Análisis de la Plaza de San Pedro: Arquitectura y Simbolismo Barroco

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Plaza de San Pedro

Ficha Técnica

La Plaza de San Pedro, ubicada en el Vaticano, fue diseñada por el arquitecto Gian Lorenzo Bernini entre 1656 y 1667. Esta obra maestra es un ejemplo icónico de la arquitectura civil del Barroco romano.

Análisis de la Obra

Comisionada por el Papa Alejandro VII, la plaza reemplazó una anterior de forma rectangular, culminando la reconstrucción de la Basílica iniciada en el siglo XVI bajo el mandato de Julio II.

Bernini ideó un diseño de dos plantas: una trapezoidal cercana a la fachada y la plaza principal, de forma elíptica. Una escalinata eleva la fachada, otorgándole protagonismo y permitiendo la visibilidad del altar durante las ceremonias al aire libre. La plaza trapezoidal se extiende en dos brazos ovalados, formados por cuadripórticos con columnas toscanas y un dintel corrido. Sobre el entablamento, una balaustrada con 140 estatuas de santos, realizadas por el taller de Bernini, complementa las esculturas de Cristo y los apóstoles en la fachada.

En el centro de la plaza elíptica se encuentra un obelisco egipcio, erigido en 1586 por Sixto V. Bernini mantuvo el obelisco en su diseño, flanqueándolo con dos fuentes simétricas.

Bernini optó por una estética sobria, limitando la decoración a las esculturas de las cornisas y al juego de luces y sombras creado por los pórticos.

Comentario

La Plaza de San Pedro cumple una doble función: civil/práctica y simbólica. En el aspecto práctico, la plaza debía albergar grandes multitudes de fieles, facilitar la celebración de eventos litúrgicos (como la bendición Urbi et Orbi) y delimitar el Vaticano, realzando su importancia.

Simbólicamente, la plaza representa a la Iglesia Católica. Los brazos elípticos simbolizan los brazos abiertos de la Iglesia, acogiendo a los fieles, según las palabras de Bernini: "(...)maternalmente, a los católicos para confirmarlos en la fe, a los herejes para reunirlos en la Iglesia y a los infieles para iluminarlos hacia la verdadera fe". La plaza encarna la historia de la Iglesia y su rol mediador en la redención de la humanidad a través de Cristo y los apóstoles (en la fachada), los santos (en la cornisa, representando la Iglesia triunfante) y las columnas (simbolizando la Iglesia militante). Como obra barroca, la plaza también sirvió como instrumento de propaganda católica frente al protestantismo.

Bernini buscó armonizar la fachada recta de Maderno con la cúpula de Miguel Ángel. A medida que se avanza, la plaza se amplía y la fachada se presenta al fondo, invitando al peregrino a adentrarse.

Conclusión

El deseo papal de convertir Roma en la capital del catolicismo impulsó una extensa remodelación urbana, incluyendo la construcción de plazas monumentales. Bernini, destacado arquitecto, urbanista y escultor del siglo XVII, contribuyó con diseños como la Plaza Navona y la Plaza del Tritón. La Plaza de San Pedro no solo se convirtió en un espacio público para peregrinos, sino también en un símbolo de la legitimidad de la Iglesia Católica frente al protestantismo.

Desde 1870, tras la desaparición de los Estados Pontificios, la plaza delimita la Ciudad del Vaticano e Italia.

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