La Afirmación Trágica de la Vida: Perspectiva de Nietzsche sobre el Dolor y el Placer
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La Afirmación Trágica de la Vida según Nietzsche
Nietzsche sostiene que, en la cultura occidental, la única manifestación espiritual que, a diferencia de la filosofía, afirma y potencia la vida es la tragedia griega, el teatro trágico.
El Teatro Trágico Griego: Cuna de la Afirmación Vital
Consiste en la representación teatral de historias protagonizadas por dioses y por hombres. Son relatos en los que los hombres, los héroes trágicos, se ven involucrados en situaciones terribles y dolorosas que no buscan, pero en las que tienen que tomar decisiones de las que sí son responsables. Los héroes no huyen ni se quejan, no niegan estos ingredientes de la vida, sino que los asumen, los afirman; viven el dolor y la adversidad.
Este es el único mundo y esta es la vida; la vida es digna y valiosa puesto que los dioses mismos la viven y la comparten con los hombres. Los dioses griegos son inmortales, pero el espacio de su existencia es este mundo y su experiencia es la misma que la de los hombres. La vida duele cuando duele, pero quien está vivo afirma también el dolor, lo acepta, lo quiere. Esta afirmación es lo que representa el héroe trágico, y por eso el teatro trágico era la principal fuente de la educación cívica en Grecia.
El teatro trágico nació del culto al dios Dioniso.
Dioniso y Apolo: Dos Fuerzas del Espíritu Humano
Los griegos creían en muchos dioses, entre los cuales estaban Dioniso y Apolo, que representan facetas distintas del espíritu humano:
- Apolo, dios del sol, simboliza la claridad, el equilibrio, la mesura, la armonía, la serenidad, el control; es decir, todos los atributos del orden.
- Dioniso, dios del vino, simboliza la pasión, la sensualidad, la embriaguez, el entusiasmo, la euforia, lo oscuro y el placer; es decir, el caos.
La Síntesis Nietzscheana: Afirmar la Vida en su Totalidad
La filosofía occidental identifica la razón, la verdad, el bien y la belleza con lo apolíneo y ha desechado lo dionisíaco como irracional. Nietzsche, sin embargo, piensa que en el hombre conviven las dos facetas. La vida es orden y caos, es mesura y equilibrio y también es desmesura en la que se experimenta mucho placer y dolor; pero el dolor es vida, no es un mal del que huir.
Nietzsche dice incluso que la oposición entre placer y dolor es falsa, afirma que son manifestaciones de una misma fuerza que es la vida.
Según Nietzsche, ser libre consiste en querer la vida como es, en afirmar tanto lo apolíneo como lo dionisíaco, en aceptar el dolor de vivir junto al placer de vivir.