Siglo XIX

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1.1. El crecimiento de las ciudades Las grandes capitales de Europa crecieron de forma espectacular. Este crecimiento acelerado se debió, a la emigración de una población campesina que se veía obligada a abandonar el campo a causa de las transformaciones económicas. Muchos de estos núcleos urbanos surgieron directamente a partir de la actividad industrial, las viviendas de los trabajadores se apretaban junto a las naves y los edificios industriales, creando barrios populares. La mayoría de los centros urbanos crecían a partir de antiguas ciudades, favorablemente emplazadas, con actividades y funciones tradicionales del mercado, puerto, capital administrativa o centro de comunicaciones.
1.2. La ciudad, reflejo de la desigualdad social La ocupación del centro urbano por la burguesía y de los suburbios por los sectores populares y obreros creó una serie de necesidades en las ciudades. Estas nuevas demandas fueron respondidas con una política de planificación urbanística. Los convecinos, en función del sector social al que pertenecían, estaban separados por todo (la localización del barrio, el tipo de vivienda, el nivel de vida, la forma de vestir y los hábitos culturales. Se iban desarrollando identidades sociales o de clase diferenciadas. La ciudad fue un escenario privilegiado para la confrontación social, política y cultural entre las clases acomodadas y la población asalariada.
1.3. Reformas y servicios urbanos Uno de los cambios más visibles en las ciudades fue la implantación de servicios públicos de agua, mercados, transportes urbanos, bancos, edificios públicos, teatro, etc.
2.1. La burguesía: un nuevo modo de vida Un nuevo estilo de vida, el de la burguesía ascendente en el poder y en la economía, dirigía las transformaciones urbanas. Esta clase social impuso un cambio de costumbres y la aparición de nuevos valores morales y sociales. La alta burguesía estaba compuesta por industriales y banqueros, grandes comerciantes y empresarios, etc. Las clases medias urbanas, formadas por propietarios de talleres y tiendas, o por empleados en las escalas intermedias de las Administración. Las clases acomodadas se relacionaban entre sí en una serie de espacios que definían la nueva sociedad burguesa.
2.2. El ámbito privado: la casa La casa era el dominio privado por excelencia, el fundamento de la familia y el pilar del orden social. Tanto el exterior como el interior de las casas eran símbolos del nivel social y de los logros adquiridos. La funcion de la casa era representar la riqueza de sus dueños.
2.3. El vestido y la ocultación del cuerpo El vestido , como la casa, era expresión de las convenciones y formalismos característicos de la vida burguesa, estaba concebido para ocultar el cuerpo y para marcar una clara diferenciación social con la apariencia externa de las clases populares, urbanas o campesinas. La burguesía hacía una gran ostentación de ropajes, dejando pocas zonas del cuerpo visibles. El vestido femenino era aún más complicado.
2.4. La educación La educación fue considerada por la sociedad burguesa como el mejor instrumento para reforzar la cohesión social de los nuevos ciudadanos. Se desarrollaron sistemas educativos que regulaban desde la enseñanza primaria hasta la universitaria. Se estableció una enseñanza primaria pública y gratuita.
2.5. El ocio y el deporte El desarrollo de la vida urbana vino acompañado de un redescubrimiento de la naturaleza. La práctica de los deportes también definió el ideal de vida burguesa durante el S.XIX.

3.1 La clase obrera El capitalismo industrial y su sistema de fábricas crearon una nueva clase de trabajadores, unidos por la condición común de disponer de una sola fuente de ingresos (el salario que recibían a cambio de su trabajo). La característica más determinandte para la clase obrera y trabajadora era la inseguridad.
3.2. Los barrios obreros En las zonas industriales resultaba conveniente que las viviendas estuvieran cerca de las fábricas. Así, surgieron los barrios obreros, que se extendían por los suburbios de las principales ciudades, crecían desordenadamente sin los servicios mínimos. Las colonias industriales en zonas alejadas de las ciudades, se trataba de barrios para los empleados de la empresa, edificados junto a las naves industriales.



3.3. El trabajo y el salario La jornada laboral fue disminuyendo a lo largo del S.XIX, durante los primeros años del S.XX, la principal reivindicación de las organizaciones de trabajadores ya era la jornada de 8h. de trabajo, 6días x semana. Mujeres y niños constituían buena parte de la mano de obra en las primeras etapas de la industrialización. Los salarios eran muy bajos y estaban muy ajustados para satisfacer las necesidades mínimas de los trabajadores (viviendas y comida). El trabajo infantil estaba mucho peor pagado , lo mismo que el de las mujeres.
3.4. La alimentación y el nivel de vida Las primeras etapas de la industrialización trajeron consigo una pésima calidad de vida para los nuevos trabajadores. A finales del S.XIX, su situación era más favorable, en parte debido al descenso de los precios agrícolas y también a las coquistas sociales. El alimento principal era la harina y la patata. El centro de ocio para los hombres era la taberna. Los trbajadores se lavaban más que los burgueses, sobre todo por necesidad.
4.1. Los orígenes del movimiento obrero Con la abolición de AR, campesinos y artesanos quedaron libres de cargas feudales y ataduras gremiales. Estos trabajadores comenzaron a acudir en número creciente a las fábricas y los empleos que ofrecía el desarrollo de las ciudades. La mano de obra era abundandte, por lo que las condiciones de contratación y el nivel de salarios eran desfavorables para los obreros. Surgieron así constantes motivos de conflicto social, lo cual favoreció la aparición de organizaciónes estables, con la finalidad de defender sus más mínimos derechos como trabjadores. La conflictividad social se orientó hacia la mejora de las condiciones laborales, la recucción del horario de trabajo y el aumento del salario y derechos políticos.
4.2. Las primeras asociaciones de trabajadores Al principio, estas organizaciones estaban prohibidas, pues se consideraba que iban en contra de la libertad de empresa y de contrato. El derecho de asociación y reunión fue una de las primeras reivindicaciones que plantearon los trabajadores, y GB fue el primer país en reconocer ese derecho, en 1824. Las primeras y más abundantes fueron las Sociedades de Socorros Mutuos, que tenían la finalidad de auxiliar a sus asociados en caso de accidente, enfermedad o muerte. El motor principal del asociacismo obrero fue la defensa colectiva de las condiciones salariales y laborales de un oficio, así como la reivindicación de la mejora de estas. La huelga solía ser el principal instrumento de presión. El término sindicato, de origen francés, designa desde finales del XIX la asociación de trabajadores fundada para la defensa de sus intereses.
4.3. Las primeras acciones obreras: el ludismo Ned Ludd, un legendario calcetero que, supuestamente, había sido el primero en romper el bastidor de su telar. De este personaje se derivó el nombre de ludismo, referido a las acciones organizadas por los trabajadores británicos que, entre 1779 y 1802, destruían las máquinas que les quitaban sus puestos de trabjajo. Una de las reacciones más características de los trabajadores fue la destrucción de las nuevas máquinas que los empresarios adquirían para mejorar la productividad de sus fábricas.
4.4. La lucha política: el cartismo El cartismo fue un importante movimiento de masas, cuyo auge se produjo entre 1838-48, y que se propuso conseguir derechos políticos para los trabajadores. La Asociación de Trabajadores de Londres, dirigida por el ebanista William Lovett, elaboró la Carta del Pueblo, en la que se reclamaban, el sufragio universal masculino, el establecimiento del voto secreto y la creación de distritos electorales iguales. El cartismo movilizó con éxito a la mayoría de los trbajadores y de las clases populares con un objetivo específicamente político: la democratización del Estado. El movimiento cartista se debilitó sin conseguir sus objetivos. Pero su existencia obligó al Estado británico a emprender la regulación de las relaciones laborales. El cartismo fue un hecho histórico de extraordinaria importancia, porque anticipó las acciones de reforma social que , a partir de las últimas décadas del S.XIX, iban a promover los partidos obreros desde los parlamentos o desde su participación en los gobiernos.

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