Análisis de Cuatro Poemas de Amor y Pérdida de Jorge Luis Borges
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Poema Conjetural
Tema: Identidad
El poema muestra lo que piensa Francisco Narciso de Laprida antes de morir en 1829 (año del Zahir) asesinado por los montoneros. Describe primero el contexto, que es de una guerra (“Zumban las balas en la tarde última/ Hay viento y hay cenizas”). Luego se lamenta de haber sido derrotado y se compara con los gauchos y los bárbaros, que vencen, mientras él, que declaró la independencia no. Cuando no le queda más esperanza y da todo por perdido, huye hacia el Sur (orígenes de Borges). Laprida piensa en su identidad, en cómo le gustaría haber sido otro (“Yo que anhelé ser otro, ser un hombre/ de sentencias, de libros, de dictámenes/ a cielo abierto yaceré entre ciénagas”). El querer ser otro es un tema recurrente en la poesía de Borges (El Centinela), así como la muerte como despojo de la identidad (“pero me endiosa el pecho inexplicable/un júbilo secreto”). También aparece el tema de un destino prefijado por Dios, que todo ya está (Everness) (“A esa ruinosa tarde me llevaba/el laberinto múltiple de mis pasos/ que mis días tejieron desde un día/de la niñez. Al fin he descubierto/la recóndita clave de mis años/la suerte de Francisco Laprida, /la letra que faltaba, la perfecta/forma que supo Dios desde el principio”). El poema termina con la muerte de Laprida (“Ya el primer golpe/ya el duro hierro que me raja el peco/ el intimo cuchillo en la garganta”).
Ausencia
Tema: Amor
En este poema se describe el mal de amores. Todo suena terrible por la falta de su amada. “Habré de levantar la vasta vida/ que aún ahora es tu espejo”. Su vida es un espejo de ella, su vida es ella y ahora que no está tiene que levantarla cada mañana (“cada mañana habré de reconstruirla”). Las cosas sin ella dejan de tener sentido (“cuantos lugares se han tornado vanos/ y sin sentido iguales/ a luces en el día”). Para descargar esa pérdida lo que le queda por hacer es escribir un poema (“…palabras de aquel tiempo, /yo tendré que quebrarlas con mis manos”). No puede soportar su ausencia, le parece un sol si ocaso que es algo terrible y le parece tan dolorosa como una cuerda que lo ahorca (¿En qué hondonada esconderé mi alma/ para que no vea tu ausencia/ que como un sol terrible, sin ocaso…”) (“Tu ausencia me rodea/ como la cuerda a la garganta/el mar al que se hunde”).
El Amenazado
Tema: Amor
Habla del amor como algo que te atrapa y no te deja salir, cuando te enamoras estás preso de ese sentimiento (“Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. Crecen los muros de su cárcel…”). El amor es constante por más que cambie la mujer (“La hermosa máscara ha cambiado pero es siempre la única”). Nada sirve para librarse del amor, ni los talismanes: las letras, la vaga erudición (cosas que tiene Borges), la amistad (con la amistad uno está sereno, no ansioso), las palabras del norte (sajón antiguo, Borges descendía de ingleses), el joven amor de su madre (Edipo de Borges por su madre), la sombre militar de mis muertos (Coronel Suárez, abuelo de Borges). Ella es su todo (“estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo”). El amor es el que trae la paz (“…pero la sombra no ha traído la paz. Es ya lo sé, el amor…”). No se atreve a pasar por la esquina en donde está ella. La habitación no tiene sentido si no está ella (“Esta habitación es irreal, ella no la ha visto”).
1964
Tema: Amor
El poema muestra un mal de amores. El mundo deja de tener sentido si te dejan (“Ya no es mágico el mundo. Te han dejado”). Borges se habla a sí mismo y se recuerda todas las cosas que ya no va a hacer (“Ya no compartirás la clara luna/ ni los lentos jardines”) los jardines son lentos porque en ellos van caminando. La luna es un espejo de la relación con ella (“Ya no hay luna que no sea espejo del pasado”). Ahora que se terminó todo solo quedan “la fiel memoria y los desiertos días”. Intenta consolarse de que no perdió todo (“Nadie pierde (repites vanamente)”), sólo perdió lo que no vivió, lo demás sigue en la memoria (“Sino lo que no tiene y no ha tenido nunca”), y es difícil olvidar (“pero no basta ser valiente/para aprender el arte del olvido”) por eso cualquier cosa que le recuerde a ella puede desgarrarlo (“te puede matar una guitarra”). Sin ella ya no será feliz, pero no le importa. Dice con ironía que hay tantas cosas en el mundo, pero no hay otras cosas sin felicidad. La vida es corta, pero las horas son largas y finalmente nos espera la muerte (“una oscura maravilla nos asecha”) y esta muerte es una liberación de este mundo y del amor, es un redentor. Quiere olvidarse de ella para seguir adelante (“La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada; lo que era todo tiene que ser nada”). Solo le queda estar triste y “la vana costumbre que me inclina al Sur” que es algo típico de Borges.