Análisis de la Obra Poética de Miguel Hernández

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1. Compromiso Social y Político

Durante la Guerra Civil, la poesía no dejó de cultivarse. Se trataba de una poesía combativa, bélica y de propaganda. La ruptura en la poética de Miguel Hernández no se produce con el estallido de la contienda, sino a finales de 1935, cuando se inicia la andadura de la revista Caballo verde para la poesía, en la que Pablo Neruda defendía una poesía rehumanizada, a la que Miguel Hernández se sumó. Ya en plena guerra, pone su arte al servicio de la causa republicana. La guerra lleva a Hernández a introducir en su poesía el sentimiento de "hombre de pueblo". En 1937 publicó Viento del pueblo. Destacan poemas de clara preocupación social, como Aceituneros, El sudor, Las manos y El niño yuntero. Como defensor de su causa, cantará a los héroes republicanos en tonos políticos que no alcanzarán la altura del gran poema de amor La canción del esposo soldado. Los poemas imprecatorios están plegados de gritos, ira y cólera que harán perder al poeta su lirismo. En El hombre acecha (1939) se percibe el dolor ante la tragedia de una guerra. El título nos transmite un desencanto amargo por comportamientos crueles e injustos. La guerra había acumulado experiencias feroces y el hambre, las cárceles, las mutilaciones y la destrucción ensombrecieron su poesía. Destaca el poema Llamo a los poetas, que exalta la solidaridad entre poema y pueblo. Finalmente, de 1938 a 1941 compone Cancionero y romancero de ausencias, iniciado por el dolor de la muerte de su primer hijo. Son poemas llenos de soledad, desánimo y amor por la esposa y el hijo ausentes. Los versos se acortan. Algunos poemas siguen conmoviendo a los lectores.

2. Temas

Hay tres ejes temáticos en la obra de Miguel Hernández: el amor, la vida y la muerte, variantes de un mismo tema: el amor.

2.1. Primeras Obras

En sus primeros poemas predominan el vitalismo y el optimismo. Se rinde homenaje a la naturaleza, a la vida. En Perito en lunas (1933), los elementos tradicionales de su naturaleza se mezclan con la sensualidad encendida y el vitalismo natural.

2.2. El Rayo que no Cesa

Las "heridas" vislumbradas en El rayo que no cesa (1936), que se configura como un cancionero de la pena amorosa, del sentimiento trágico del amor, son poemas de amor rechazado. La voz lírica ha madurado: el amor es vivido como fatal tortura. Este binomio amor-muerte queda expresado por el símbolo del toro; por una parte, imagen de virilidad, por otra, imagen de destino trágico. Son muchos los símbolos para expresar la herida de amor: instrumentos de dolor y tortura, fenómenos atmosféricos.

2.3. Poesía de Testimonio y Denuncia

El agitado ambiente de la República y la Guerra Civil arrastran a Miguel Hernández a una poesía de testimonio y de denuncia. Los acontecimientos despiertan en él una conciencia de responsabilidad colectiva: la solidaridad. En Viento del pueblo (1937), la muerte es parte de la lucha y de la vida. El tema del amor se funde con la poesía de combate, como se ve en La canción del esposo soldado; ahora el poeta canta a su esposa.

2.4. Evolución durante la Guerra

Según avanza la contienda, la victoria se aleja y el enfrentamiento fraticida se intensifica. El tono entusiasta y combativo de Viento del pueblo se atempera en El hombre acecha (1939). Del mismo modo, del canto erótico-amoroso del poeta soldado se pasa ahora a una comunicación más íntima, al tono epistolar.

2.5. Cancionero y Romancero de Ausencias

Al llegar a la cárcel, los poemas de Miguel Hernández se oscurecen con el desengaño y la tristeza: ha muerto su primer hijo, él es condenado a muerte, enferma y vive en la soledad. Así nace Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). El poeta alcanza su madurez poética con una poesía desnuda, íntima, de tono trágico, donde aborda los temas del amor, la vida y la muerte, sus tres "heridas".

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