Agricultura Tradicional en España: Siglos XVIII al XX - Éxodo Rural y Transformación Agraria

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Modelo Tradicional: Agricultura en España durante los Siglos XVIII al XX

A lo largo de los siglos XVIII y XX, España experimentó el éxodo rural y el abandono de la actividad agraria. La transformación de una sociedad agraria en otra urbana e industrial fue un proceso lento, ya que el impacto de la revolución agrícola e industrial fue limitado. A partir de 1860, con la expansión del ferrocarril, comenzó a crearse un verdadero mercado nacional y asistimos al nacimiento de las primeras especializaciones regionales. La agricultura española entró en un policultivo tradicional intensivo: una agricultura mixta, de subsistencia y comercial, orientada a los mercados urbanos y comarcales. La escasa mecanización favorecía el trabajo manual y el uso del ganado como fuerza de tracción.

A principios del siglo pasado, nuestra productividad agraria era similar a la de los siglos anteriores en un medio rural excesivamente poblado, con unas técnicas agrarias tradicionales y sequías que afectaban periódicamente a buena parte de nuestro territorio. En estas condiciones, el incremento de la producción y de la productividad era difícil, y el campo no admitía más población. Las hambrunas eran crónicas y la solución era la emigración.

Características del Modelo Agropecuario Tradicional

Este modelo agropecuario tradicional se caracterizaba por:

  • El empleo de abundante mano de obra en las labores del campo. La existencia de mano de obra abundante y barata impedía la mecanización.
  • Baja productividad general pese al trabajo intensivo de la tierra.
  • El desempleo estacional de los jornaleros del campo en muchos lugares del país.
  • Una polarización en cuanto a la propiedad de la tierra que se ponía de manifiesto en la convivencia de latifundios y minifundios.
  • Una ganadería tradicional de tipo extensivo caracterizada por razas autóctonas y el predominio ovino.
  • Oferta y demanda de un país subdesarrollado con escasos excedentes comercializables y un agricultor y ganadero con bajo nivel y escasa preparación técnica.

La crisis de la agricultura supuso la crisis de un modelo de producción rural, cuya estabilidad se sustentaba en la abundancia y en la adecuación de la oferta en productos a las necesidades de un mercado poco extenso y poco diversificado en sus demandas alimenticias.

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