacer a un ‘macho’. Si un hombre recibe tal calificativo tenemos que entender que, en primer lugar, una de sus principales ocupaciones es la de seducir mujeres, y en segundo lugar, que además las mujeres caen literalmente rendidas a sus pies. Un par de versos conocidos por casi todo el mundo y esa idea básica del hombre capaz de seducir a cualquier mujer, incluyendo a una monja es todo lo que ha quedado del Don Juan. ¿Qué motivos han llevado a una simplificación tan radical de un personaje literario lleno en sus orígenes de matices y con tradiciones morales? Es cierto que es tradición el representar el Don Juan Tenorio de Zorrilla el 1 de noviembre, y que es seguramente una de las obras literarias que cualquier español conoce, al margen de su nivel cultural; sin embargo, la frivolización del mito ha hecho olvidar el transcendente retrato que Tirso de Molina hizo de la condición humana mediante este personaje contradictorio que, empujado por su absoluto egoísmo, enfrenta duramente la esencia del instinto con las creencias religiosas, normas de conducta y leyes, a menudo absurdas, con que el hombre civilizado ha intentado someter ese instinto a lo largo de los siglos.

El Galán y la Dama en la comedia barroca del siglo de Oro

En estas comedias, la trama a menudo desarrolla un conflicto amoroso entre los protagonistas, que casi siempre son un galán y una dama.

El Galán o pretendiente resume la entendidas moral, valentía y constancia en el amor. En el caso de ‘El Burlador’ de Tirso, Don Juan, no destaca por esta integridad sino por ser un personaje de palpable inmoralidad. Es una de las innovaciones de Tirso a la Comedia Nueva.

La Dama, joven, soltera o esposa, reúne las cualidades de belleza interior y exterior, actúa por amor al galán o esposo y en defensa del honor familiar, mostrándose si es preciso con iniciativa propia. El papel dramático de la mujer, no obstante, aparece subordinado al del amante

Temas de El Burlador

Distinguiremos entre temas reales y temas simbólicos.

· Temas reales:

            1º amonestaciones: de manera continua se advierte a Don Juan de su mal proceder. A las amonestaciones responde con la expresión: ‘¡Que lago me lo fiais!’.

            2º engaño: es natural a la obra porque es consustancial a Don Juan pero el burlador será, a su vez, engañado por la estatua del comendador. Don Gonzalo, padre de Doña Ana y a quien Don Juan había matado.

            3º promesas: Don Juan promete ser su esposo a Isabela, a Tisbea y Arminta. En correlación y contraste empeña también su palabra a la estatua del comendador a quien invita a cenar. Desgraciadamente para el Tenorio, esta será la única que cumpla.

· Temas simbólicos:

            1º el fuego: ese motivo cruza toda la obra:

  • El fuego del amor en boca de los diversos amantes.
  • El fuego de la pasión y del deshonor en el lamento de Tisbea.
  • Al final el simbólico ‘abrasarse en la justicia divina’ cuando el comendador le devuelve la invitación de la cena y Don Juan acude a la cita; al dar la mano a la estatua, es arrastrado a los fuegos del infierno.

2º la noche: los momentos culminantes de el burlador, amor y muerte, suceden en la noche: ‘Estas son las horas mías’, dirá el Tenorio.

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