Alienación Marxista: Individuo, Sociedad y Crítica al Capitalismo
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La Alienación Marxista: Individuo, Sociedad y Capitalismo
Karl Marx creía que el ser humano es infinitamente perfectible. Las facultades esenciales del hombre poseen una capacidad ilimitada de desarrollo, permitiéndole alcanzar las formas más elevadas de la creatividad, el pensamiento y la acción. Sin embargo, el sistema existente, el capitalismo, no solo le impedía realizar sus potencialidades humanas, sino que incluso lo despojaba de sus necesidades más básicas, llegando a afectar sus necesidades animales.
Así, Marx condenaba al sistema capitalista por sus profundos efectos sobre los seres humanos individuales. Contemplaba la deshumanización del hombre como una consecuencia directa de la alienación.
El Concepto de Alienación en la Filosofía
Para Hegel, la alienación era un fenómeno exclusivamente mental. Feuerbach, por su parte, había utilizado el concepto de alienación para explicar los fenómenos religiosos.
Marx fue más allá de Feuerbach y no trató la alienación como un fenómeno estrictamente filosófico-psicológico. En cambio, la analizó como un fenómeno social manifiesto, abordándola en el contexto de relaciones sociales específicas y en un sistema sociohistórico también específico.
La alienación puede entenderse como «desprenderse, renunciar a, privarse de, despojarse de», o como el distanciamiento entre dos personas o entre el individuo y su propia esencia.
La Alienación en el Sistema Capitalista
El proceso de alienación comienza con la separación de los hombres de sus medios de producción. Los individuos son alienados de su propiedad y, por lo tanto, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a los empresarios capitalistas.
El capitalista y el trabajador entran así en una relación esencialmente instrumental. El establecimiento de este vínculo es un acto de conveniencia, y las dos partes permanecen ajenas una a otra, porque la relación se basa en intereses antagónicos y condiciones de vida fundamentalmente diferentes.
Alienación del Producto y del Proceso de Trabajo
La alienación del obrero con respecto a su producto no solo significa que su trabajo se convierte en un objeto, una existencia externa, sino también que existe fuera de él, como algo ajeno a él.
El obrero solo se siente él mismo fuera del trabajo, y en su trabajo se ve como fuera de sí mismo. Está cómodo cuando no trabaja, y cuando trabaja no lo está. Su trabajo, lejos de ser voluntario, es coercitivo, es un trabajo forzado.
El obrero experimenta el proceso de la producción como una actividad opresiva, como una pérdida de la libertad.