Análisis del poema 'Caracol' de Rubén Darío
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Información sobre el autor y la contextualización del poema
Félix Rubén García Sarmiento, o comúnmente conocido como Rubén Darío, fue un poeta, periodista y diplomático entre los siglos XIX y XX. Nació el 18 de enero de 1867 en Metapa, República de Nicaragua; y falleció el 6 de febrero de 1916 en León, República de Nicaragua. Se le apoda «Príncipe de las letras castellanas» o «padre del modernismo», pues fue él quien comenzó este movimiento en la lengua española. Entre sus influencias poéticas más importantes se encuentran los románticos, destacando a Víctor Hugo. Más adelante, los parnasianos con Teófilo Gautier o Leconte de Lisle. Y finalmente, asentando su propio estilo gracias a su admiración por los simbolistas como Paul Verlaine. Se le considera el máximo representante del modernismo literario en la lengua española, ya que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo literario y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica. El modernismo es una mezcla de tres corrientes europeas: el romanticismo, el simbolismo y especialmente el parnasianismo español. Comienza en el siglo XIX, donde la sociedad era muy materialista, y el artista modernista surge para defender la imaginación, la creatividad y la belleza, ya que esta desapareciendo el interés por el arte. Una de las características más importantes del modernismo es la importancia de la estética, un lema muy común es “arte por el arte”, que significa no necesitar un motivo racional ni ideológico para crear la obra artística sino, simplemente, por el puro placer y deleite del arte. En estas obras existe una clara tendencia a crear ambientes e imágenes cargadas de la belleza más clásica para satisfacer esa necesidad estética y de puro placer artístico. Otra de las características del modernismo literario más evidentes es el lenguaje pulcro y cargado de figuras retóricas que le dieran un toque más poético y culto al texto. También debemos tener en cuenta que el rechazo al realismo fue una constante en esta corriente porque lo que buscaba era alejarse de la vida cotidiana para encontrar la belleza, por tanto, era habitual que los poetas modernistas se situasen en épocas pasadas o en ambientes exóticos que les permitieran alejarse de la realidad. Es importante remarcar que, debido a esta voluntad de escapar de su realidad y refugiarse en otros mundos mejores, la actitud del poeta modernista siempre tendía a tener un aire melancólico y de tristeza. Sus piezas eran muy bellas tanto estética como sonoramente, para ello usaban estrofas y versos como el alejandrino o el soneto. A su vez, los poetas estuvieron muy influenciados por las creencias clásicas, sobre todo, en el campo de la mitología. Es por este motivo que es habitual encontrar referencias a los dioses o mitos propios de la cultura de la Antigua Grecia que le daban un aire más culto e intelectual al poema. Solían recurrir a temas que estuviesen relacionados con lo sensorial para recalcar ese amor al arte.
Comentario del poema “Caracol”
El poema describe la caracola marina que encuentra el autor a orillas del mar y que le recuerda a la historia mitológica de Europa y el viaje de Jasón en la nave Argos. Fue publicado por primera vez en 1903, pero se incluyó en Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas en 1905, una obra dedicada a Antonio Machado. Las dos primeras estrofas constan de dos cuartetos con rima consonante en -oro y -inas, formando así una estructura que riman el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero (ABBA).
Las dos siguientes estrofas, de rima consonante en -argos, -on y -ento, forman dos tercetos con la estructura CCD - EED. Por lo tanto, estructuralmente se trata de un soneto en el que los versos, tradicionalmente, endecasílabos, han sido sustituidos por alejandrinos de 15 sílabas, es decir, versos de arte mayor. Como ya hemos mencionado anteriormente, uno de los temas recurrentes de los poemas del modernismo, es la introducción de elementos mitológicos como en este caso aparecen representados el mito de Europa con el toro (v. 3-4) o el de los viajes de Jasón (v. 10-11). Con ellos se alcanza ese mundo idílico y más bello de los dioses para huir del mundo real de los autores. Es por eso que se utilizan elementos que representan la naturaleza en su más bello estado: perlas finas (v. 2), las ondas (refiriéndose a las olas del mar - v.4), celeste toro (v. 4), eco de las dianas marinas (v. 6), profundo oleaje y misterioso viento (v. 13) para aportar esa belleza estética representativa del modernismo, aparecen elementos relacionados con lo sensorial, como pueden ser: manos divinas (v. 3), mis labios (v. 5), mis oídos (v. 7), en voz baja (v. 8). Respecto a la belleza sonora, aparece repetidamente el sonido seseante entre las palabras para asemejarse al de las olas y la brisa. Incluso se podría llegar a identificar un cierto tono de erotismo en el segundo cuarteto, un rasgo característico de este movimiento. Internamente, el poema se podría estructurar en dos partes, coincidiendo con la división entre cuartetos y tercetos. La primera parte profundiza más en lo que representa el símbolo del caracol. Es decir, la connotación que lleva implícita este animal en la época clásica acerca de la perfección de su estética (caracol de oro macizo) y su relación con la naturaleza y ciclo de la vida (caracol sonoro). Mientras que la segunda parte, está más relacionada con el entorno embellecido en el que se encuentra. Este le produce sensaciones y recuerdos que le llevan al mundo idílico del mito de Jasón reflejado en el primer terceto. Así mismo, en el último verso “el caracol la forma tiene de un corazón”, se puede concluir que el autor pretende identificar al caracol, un animal naturalmente perfecto y bello, con el corazón del hombre. En este poema podemos encontrar varias figuras literarias, entre ellas la metáfora de “las azules minas” en el verso 7, en la que identifica al océano, profundo y de color azulado idílico, como una mina que tiene esas características. También, en el primer verso, “un caracol de oro”, representa ese gran valor que tiene la caracola para el poeta. Otra figura literaria repetida para resaltar esas características sensoriales propias del modernismo, son los epítetos, adjetivo que añade una cualidad característica al sustantivo que acompaña. Estos son “el celeste toro”, “caracol sonoro”, “los vientos amargos” o “profundo oleaje” que aparecen en los versos 4, 5, 9 y 13 respectivamente. Además de ello, se aprecia la aliteración a lo largo del poema, pero más precisamente entre los versos (5-7), de la repetición del mismo sonido, en este caso el de la “s” para proporcionar un pulso auditivo semejante a la brisa a orillas del mar, que es el lugar donde se sitúa el poema. En ambos versos, 12 y 13, se presenta la misma estructura sintáctica además de estar unidos por la repetida conjunción “y”. Con ello se pretende crear un paralelismo unido a una polisíndeton para remarcar esas sensaciones producidas por el oleaje y la brisa del mar. También cabe destacar el símil expresado en el último verso, “el caracol la forma tiene de un corazón”, con el que se pretende la conexión emocional y sentimental con ese caracol marino.