Amor, vida y muerte en la poesía de Miguel Hernández

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El tríptico amor-vida-muerte en la poesía de Miguel Hernández

El tríptico amor-vida-muerte seguirá siendo el eje temático del resto de su producción poética, sin olvidar la constante presencia de la naturaleza, de la que se nutre para crear metáforas y símbolos.

Viento del pueblo: poesía social y política

Viento del pueblo es un poemario de testimonio y denuncia. La Guerra Civil despierta en Miguel Hernández una conciencia de responsabilidad colectiva: la poesía tiene ahora una función social y política. Así, las tres heridas (la del amor, la de la vida y la de la muerte) pasan de la esfera del yo lírico a la del pueblo. Es una poesía de amor hacia el pueblo oprimido, en la que la muerte es parte de la lucha por la vida. Ahora el amor se supedita a un enfoque político-social, como podemos ver en “La canción del esposo soldado”, y la muerte aparece como elegía por los héroes del pueblo.

El hombre acecha: la intimidad ante la guerra

Según avanza la guerra, el espectáculo cruento del enfrentamiento fratricida se intensifica y la voz del poeta se hace mucho más íntima y pesimista en El hombre acecha. Aquí ya no se canta, con tono épico, un amor encendido por la pasión erótica (como ocurría en Viento del pueblo), sino que el amor es ahora la única esperanza ante la crueldad y la muerte de la guerra.

Cancionero y romancero de ausencias: el desengaño y la tristeza

Al acabar la guerra llega la cárcel, la enfermedad y la desolación más cruel, que tiñen su última obra, Cancionero y romancero de ausencias, de desengaño y tristeza. La fuerza y la rebeldía de Miguel Hernández comienzan a resquebrajarse y se vislumbra un final inevitable. El poeta canta los pedazos de vida que va dejando en el camino, la agonía hacia la que vuela y la tristeza de las armas y de los hombres.

El círculo se cierra: la inmortalidad del amor

No obstante, se cierra el ciclo de vida y muerte, volviendo al amor, porque no hay salvación si no se ama. Por encima de todas las calamidades quedan el amor y la libertad (ej.- “Antes del odio”). Vida, amor y muerte, las heridas del poeta, cierran el círculo en su cancionero final para hacerlo inmortal:

“Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios”

(“La boca” de Cancionero y Romancero de ausencias)

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