Análisis exhaustivo de la obra maestra de Cervantes: Don Quijote de la Mancha

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1. El Origen y las Manifestaciones de la Locura de Don Quijote

a) Origen de la Locura: La locura de Don Quijote se origina en una combinación de su predisposición natural y la lectura excesiva de libros de caballería. Desde el primer párrafo, Cervantes nos muestra cómo la literatura ha transformado la percepción de la realidad de Don Quijote, llevándolo a reinterpretar el mundo a través de los modelos y arquetipos de sus lecturas.

b) La Influencia de la Lectura: La actividad que fomenta su locura es, precisamente, la lectura constante de estos géneros literarios. El escrutinio de su biblioteca revela su fascinación por las historias de caballeros andantes, que alimentan sus delirios.

c) Manifestaciones Externas: La locura de Don Quijote se manifiesta en sus reacciones, a menudo iracundas, ante diversas situaciones. Su comportamiento se ve impulsado por la necesidad de ajustar la realidad a sus lecturas, lo que lo lleva a acciones extravagantes como su enamoramiento de una dama imaginaria o su afán por restaurar la caballería andante.

Contexto Social:

Es importante destacar que Don Quijote pertenece a la clase social de los hidalgos pobres, quienes, al no poder participar en justas o torneos, encontraban en la lectura una forma de evasión y entretenimiento.

2. El Papel de Cide Hamete Benengeli en Don Quijote

En el capítulo VIII de la Primera Parte, Cervantes introduce la figura del historiador arábigo Cide Hamete Benengeli. Cervantes finge haber encontrado un manuscrito en árabe en el mercado de Toledo, el cual continúa la historia de Don Quijote. Para añadir verosimilitud a la trama, Cervantes recurre a un traductor morisco, creando así una doble mediación en la narración.

La crónica de Benengeli se caracteriza por su supuesta fidelidad y detallismo, a veces rozando lo inverosímil. Cervantes utiliza este recurso para distanciarse de ciertos pasajes y atribuir cualquier atisbo de inverosimilitud al historiador árabe. Este juego metaficcional, que será utilizado con frecuencia a lo largo de la novela, especialmente en la Segunda Parte, permite a Cervantes reflexionar sobre la literatura, la verdad y la verosimilitud.

3. Los Rasgos Cómicos de Don Quijote

La comicidad de Don Quijote reside en su locura, que lo lleva a reinterpretar la realidad de forma absurda. Su propio nombre, una mezcla de su apellido, Quijano o Quijana, y el término"quijot" (pieza de la armadura), resulta irónico y grotesco.

Aspecto Físico y Objetivos:

Su vestimenta, compuesta por una armadura antigua, un yelmo improvisado y un caballo escuálido llamado Rocinante, contribuye a la imagen ridícula del personaje. Sus objetivos, como buscar aventuras en la Mancha, un lugar común y anodino, o restaurar la caballería en pleno siglo XVII, resultan igualmente cómicos.

Elementos Carnavalescos:

Cervantes se nutre de elementos propios del carnaval, los entremeses y las farsas para construir la comicidad de Don Quijote. Su lenguaje arcaizante, su pretensión de grandeza y su séquito, compuesto por el fiel Sancho Panza, contribuyen a crear una parodia de la figura del caballero andante.

4. Los Ideales de Don Quijote: Justicia, Libertad y Sentido Caballeresco

A pesar de su locura, Don Quijote se rige por un código ético basado en la justicia, la libertad y el sentido caballeresco. Su idealismo, aunque a menudo choca con la realidad, lo lleva a defender a los débiles, luchar contra las injusticias y perseguir un amor cortés e inalcanzable.

Justicia y Libertad:

Don Quijote cree en la justicia divina y lucha por la libertad individual. Un ejemplo de ello es su defensa de los galeotes en el capítulo XXII de la Primera Parte, donde cuestiona la justicia humana y la legitimidad del castigo. En el capítulo 58 de la Segunda Parte, Don Quijote pronuncia un discurso memorable sobre la libertad, considerándola un don supremo.

Sentido Caballeresco:

Su idealismo caballeresco, inspirado en los libros, le impide reconocer las normas sociales de su época. Su sentido del honor, la lealtad y la valentía lo llevan a actuar de forma noble, aunque sus acciones sean a menudo desproporcionadas o malinterpretadas.

5. La Evolución de Sancho Panza

Al comienzo de la Segunda Parte, Sancho se muestra sorprendido y algo incrédulo al saber que sus aventuras con Don Quijote han sido impresas. A pesar de conocer la locura de su amo y las reticencias de su esposa, Teresa Panza, la ilusión de la aventura y la promesa de una ínsula lo convencen para acompañar nuevamente a Don Quijote.

El Gobierno de Barataria:

La experiencia de Sancho como gobernador de la ínsula Barataria, aunque ficticia, lo hace madurar y le muestra las dificultades del gobierno y la complejidad de la justicia.

Final de la Obra:

Al final de la obra, Sancho ha evolucionado notablemente. Es él quien anima a Don Quijote en su lecho de muerte, sugiriéndole que adopten el modelo literario del pastor. Sancho, a pesar de sus defectos y su pragmatismo, ha aprendido de la mano de Don Quijote la importancia de la lealtad, la amistad y la búsqueda de un ideal.

6. La Parodia de las Novelas de Caballerías

Don Quijote es, en esencia, una parodia de las novelas de caballerías. Cervantes utiliza la exageración, la ironía y el humor para ridiculizar los clichés y convenciones de este género literario.

Nombre, Aspecto y Objetivos:

El nombre del protagonista, su aspecto físico, sus objetivos y el espacio en el que se desarrolla la acción son elementos que parodian las novelas de caballerías. La Mancha, un lugar prosaico y alejado de los escenarios exóticos de los libros de caballerías, se convierte en el escenario de las disparatadas aventuras de Don Quijote.

Edad y Tiempo:

La edad avanzada de Don Quijote, que contrasta con la juventud de los caballeros andantes, y el contexto histórico en el que se desarrolla la obra, el siglo XVII, época en la que la caballería ya era un anacronismo, contribuyen a la parodia del género.

7. El Contraste Lingüístico: Don Quijote y Sancho Panza

El lenguaje es un elemento clave para comprender la complejidad de los personajes y la riqueza literaria de la obra. Cervantes utiliza diferentes registros lingüísticos para caracterizar a Don Quijote y Sancho Panza.

Don Quijote:

El lenguaje de Don Quijote es culto, refinado y plagado de arcaísmos, propio de su obsesión por los libros de caballería. Cuando recobra la lucidez, su lenguaje se vuelve más natural y fluido.

Sancho Panza:

Sancho, por su parte, se expresa con un lenguaje coloquial, lleno de refranes y expresiones populares. A lo largo de la obra, Sancho va asimilando el lenguaje de su amo, aunque a menudo comete errores lingüísticos que revelan su origen humilde y su falta de educación formal.

El contraste lingüístico entre ambos personajes crea un efecto cómico y dinámico, reflejando la evolución de su relación y la influencia que ejercen el uno sobre el otro.

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