Análisis de la Constitución Española de 1845 y el Auge del Moderantismo
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Análisis de la Constitución Española de 1845 y el Auge del Moderantismo
La Constitución de 1845
La Constitución de 1845, redactada bajo la influencia de Donoso Cortés, reflejaba la ideología, las instituciones y el orden propugnados por los moderados. En cuanto a los derechos, se recogen en el título “De los españoles”, pero se observa una pérdida de libertades en comparación con la Constitución de 1837.
Derechos y Libertades
La Constitución de 1845 presenta una declaración de derechos similar a la de 1837, pero con notables diferencias:
- Libertad Religiosa: Se elimina, declarando la confesionalidad católica, apostólica y romana de la nación.
- Libertades Personales: Se mantienen, pero con limitaciones, al igual que en la Constitución de 1837.
- Libertad de Imprenta: Se establece, pero se elimina el párrafo de la Constitución de 1837 que otorgaba a jurados la calificación de los delitos de imprenta. Esta modificación, junto con la imposición de un depósito económico elevado para los propietarios de periódicos, supuso una fuerte restricción a la libertad de expresión. El Decreto de Javier de Burgos de marzo de 1846 agravó la situación al imponer duras penas a las publicaciones que criticasen a ciertas instituciones nacionales o extranjeras, lo que podría interpretarse como una supresión de las libertades públicas.
Fortalecimiento del Poder Monárquico
Un aspecto destacado de la Constitución de 1845 es el aumento del poder del monarca.
La Política Moderada
Este periodo y esta constitución consolidan el régimen oligárquico agrario y financiero que va a caracterizar la política llevada a cabo del resto del siglo, a pesar de los gobiernos de Sagasta que establecen otras instituciones que no llegan a consolidarse. La debilidad de la burguesía, a la que se la contenta con un orden asegurado en las fábricas, y de las clases bajas, el analfabetismo y el control educacional y moral de la Iglesia que volvió a retomar su tarea de censura libraria, favorecieron las políticas represivas de los moderados con utilización sistemática del ejército y de la Guardia Civil. Los progresistas sistemáticamente marginados solo confían en la revolución como medio para terminar con esta situación. Mientras tanto, a los gobiernos de Narváez y Pacheco le sigue el de Bravo Murillo, conservador ultra radical que lleva a sus últimas consecuencias las medidas conservadoras. No cabe duda, de que la revolución europea de 1848 influye en esta vuelta de tuerca hacia el moderantismo. Bravo Murillo pretende volver a la política del Estatuto Real, todavía más conservador que la Ct de 1845 y proyecta una nueva constitución en la que el poder real aumenta pudiendo legislar sin las cortes, estas disminuyen sus miembros que además serán elegidos prioritariamente por propietarios agrarios, el senado se hace exclusivamente aristocrático, se restablecen los mayorazgos, el presupuesto se hace permanente sin discusión en el parlamento. El proyecto de Bravo Murillo que nos retornaba a la situación existente tras la muerte de Fernando VII es rechazada por algunos sectores moderados que ya se habían acomodado a las reformas liberales (por ejemplo: habían comprado bienes desamortizados), incluso provocó la desconfianza de algunas camarillas. Bravo Murillo tuvo que dimitir, él fue el que hizo el primer estatuto del funcionariado en 1852, que no consiguió sin embargo acabar con las cesantías y con el problema de las diferencias ministeriales.