Análisis de los personajes, iluminación y sonido en "La Fundación" de Buero Vallejo
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Personajes con nombre propio y personajes genéricos
La mayor parte del tiempo en la escena aparecen 5 prisioneros. Junto a ellos hay que destacar a Berta, que se considera personaje real cuando visita a Tomás en los locutorios, y personaje soñado cuando le visita a la celda. Berta es el desdoblamiento de Tomás que juega un papel crucial en el proceso de adaptación de Tomás a la realidad.
Asel
Destaca por su papel de guía. Es solidario: se suicida para que sus compañeros puedan escapar. En la segunda mitad de la obra acepta las limitaciones de los seres humanos y sabe que todos pueden llevar dentro un traidor y un delator. Distingue entre la violencia necesaria para cambiar el mundo y la crueldad que solo trae dolor.
Tulio
Se muestra impaciente frente a la enfermedad de Tomás y más reticente en el plan de Asel de traer poco a poco a Tomás de la Fundación a la cárcel.
Es el personaje que provoca más rupturas entre el mundo real y el soñado como cuando lleva los vasos inexistentes.
Sin embargo, poco antes de que se lo lleven se contagia del sueño de Tomás, pero cuando se lo llevan despierta de ese sueño y le dice a Tomás que es un error soñar.
Lino
Es un joven prudente. Tan pronto como descubre que Max es un soplón se contrapone a la figura de Asel y quiere desmantelarlo y termina por arrojarlo por la barandilla.
Max
Es alegre y colabora en la ficción de Tomás; de hecho, habla por teléfono con Berta. Este carácter colaborador es el que probablemente le lleva a traicionar a sus compañeros.
El Hombre
Es un personaje genérico que representa todas las víctimas de la represión. Su presencia es muy importante por el efecto que produce en Tomás y en los espectadores al conocer que estaba muerto.
El Encargado
Es otro personaje genérico que contribuye activamente a la Fundación al seguirle el juego a Tomás.
Podríamos considerar que los personajes que contribuyen a mantener la Fundación de Tomás están relacionados con los de El Quijote. Buero nos previene contra los que nos ciegan e impiden salir de nuestras ficciones.
Otros son los "personajes a toda prueba" que se arriesgan para que desde el sótano puedan cavar el túnel o los "barrenderos de la galería" que diseminarán la tierra, etc. Esta colectividad se hará presente cuando griten “asesinos” como despedida de Asel.
Iluminación y efectos sonoros
La obra comienza con la Pastoral de Rossini. Esta música suena solo en la cabeza de Tomás. A través de él, el espectador percibe la realidad como un efecto de inmersión. Esta música contribuye al autoengaño de Tomás y, por lo tanto, al nuestro. Es una música totalmente opuesta a una cárcel en la que se ejecuta a gente cada día.
Antes de caer el telón, vuelve a sonar este pasaje mientras el Encargado abre la puerta para que entren los nuevos inquilinos.
Esta estructura circular puede tener diversas interpretaciones: el autor quiere prevenirnos de todas las Fundaciones o bien que la anécdota ha terminado pero la vida sigue.
Otros efectos sonoros son las puertas que se cierran y que al principio no oíamos por la fantasía de Tomás, o el coro de voces.
La iluminación
Va cambiando a medida que va apareciendo la cárcel. La fundación está iluminada por el gran ventanal que al final desaparece y por lámparas. En este punto, las acotaciones también nos dan información de cómo se va oscureciendo la estancia.
La iluminación tiene un valor simbólico; está relacionada con la aceptación de la realidad. Al final, la estancia recupera su ventanal y la luminosidad primera.