Afganistán: De Estado Tapón a la Intervención Soviética (Siglo XIX - 1979)

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Afganistán antes de la Invasión Soviética

Desde el siglo XIX, Afganistán se configuró como un Estado con límites poco definidos y una compleja coexistencia de etnias, a menudo en conflicto. Con quince millones de habitantes en 1979 y una geografía montañosa que dificultaba la agricultura, su historia estuvo marcada por su papel como Estado tapón entre las influencias rusa y británica.

Relaciones con la Unión Soviética

Tras la Revolución de Octubre, en 1919, la Unión Soviética fue el primer país en reconocer la independencia de Afganistán, otorgándole incluso una modesta ayuda económica. Sin embargo, el realismo político llevó a los soviéticos a no extender su influencia más allá. Afganistán se mantuvo como una monarquía con ciertas características constitucionales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, tanto la URSS como Estados Unidos mantuvieron a Afganistán como Estado tapón. No obstante, la dependencia económica de Afganistán hacia la URSS se incrementó, especialmente cuando Pakistán cerró su frontera debido a disputas territoriales. Las importaciones, incluyendo armamento y ayuda exterior, provenían principalmente de la Unión Soviética.

Inestabilidad Política y la Revolución de 1978

Una fuerte sequía a principios de los años setenta, que pudo haber causado miles de muertes, exacerbó la inestabilidad. En 1973, un golpe de Estado liderado por el primer ministro Daoud proclamó la república. Aunque Daoud, autoritario y nacionalista, llegó al poder con apoyo soviético y de un sector del Partido Democrático Popular (PDP), pronto demostró una voluntad de independencia que lo hizo inaceptable para la URSS.

En 1978, una revolución lo derrocó y estableció un gobierno revolucionario. Para 1979, el número de desertores de un ejército de 100.000 hombres superaba los 40.000, y se recurría a la fuerza contra los montañeses del norte con la ayuda de unidades aéreas soviéticas. Los conflictos internos dentro del partido eran intensos. En pocos meses, Taraki, el nuevo líder, eliminó a cuatro ministros. En septiembre de 1979, Taraki fue ejecutado tras un golpe de Estado liderado por Amin, su segundo al mando.

La Intervención Soviética

Estos eventos ocurrieron en un contexto en el que se asumía la vinculación de Afganistán con la URSS. Ni siquiera el asesinato de un embajador estadounidense alteró esta percepción. La intervención soviética se explica por la inestabilidad política reinante y por un incidente previo: en un viaje a Moscú, los soviéticos habían recomendado a Taraki deshacerse de Amin, pero sucedió lo contrario.

El temor a una situación similar a la de Irán y el deseo de asegurar su influencia en la región probablemente contribuyeron a la decisión soviética de intervenir. En última instancia, fue la incompetencia de sus propios colaboradores la que llevó a la URSS a tomar esta drástica medida.

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