Agustinismo Político: Origen, Ideas Clave y su Impacto en la Relación Iglesia-Estado

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Agustinismo político: ideas, autores y tendencias

Agustín de Hipona es el filósofo más representativo de este periodo y el que mayor influencia tuvo en el desarrollo del pensamiento medieval hasta el siglo XIII. Se ha relacionado su pensamiento con el denominado agustinismo político y gran parte de las posturas que defendían la superioridad del Papado y de la Iglesia sobre el Imperio. No está claro que el pensamiento de Agustín de Hipona sea un pensamiento puramente político y aplicable a las relaciones Iglesia-Estado. Definir el agustinismo político como una corriente de pensamiento que, apoyado en algunas ideas del Obispo de Hipona, intenta dar solución o respuesta al problema de las relaciones Iglesia-Estado identificando la ciudad terrenal con el Imperio y la ciudad celestial con la Iglesia.

Agustín establece la diferenciación entre la ciudad terrena y la ciudad celeste. Esta diferencia viene dada por el objeto de interés de ambas: así como la ciudad terrena pone su objetivo en el amor propio, la ciudad celestial lo pone en el amor a Dios (texto Ciudad de Dios, XIV,28). Ser cristiano y ciudadano era una misma cosa, y la Iglesia se convertía en el principal vínculo de unión del Imperio, que quedaba bajo la dirección suprema del emperador.

La intervención de los emperadores en los asuntos eclesiásticos, e incluso en los asuntos de fe, era constante. A partir del siglo V es cuando se intenta establecer una doctrina reguladora del poder del emperador y del pontífice en la sociedad cristiana. La distinción de las ciudades realizada por S. Agustín fue interpretada al ámbito de las relaciones Iglesia-Estado.

El Legado de Gelasio I

El Papa Gelasio I ha dejado la primera expresión clara de una idea político-religiosa del poder (Vid. Carta al emperador Anastasio). Esto conlleva el surgimiento de la doctrina de los "dos poderes", uno espiritual y otro temporal, ambos nacidos de Dios, para que gobiernen en su nombre el mundo y atiendan, cada uno, su propia esfera. Al Papa se le atribuyó el poder espiritual, y al emperador el temporal.

Así como la Iglesia debe someterse a las leyes justas que emanan del emperador, así también este debe obedecer a la Iglesia en lo que concierne a religión y fe. "Al Papa se le pone a cabalgar por determinado tiempo en un caballo, y el emperador debe tener el estribo para que no resbale de la silla".

Gelasio atribuye al emperador la "potestas", el poder y los medios del Estado, mientras que reserva para la Iglesia la "auctoritas", una permanencia de orden y dirección. Esta idea dualista de poder es conocida como lo que antes he definido como "agustinismo político", por considerarse que tiene su origen en la Ciudad de Dios de S. Agustín.

Las Dos Ciudades y su Relación

Voy a analizar el tipo de relaciones que se establece entre las dos ciudades. Aunque la ciudad terrena no vive según la fe, aspira a la paz. La ciudad celeste se rige por la fe y también busca la paz. Por ello, no duda en obedecer las leyes de la ciudad terrena, promulgadas para la administración y mantenimiento de esta vida transitoria. Pese a esto, S. Agustín afirma que la ciudad de Dios es superior a la ciudad terrena, pues es el modelo de toda sociedad, ya que solo en ella puede reinar la justicia, el orden y la paz. Las sociedades terrenas, que no reconocen a Dios como su amor, no pierden su categoría de sociedad, aunque son incapaces de conocer la verdadera justicia. La idea clave que resalta S. Agustín es que la ciudad celeste tendrá su culminación, no en este mundo, sino en Dios (Ciudad de Dios, XIX, 13).

Interpretación y Conclusión

Cuando S. Agustín hablaba de una ciudad terrena y una ciudad celestial, no pretendía establecer con ello una doctrina política, sino interpretar la historia del hombre a la luz de la fe cristiana (el sentido sobrenatural de la vida). A modo de conclusión, decir que el agustinismo político solo pudo nacer como una reinterpretación del pensamiento de S. Agustín, fuera del contexto en que se elaboró. Pasó a doctrina política lo que en la mente del autor era una teología de la historia humana.

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