La alegoría de la caverna y los diferentes tipos de conocimiento
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De meras apariencias. No poseen, por tanto, verdadero conocimiento, aunque crean tal cosa. Posteriormente, uno de ellos consigue liberarse de sus ataduras y, tras un arduo ascenso por la escarpada gruta (que representa el camino duro del conocimiento), sigue llegar la salida. En su camino ha visto las figuras que proyectaban sombras y a la salida de la caverna se enfrentará a la realidad. Al principio el sol le ciega, pero pronto su vista se acostumbra y puede empezar a ver el reflejo en un lago, posteriormente ve los objetos y, finalmente, el Sol. En esta alegoría, el mundo subterráneo representa el mundo sensible; el fuego representaría nuestro sol y las sombras serían las apariencias que percibimos a través de nuestros órganos sensibles. El mundo exterior fuera de la caverna representaría el mundo inteligible, donde las cosas serían las Ideas y el Sol, la Idea de Bien.
El sabio trata de adquirir el verdadero conocimiento yendo más allá del mundo sensible y contemplando las Ideas. Es importante subrayar que cuando el sabio se remonta hasta lo inteligible, no descubre las Ideas, sino que las reencuentra: su alma ya las conocía, y ahora las reconoce. Al caer al mundo sensible y quedar unida a un cuerpo, el alma había olvidado todo lo que conocía. Conocer es, por tanto, recordar. Hay dos grandes tipos de conocimiento: la opinión (doxa) y la ciencia (episteme). La opinión es el conocimiento vinculado al mundo sensible, y como este mundo está en constante cambio, la propia opinión está sujeta a error y cambio constante. La ciencia, sin embargo, versa sobre el mundo inteligible, eterno e inmutable. No obstante, dado que el conocimiento no puede estar sujeto a cambio (como sí ocurre con la opinión, que puede cambiar), en sentido estricto, sólo la ciencia o estricto supone verdadero conocimiento, pues sólo de lo inmutable y eterno se puede tener verdadero conocimiento.A su vez, ambos modos de conocimiento se dividen en dos: La opinión se divide en conjeturas (Eikuoíu, eikasía) y creencias (ltíong, pístis). La conjetura es el grado más bajo de conocimiento; un conocimiento a partir de imágenes y sombras del mundo sensible. La creencia supone un grado más alto de conocimiento, al versar directamente de los objetos del mundo sensible. En todo caso, ambos son acerca de lo mutable y, por tanto, mera opinión. La ciencia se divide en el pensamiento discursivo (diánoia) y la intuición o inteligencia (voõg, noüs). Esta última es un conocimiento inmediato ("no mediado", esto es, directo, sin término intermedio), es la ciencia estricta, a veces también denominada por Platón "filosofía". El pensamiento discursivo o diánoia es el conocimiento de los objetos matemáticos a partir de la observación del mundo sensible y apoyado en hipótesis. Los objetos matemáticos que capta no pertenecen al mundo sensible, sino al inteligible. La filosofía o noüs (intuición), es el grado más alto de conocimiento y se llega a él por medio de la mera razón. Es el conocimiento de las Ideas o Formas y, finalmente, el conocimiento de la Idea de Bien