Análisis de la lírica española desde la Guerra Civil hasta 1975: Miguel Hernández y José Hierro

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Miguel Hernández: Poeta de la Guerra Civil

Miguel Hernández destaca en la lírica escrita durante la Guerra Civil española por la calidad e intensa emoción que impregna toda su producción poética. Los temas centrales de su obra son el amor, la muerte, el dolor y el compromiso social y político. (1910-1942)

Nació en Orihuela en una familia humilde. Asistió algunos años a la escuela, pero su amistad con Ramón Sijé completó su formación. En 1931 se instaló en Madrid, pero no fue aceptado como escritor y regresó a Orihuela. Allí publicó Perito en lunas y conoció a Josefina Manresa, a quien dedicó numerosas composiciones de amor. En 1934 volvió a Madrid, trabó amistad con los poetas del 27, se casó con Josefina en 1937 y tuvo dos hijos (uno de los cuales murió al poco de nacer). Se alistó en el bando republicano durante la Guerra Civil y terminó preso, muriendo de tuberculosis en la prisión de Alicante.

Trayectoria poética de Miguel Hernández

Primeras obras

Se inicia con Perito en lunas (1933), de influencia barroca y vanguardista. Le sigue El rayo que no cesa (1936), donde expresa el sufrimiento del amor no correspondido a través de imágenes surrealistas y símbolos.

Poesía comprometida

Durante la guerra escribe sobre la dignidad del pueblo en lucha. Viento del pueblo (1937) es un canto de exaltación y alabanza, mientras que El hombre acecha (1939) refleja el pesimismo por la muerte y los horrores de la guerra.

Últimos poemas

En la cárcel, compone Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), donde retoma el tema amoroso, pero desde el dolor por la ausencia de su mujer e hijo, y la falta de libertad. La intensa emoción se expresa con recursos del neopopularismo.

Evolución de la lírica española hasta 1975

A pesar del exilio y la censura, la lírica fue el único género literario que mantuvo ciertos vínculos con la tradición anterior a la guerra. Desde la Guerra Civil, la lírica española evolucionó desde el garcilasismo y el desarraigo de posguerra hacia la poesía social y la renovación formal.

Principales etapas de la lírica española

Poesía de posguerra

En los años cuarenta se desarrolló una poesía arraigada, desvinculada de la realidad del momento e inspirada en Garcilaso, con temas como el amor, la naturaleza y la religión, en metros y estrofas clásicos (Luis Rosales). Paralelamente, se cultivó una poesía desarraigada que expresaba dolor y subjetividad en verso libre (Hijos de la ira, 1944, Dámaso Alonso).

Poesía social

En la década de los cincuenta, muchos poetas dieron testimonio de la realidad del momento, abordando la situación en España, la solidaridad, la lucha por la libertad y las injusticias con un lenguaje sencillo y coloquial (prosaísmo). Destacan autores como Blas de Otero (Pido la paz y la palabra, 1955), Gabriel Celaya (Cantos iberos, 1955) y José Hierro (Con las piedras, con el viento, 1950).

Poesía de renovación social

En los años sesenta se produce una renovación formal y temática. Irrumpe un grupo de poetas (la Promoción del 60) que tratan temas personales. Estos escritores consideran la poesía como un acto de conocimiento y buscan nuevas formas de expresión (Jaime Gil de Biedma). A finales de la década, se forma una nueva promoción de poetas (los Novísimos), que incorporan temas y formas del cine, el cómic y la televisión. Destaca la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970) de José María Castellet.

José Hierro: Poeta de la renovación

Su poesía refleja la evolución de la lírica española contemporánea, abordando problemas existenciales y temas sociales, a la vez que manifiesta un permanente afán de renovación expresiva. En su obra, sigue dos caminos: el reportaje y las alucinaciones.

Nació en Madrid (1922-2002) y vivió en Santander durante su infancia y adolescencia. Fue encarcelado al término de la Guerra Civil y puesto en libertad en 1944. Trabajó en numerosos oficios, relacionados en su mayoría con los libros y la radio, pero se dedicó sobre todo a la literatura y la pintura. En 1998 recibió el Premio Cervantes y en 1999 ingresó en la Real Academia Española. Murió en Madrid.

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