Alteraciones del Sistema Inmunitario: Hipersensibilidad, Autoinmunidad e Inmunodeficiencia
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1. Hipersensibilidad (Alergia)
La hipersensibilidad se produce cuando el sistema inmunitario desencadena una respuesta inadecuada y excesiva ante un antígeno, causando lesiones en los tejidos del propio organismo. Para que esto ocurra, es necesaria una sensibilización producida por un contacto previo con el antígeno que la provoca. Las lesiones en el organismo pueden ser causadas tanto por anticuerpos como por linfocitos T.
Se distinguen cuatro tipos de hipersensibilidad, según el mecanismo que la causa, el efecto producido y el tiempo que tarda en aparecer tras producirse el contacto con el antígeno.
- La hipersensibilidad de tipo I se conoce como reacción alérgica o alergia. Su desarrollo es muy rápido tras la exposición a ciertos antígenos, denominados alergenos (polen, esporas de mohos, heces de ácaros, penicilina, etc.). Esta exposición al alergeno provoca la producción de anticuerpos del tipo IgE que se unen a las membranas de los leucocitos basófilos y de los mastocitos, sensibilizándolos.
- En un segundo contacto, el alergeno se une a las IgE ancladas en esas células y provoca la liberación de histamina y otros mediadores de la inflamación que contienen en los gránulos de su citoplasma. La actuación de estas sustancias causa reacciones locales, como son la inflamación con enrojecimiento y picor, el aumento de la secreción nasal y lacrimal, etc. Si la liberación de histamina es grande, produce un efecto generalizado que se traduce en la dilatación de los vasos sanguíneos y la contracción de los bronquiolos con una caída brusca de la presión sanguínea (choque anafiláctico).
2. Autoinmunidad
Las enfermedades autoinmunes se deben a la actuación del sistema inmunitario contra algún componente del propio organismo, al que no reconoce como propio. Una de las características de la respuesta inmunitaria es la tolerancia hacia las células y moléculas propias. Las enfermedades por autoinmunidad se originan al producirse autoanticuerpos y linfocitos T autorreactivos capaces de actuar contra los componentes normales del individuo. En su aparición y desarrollo pueden influir factores genéticos y ambientales (sustancias químicas, radiaciones e infecciones).
La acción de los autoanticuerpos y de los linfocitos T puede limitarse a un órgano concreto, como es el caso de la tiroiditis de Hashimoto (tiroides) y la diabetes juvenil (células B del páncreas). En otros casos, las lesiones no son específicas de un órgano concreto, como ocurre con la artritis reumatoide.
3. Inmunodeficiencia
La inmunodeficiencia es la incapacidad del sistema inmunitario para elaborar una respuesta adecuada frente a antígenos extraños que, al no ser eliminados, pueden causar lesiones en el organismo. Se debe a la ausencia o falta de funcionalidad de algún componente del sistema inmunitario. Esta situación se caracteriza por el desarrollo de infecciones graves, recurrentes y prolongadas en los individuos que sufren la alteración.
En función de los componentes del sistema inmunitario afectados, pueden ser:
- Inmunodeficiencias inespecíficas, si la alteración afecta a los macrófagos o al complemento.
- Inmunodeficiencias específicas, cuando la alteración afecta a los linfocitos.
Según la causa que las originan, se agrupan en:
- Inmunodeficiencias congénitas, que se deben a defectos del sistema inmunitario heredados.
- Inmunodeficiencias adquiridas, que aparecen en cualquier momento de la vida y están causadas por diversos factores extrínsecos, como malnutrición, infecciones virales (SIDA), irradiación, etc.
3.1. Inmunodeficiencia Adquirida: el SIDA
El síndrome de inmunodeficiencia humana (SIDA) está causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Es un retrovirus que infecta a distintas células del sistema inmunitario, como son los linfocitos Th y los macrófagos, y produce así la destrucción progresiva del sistema inmunitario del enfermo.