Análisis de 'Las señoritas de Avignon' y 'El Grito'
Clasificado en Plástica y Educación Artística
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Las señoritas de Avignon - Picasso
Nos encontramos ante una manifestación pictórica conocida como Las señoritas de Avignon. Fue realizada por Picasso a principios del siglo XX y se encuadra dentro del Cubismo, una nueva vanguardia del arte contemporáneo que se caracteriza fundamentalmente por:
- Geometrización de las figuras y perspectiva múltiple.
- Uso de tonalidades de baja luminosidad como marrón, gris o verde.
- Inspiración en temas del pasado: paisajes, retratos.
La introducción de nuevos materiales mezclados con óleo fue clave. Picasso pintó este cuadro después de muchos bocetos y estudios. El cuadro representa la figura de cinco prostitutas sobre un fondo de cortinajes y un bodegón a sus pies. Picasso se inspiró en una escena de un prostíbulo de la calle barcelonesa Avinyó.
El cuadro está realizado en óleo sobre lienzo y presenta una composición geometrizada y en gran parte simétrica, con predominio de las líneas horizontales. En cuanto al color, presenta una gama muy limitada de blancos, ocres y azulados. La luz ilumina por igual toda la superficie con la aplicación de colores puros que eliminan el claroscuro.
La línea es una de las grandes protagonistas de las obras; su aplicación es geométrica, descomponiendo las figuras en formas básicas. No hay perspectiva; el espacio se convierte en formas geométricas que parecen luchar por salir al exterior. Las figuras geometrizadas carecen de cualquier detalle.
Las señoritas supusieron una verdadera conmoción en los círculos artísticos. Con este cuadro, Picasso, tras sus etapas azul y rosa, inclinó el camino del cubismo, reduciendo la realidad a formas geométricas, tal y como hacía Cézanne. Picasso bebió de otros artes considerados bárbaros que buscaban la simplicidad de las formas.
El Grito - Munch
Nos encontramos ante una manifestación pictórica conocida como El Grito. Fue realizado por Edvard Munch a finales del siglo XIX y se encuadra dentro del Expresionismo, un movimiento que intenta reflejar las experiencias emocionales y espirituales de la realidad a través del color, con una gran predilección por el negro como reflejo de una visión atormentada de la vida.
El cuadro representa un personaje en primer plano en actitud angustiosa. Está realizado en óleo, temple y pastel sobre cartón. A nivel compositivo, encontramos a la figura principal. La barandilla y las curvas del fondo dan un fuerte dinamismo a la escena.
Los colores son arbitrarios y con fuertes contrastes entre las gamas cálidas y frías. La luz no es natural; no hay un foco determinado, ni empleo de claroscuro. Predomina el color sobre la línea, y estas muestran una fuerte composición entre las diagonales paralelas de la barandilla.
La figura central está deformada con constantes curvas, dándole un aspecto de llama. Se prescinde de todo tipo de detalles y destaca la esquematización de la cara y las manos. Nos encontramos con una de las obras maestras del expresionismo, y el reflejo de sentimiento, angustia y soledad que marcó la vida del artista.