Análisis Literario de "La Casa de los Espíritus" de Isabel Allende
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Técnicas Narrativas
Elementos estructurales: La novela consta de catorce capítulos y un epílogo, y se inicia y cierra con la misma frase: «Barrabás llegó a la familia por vía marítima». Se trata, por tanto, de una estructura circular. Alba reescribe lo que le ha sucedido a la saga familiar apoyándose en los «Cuadernos de anotar la vida» de su abuela Clara, las cartas que se cruzan Blanca y Clara, en los libros de registro de la hacienda y, sobre todo, en la voz de su abuelo, Esteban Trueba, además de en la suya propia, dando pie así al fragmentarismo.
El fragmentarismo narrativo está basado en la polifonía: a la narración omnisciente de Clara en tercera persona, que sirve como hilo conductor, se le unen dos narradores en primera persona, Trueba y su nieta Alba, que enriquecen la visión de los acontecimientos. Exceptuando el Epílogo y estas esporádicas intervenciones en primera persona, la reproducción de las vivencias anotadas por Clara en sus cuadernos se encontrará narrada en tercera persona, por medio de un narrador omnisciente que aparece en catorce capítulos de la novela. Paralelamente este punto de vista se alterna con un narrador en primera persona, presente ya en el primer capítulo, el propio Esteban Trueba. La técnica polifónica, por lo tanto, es más compleja que la mera alternancia de perspectivas. Nos ofrece distintas miradas de una misma realidad.
Tiempo y Espacio
En La Casa de los Espíritus, donde se fusionan los actos de recordar y predecir borrando la división entre pasado y futuro, que al final de la novela se revelará como presente, la autora muestra un especial interés en presentar una cronología cuidada donde une lo real y lo ficticio.
Cuatro eventos claves de la historia chilena tienen fechas precisas y permiten datar el tiempo externo: el terremoto de Chillán el 24 de enero de 1939, la elección de Salvador Allende el 4 de septiembre y la muerte de Pablo Neruda el 23 de septiembre de 1973. Otras referencias históricas son las menciones a las dos Guerras Mundiales, a la revolución del proletariado en Rusia en 1917, a unas elecciones presidenciales...
La obra relata una historia a lo largo de casi 75 años. Solo al final de la novela entendemos que el texto en sí nos narra unos hechos ocurridos en un tiempo anterior resultado del recuerdo, es decir, un pasado desde el presente en que se escribe.
El orden de los hechos contados y el orden de su presentación narrativa no coinciden de forma estricta. Así, encontramos casos de retrospección en donde se cuentan sucesos que tuvieron lugar en un tiempo anterior y otros, mucho más relevantes en la novela, de anticipaciones que distinguimos de dos tipos. Hay anticipaciones vinculadas a la personalidad de los personajes, a toda esa visión mágico-realista que envuelve buena parte de la obra. En cambio, las anticipaciones narrativas, vinculadas al testimonio de los narradores, atienden al propósito de adelantar los acontecimientos y de favorecer el desarrollo de la intriga.
Aunque la novela no ofrece referencias espaciales precisas y podría tratarse de cualquier país de Latinoamérica, algunos elementos geográficos como el apunte al desierto situado al norte y, sobre todo, como se ha constatado, los aspectos históricos y socioculturales reflejados permiten afirmar que se alude a Chile. La voluntad de que no aparezca explícitamente el nombre de Chile puede deberse a la intencionalidad de Isabel Allende de que su denuncia sea extrapolable a otros países latinoamericanos. La acción transcurre básicamente en dos lugares: la hacienda Las Tres Marías, que tiene como centro la casa patronal, y la casa de la esquina ubicada en la capital. Los dos espacios simbolizan el poder de Esteban Trueba. Ambos muestran dos modos de vida, el mundo rural frente al urbano. La hacienda es el espacio del patrón. En cambio, la casa de la capital, que todos llamaron «la gran casa de la esquina», es el espacio de Clara y de las mujeres de su estirpe, aunque no de forma exclusiva: Esteban Trueba se retira a un sector de la casa, la parte delantera, que concibe como símbolo de poder, riqueza y gusto de su clase. Clara y su séquito espiritual ocupan los cuartos de atrás; esa parte representa la creatividad y el instinto femenino.
Estilo
Los modos narrativos: La voz de los personajes es presentada en la novela utilizando diferentes tipos de discurso: el discurso indirecto, en el que el narrador relata las acciones y palabras de los personajes, predomina en la novela.