Nietzsche

Clasificado en Filosofía y ética

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La Muerte de Dios -el fin de los valores supremos preconizados por la cultura occidental- conduce al *NIHILISMO (la negación, la nada). Este no es tanto una proposición filosófica cuanto una actitud vital destructora y desintegradora frente al sin-sentido de la cultura occidental. ¡Toma ya! No hay valores absolutos. Los antiguos artificios metafísicos occidentales (Dios, Razón, Moral) han quedado desacreditados, fosilizados. Las cosas no tienen un sentido más allá del que queramos otorgarles. Impera la ficción, el absurdo, el simulacro. Cuando la cultura occidental agoniza el nihilismo se convierte en la consecuencia.                                                                                                                                  Nietzsche distingue entre tres tipos de nihilismo:                                                                                                                        A) Nihilismo pasivo: la constatación del vacío conduce a una huida hacia nuevas fantasías. Permanente huida de uno mismo. Contrario a la vida.
B) Nihilismo reactivo: la constatación del mencionado vacío -de la muerte de Dios- provoca un hundimiento en el abismo, la nada, la nausea.
C) Nihilismo activo: nihilismo que lleva al límite la muerte de Dios y se convierte en una fuerza creadora. Este es el nihilismo vitalista del superhombre.                                                                                                                                               El nihilismo es, pues, una fuerza en cierto sentido dialéctica, porque va de la destrucción a la creación vital. El nihilismo activo es el que limpia el terreno para la efectiva transmutación de los valores. De aquí la vida saldrá potenciada. ¿Pero por qué tanta obsesión con la vida? Porque la vida no se subordina a nada, es un fin en sí misma -no un medio para alcanzar un fin externo

En gran medida la tarea del vitalismo nietzscheano consiste en proponer una *TRANSMUTACIÓN DE VALORES radical. Esto es, una transformación de los valores decadentes de la cultura occidental que propugna el miedo y alaba la debilidad. En palabras suyas: -El concepto de más allá es inventado para desvalorizar el único mundo que existe, el concepto de alma para despreciar el cuerpo y el concepto de hombre bueno para despreciar los deseos y las necesidades.De lo que se trata, en suma, es de aniquilar la verdadera grandeza del Ser Humano, someterla, neutralizar la voluntad de poder. Pero Nietzsche no se queda en una mera descripción apocalíptica del mundo contemporáneo, propone alternativas, una transmutación de los valores que tenga a la vida como eje principal. Es por esto que Nietzsche reivindica la moral de los señores (moral natural) que considera la virtud como la expresión de nuestros deseos. Nietzsche inserta esta nueva moral en un mundo donde lo que impera es el cambio, la diversidad, la pluralidad. Es necesario vivir con plenitud en un mundo en permanente transformación, renunciando a esa falsa seguridad que pretende otorgarnos los conceptos y la ciencia. Recuperemos el valor de las metáforas y la pluralidad de las interpretaciones. Todo lo que se detiene se pudre.
Ahora bien, esta transmutación de los valores, esta vuelta al estado de cosas existentes, solo puede ser llevada a cabo por el superhombre.

Para Nietzsche, en el campo de la moral habría que distinguir dos tipos:
1. La Moral de los esclavos: Moral que predica el cristianismo y que ha calado en el Mundo Occidental. Basada en la debilidad, la decadencia, el temor, el rechazo al propio cuerpo, a los sentimientos y articulada en torno a la idea de Dios. Esta es una *MORAL CONTRANATURAL .
2. La Moral de los señores: Moral propia del superhombre -aquel que es capaz de convertirse en su propia fuente de valores. Moral que está en consonancia con la propia vida, con la voluntad de poder.
Está claro que Nietzsche, el gran inmoralista, apuesta por una moral de los señores. Defiende así un Naturalismo Moral: la vida -expresión de lo natural- como fuente de todos los valores. Sin embargo, es la moral de los esclavos la que se ha impuesto en occidente, instaurando ideas de culpa, de maldad, de resentimiento, de obediencia, de sumisión... Valores propios de los individuos débiles, vulgares y decadentes. Lo que han hecho, en definitiva, es darle la vuelta a las cosas, considerando lo fuerte y lo poderoso como algo impropio de los Hombres y atribuyéndolo a una ficción llamada Dios. Sólo cuando aparezca el Superhombre, anunciado por Zaratustra, el hombre recobrará su primitiva inocencia y vivirá, por fin, más allá del bien y del mal.

* El elemento apolíneo: representa lo racional, lo teórico, la conciencia clara y lúcida, el desprendimiento de las pasiones y los instintos, la frialdad calculadora.
* El elemento *DIONISIACO: representa lo natural, lo terrenal, lo vital, lo instintivo, lo emocional y sentimental, la danza, la música, la embriaguez, la poesía...                                                                                                                                           En las antiguas tradiciones culturales griegas (en la tradición homérica, por ejemplo) ambos elementos se encontraban en equilibrio. El Hombre era entendido como una fusión de elementos apolíneos (racionales) con elementos dionisiacos (instintivo). Hasta aquí todo marcha bien. ¿Pero qué ocurrió?
Ocurrió -desde el punto de vista de Nietzche- la irrupción de Sócrates en escena, proponiendo una ruptura del anterior equilibrio al abogar por la relación: Razón = Verdad = Virtud (Bien). Esta relación suponía un clarísimo decantamiento por el componente apolíneo en detrimento de lo dionisiaco. Y aquí reside para Nietzsche el origen de todos los males de la cultura occidental, el nacimiento de la tragedia. Sócrates se convierte en el gran corruptor al aniquilar los sentimientos, los instintos y las emociones en favor de los dictados de la Razón. Pone conceptos y abstracciones donde antes había juego y arte, orden y medida donde antes había espontaneidad, temor donde antes había nobleza. La Filosofía se ha centrado en la búsqueda racional de la verdad, suponiendo, además, que lo real y lo virtuoso de identifica con ésta. El crimen queda perpetrado.
Platón, el discípulo aventajado de Sócrates y su vocero, habría ido incluso más lejos (hasta el delirio). No solo acepta este desgajamiento entre lo instintivo y lo racional sino que además divide la realidad en dos mundos: el Mundo Inteligible (verdadero) que representa lo racional y el Mundo Sensible (engañoso) que representa lo emocional e instintivo. Acordémonos que para Platón había que sepultar nuestro lado sensible si queríamos acercarnos al conocimiento de las ideas.

Platón, el discípulo aventajado de Sócrates y su vocero, habría ido incluso más lejos (hasta el delirio). No solo acepta este desgajamiento entre lo instintivo y lo racional sino que además divide la realidad en dos mundos: el Mundo Inteligible (verdadero) que representa lo racional y el Mundo Sensible (engañoso) que representa lo emocional e instintivo. Acordémonos que para Platón había que sepultar nuestro lado sensible si queríamos acercarnos al conocimiento de las ideas.
Este habría sido el comienzo de un dualismo que nos habría hecho creer en la existencia de un *MUNDO APARENTE al que pertenecería todo lo sensible, lo terrenal, lo corpóreo mientras que el 'Mundo Verdadero' sería el propio de la razón, lo espiritual, lo eterno e inmutable. Para Nietzsche más bien habría que invertir los términos o pensar que lo único que tenemos es precisamente lo que hasta ahora se ha despreciado por toda la Filosofía, la Religión y la Cultura occidental. Calificar lo sensible como falso o aparente es una forma de huida de nuestra propia naturaleza, eso es lo que hacen los débiles y temerosos. Para Nietzsche el 'Mundo Verdadero terminó convirtiéndose en una fábula'.
Aquí se encuentra, en la oposición entre el 'Mundo Aparente' y el 'Mundo Verdadero', el origen de la corrupción y la decadencia de la Cultura Occidental. Esta ha desarrollado una serie de artificios metafísicos (Razón, Dios, Moral...) que es preciso desenmascarar porque se oponen a los valores que provienen de los deseos, de las emociones, de la vida plena, en definitiva.

*INOCENCIA DEL DEVENIR. Es el fruto de entender las cosas en su naturaleza cambiante y fluyente, alejada de la idea de orden y regularidad que la Filosofía Tradicional ha querido imponer como una forma de ganar en seguridad y tranquilidad. No hay un sentido único, ni una única interpretación para el devenir. El mundo es tal y como se nos aparece, no como a algunos les gustaría que fuese. Es 'inocente' porque está 'más allá del bien y del mal' y responde sólo a su dinámica interna. El devenir es inocente porque es ajeno a la carga de culpabilidad que algunos le quieren imponer.


 


 

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