Análisis de la Fatalidad en "Crónica de una Muerte Anunciada"
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En cierto sentido, todas las ficciones de Gabriel García Márquez son crónicas de sucesos designados de antemano. En esta obra, el título contiene todos los elementos básicos de la fatalidad: hay una muerte (un final ineludible), esa muerte está anunciada (estaba decretada de antemano) y hay un relato testimonial que se limita a contar los hechos sin poder intervenir en los sucesos. La obra arranca con la anunciación de la muerte del personaje que está condenado a ella ("el día en que lo iban a matar"). Por tanto, el personaje está condenado, no hay solución, debido a que es un elemento de la estructura sin el cual la obra no sería lo que es.
El Destino como Motor de la Tragedia
En la novela, el destino, fatum, domina la historia y la transforma en una tragedia de sentimiento fatal, porque todo el pueblo sabe que el crimen se va a cometer ("nunca hubo una muerte más anunciada") pero nadie lo impide. A diferencia de la tragedia clásica, el fatum está formado por el conjunto de contradicciones, ambigüedades, coincidencias e interpretaciones erróneas, que confluyen en un resultado trágico.
Contradicciones y Ambigüedades
En primer lugar, la obra encierra de entrada una contradicción fundamental: todo el pueblo sabía que los hermanos Vicario iban a asesinar a Santiago Nasar, excepto él, que se entera al final y no entiende nada. La contradicción se presenta como una realidad de la trama, por lo que resulta convincente y ayuda a crear una atmósfera trágica.
La segunda contradicción es que en una sociedad cerrada y puritana, en la que todo el mundo se enteraba de todo, Ángela Vicario pudiese haber perdido la virginidad con alguien del pueblo sin que nadie se enterase ("nadie hubiera pensado, ni dijo nunca, que Angela Vicario no fuese virgen"). A estas dos contradicciones se les une una serie de ambigüedades, que nadie puede despejar: la obra está centrada en la ambigüedad especial del crimen del que fue víctima Ángela Vicario. La sensación que tiene el lector es que Santiago Nasar fue asesinado por un crimen que no cometió. Pero la ambigüedad es: cuando Ángela Vicario encuentra el momento propicio para relatar lo sucedido afirma con convicción su versión ("ya no le des más vueltas primo, fue él"). Pero nadie le cree.
Junto a esta ambigüedad básica aparecen otras muchas que colaboran en la creación de un ambiente fatal, por ejemplo: las distintas versiones del clima que hacía el día de los autos, si la cocinera y su hija sabían que iban a asesinar a Santiago Nasar o no, si fueron o no los hermanos Vicario al burdel antes del asesinato, si estaban borrachos o no...
Casualidades e Interpretaciones Erróneas
Las contradicciones y ambigüedades despojan el control sobre las acciones por parte de los personajes. Las casualidades son muchas, por ejemplo: Santiago Nasar nunca salía por la puerta de enfrente y ese día salió por esa y allí estaban los hermanos Vicario; Luisa Santiaga que era capaz de presentir tragedias ese día falló; Cristóbal Bedoya, el único que podía salvar a Santiago no lo pudo encontrar, el mensaje que se deslizó debajo de la puerta de Santiago Nasar para advertirle no fue descubierto hasta después del crimen, la familia de Flora Miguel no se levantaba antes del mediodía pero ese día Santiago Nasar fue temprano ...
Los habitantes del pueblo son torpes a la hora de interpretar los sucesos: La madre de Santiago Nasar que tenía prestigio como intérprete de sueños no consiguió ver nada en los de su hijo, los carniceros no detuvieron a los hermanos Vicario porque creían que eran cosas de borrachos, Plácida Linero se equivocó y pensando que los hermanos Vicario entrarían para matarlo, cerró las puertas de su casa condenando a su hijo, Cristóbal Bedoya no pudo proteger a su amigo porque pensaba que estaba en casa de los García.
La Responsabilidad Humana en la Tragedia
Visto esto podemos concluir que se pudo hacer mucho más para impedir el crimen de lo que se hizo, el destino no actuó de forma ciega e imparable, sino que en el desgraciado final participaron interesada o irresponsablemente algunas personas: Lázaro Aponte, que al ya haber solucionado problemas entre amigos no quiso darse prisa en solucionar el de este y se olvidó por completo de las amenazas. La ironía trágica de la obra está representada por el padre Carmen Amador que se muestra más preocupado por la llegada del obispo que por las amenazas de los hermanos Vicario. Prudencia Cortes, novia de uno de los gemelos y su madre alentaron a ambos a cometer el crimen
En definitiva, la tragedia no es tanto el resultado de la fatalidad sino el conjunto de torpezas humanas encadenadas y de ciertas características del personaje y la sociedad en la que vivía.