Unitarios y federales lengua

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Unitarios y federales
La elite letrada y los sectores económicamente poderosos de la sociedad porteña  conforman el grupo unitario, a favor de la subordinación de todos los niveles del go-  bierno a un poder central (radicado en Buenos Aires), el monopolio del puerto y el  usufructo de la aduana. Rivadavia, Julián Segundo de Agüero, Juan Cruz Varela, Este-
ban de Luca, entre otros, integraban este grupo. Los federales, por su parte, apoyan la asociación voluntaria o federación de poderes  regionales y la delegación de algunas de sus atribuciones para constituir el Estado o  poder central. Este grupo, de base social más amplia, está liderado por poderosos caudillos provinciales como López, Quiroga, Güemes y Artigas.

Los inicios del conflicto
Con la caída del Directorio en 1820, Martín Rodriguez asume la gobernación de la ciudad-puerto. Las provincias, independientes  entre sí, reconocen un vínculo nacional.  En 182.6, la Guerra del Brasil motiva la creación del cargo de Presidente de la Nación. Rivadavia es el primero en ocuparlo por  un breve lapso, ya que en 1827 renuncia cuando su Constitución  es rechazada en bloque por el interior.Con la disolución del Congreso, se llama a elecciones para una  nueva Legislatura porteña, que nombra gobernador a Dorrego,  representante de la causa federal. Este firma la paz con el Brasil y  otorga la independencia a la Banda Oriental (hoy Uruguay). Estas  medidas provocan el descontento en los unitarios y desencadenan  un golpe de Estado encabezado por el general Juan Lavalle, quien  el 1.° de diciembre de 1828 derroca a Dorrego con el apoyo del  ejército y, el 13 del mismo mes, ordena su fusilamiento.
Rosas en el poder
Ante el asesinato de Dorrego, las provincias designan a Estanislao López comandante de las fuerzas destinadas a sofocar el pronunciamiento unitario. Rosas se une al caudillo santafecino, derrotan a Lavalle en abril de 1829 y, en diciembre, Rosas es  nombrado gobernador de la provincia de Buenos Aires con facultades extraordinarias.  Su gobierno hace uso de la “mano dura”, con la Mazorca como fuerza de policíapara  sofocar a sus opositores: los jóvenes ilustrados, los liberales y los viejos patricios de la  Revolución de Mayo.  En 1830, bajo el mando del general Paz, varias provincias del interior conforman  la Liga del Interior y así comienza una nueva guerra intestina. En 1831 se firma el  Pacto Federal (que inicialmente suscriben Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos). Con  la desaparición de Paz, se incorporan otras provincias a la federación, que delegan en  Rosas la conducción de las relaciones exteriores y la representación del pgaís. Reelecto  en 1832, renuncia ante la negativa de concederle la renovación de las facultades extraordinarias. Lo reemplaza el generaljuan Ramón Balcarce, a quien sucede Viamonte  y luego Maza. La inestabilidad y la agitación políticas propician su retorno en 1835.  Con la suma del poder público impone el uso obligatorio de la divisa punzó, símbolo  federal, un estricto control sobre la prensa y la persecución política de los opositores.  En esta sociedad desgarrada entre dos facciones irreconciliables, surge un grupo de  jóvenes intelectuales que se nuclean, bajo el liderazgo de Esteban Echeverría, en torno al Salón Literario: la llamada Generación del 37.

La Generación del 37

Inspirado en las sociedades revolucionarias juveniles europeas, como la "Joven Fran-cia" o la "Joven Italia", este grupo de intelectuales liclerados por Echeverría se reúne en la librería de Marcos Sastre, donde crean el Salón Literario. Sus miembros más prominentes son Juan Bautista Alberdi, José Mármol, Félix Frías, Juan María Gutiérrez, Miguel Cané (padre) y Vicente Fidel López, a los que luego se suma Sarmiento. En este ámbito de lecturas, discusiones y socialización, estos jóvenes que adhieren al ideario de la Revolución de Mayo (libertad, progreso, democracia), indagan la realidad social del país y conciben un proyecto de nación que fusione la cultura europea y nuestras particularidades locales. Teniendo a Francia como referente de cultura, progreso y mo-dernidad, ven en el orden liberal el único camino posible para superar el atraso y la pobre-za que asocian a la tradición cultural española. Si bien inicialmente se apartan de la rivalidad entre unitarios y federales, e incluso alientan ciertas expectativas con relación a Rosas, la escalada represiva del régimen los inclina en su contra. Con la intervención de la Universidad y el cierre del Salón Literario en 1838, se oponen activamente aso gobierno y, poco después, se ven forzados a exiliarse (en Bolivia, Brasil, Chile, desde donde escribe Sarmiento, y principalmente en Montevi-deo, donde Echeverría termina sus días). La Generación del 37 es el primer movimiento de intelectuales que surge desde la Revolución de Mayo y el primero que enfatiza la necesidad de construir una identidad nacional.

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