Alma, virtud y ética: una reflexión filosófica

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Alma y virtud

¿Qué es la virtud en el ser humano? Está relacionada con el alma. Hay que distinguir entre tres tipos de alma: vegetativa, sensitiva y racional. Las más importantes son las dos últimas. El Alma Racional solo busca conocer mientras que el Alma Sensitiva es la que realiza acciones concretas. Por eso hablamos de virtudes intelectuales cuando haya un buen funcionamiento de la parte pensante del alma, y de virtudes morales cuando el buen funcionamiento sea de la parte apetitiva. Las virtudes morales son hábitos de decidir lo mejor, por eso la parte racional de la mente humana debe controlar a la parte sensitiva, a la voluntad. La Virtud Moral es una disposición a decidir el término medio adecuado para nosotros y siempre haciéndolo de manera prudente. Se trata de adquirir el hábito de encontrar a la hora de tomar decisiones un término medio personal, el que corresponde a cada uno, entendiendo siempre el término medio como algo que se encuentra entre dos extremos, uno por defecto y otro por defecto. Por ejemplo con respecto al placer el Término Medio es la Templanza, y los extremos La Abstinencia y el Desenfreno. A la hora de enfrentarse al peligro el Término medio es la Valentía, y los extremos la Cobardía y la Temeridad.

Dentro de la Forma pensante del Alma, Aristóteles distingue, tres tipos de funciones: contemplativas, prácticas y productivas. En consonancia con esta distinción habla de tres tipos de Virtudes Intelectuales: contemplativas, prácticas y productivas.

Desde el punto de vista ético, las más importantes de estas Virtudes son las Práctica y sobre todo la Prudencia, que es la Virtud que le dice al ser humano cuál es el término medio adecuado para él sin caer ni en el exceso, ni en el defecto. La Prudencia es la que debe marcar el rumbo a las Virtudes morales. Las Virtudes Intelectuales más elevadas del ser humano son las Contemplativas puesto que a ellas corresponde la actividad más elevada del ser humano que es la Sabiduría. Y la Sabiduría es algo que va con el ser humano por naturaleza y por eso constituye el fin más elevado al que el ser humano se puede dedicar y por ello esta actividad bien realizada proporciona la máxima felicidad. El ser humano es más feliz en la medida en que puede dedicarse a la vida contemplativa.

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