Análisis del Siglo XIX: Revolución Industrial, Nietzsche y el Auge de la Ciencia

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El Siglo XIX: Transformaciones y Conflictos

La Revolución Industrial y sus Consecuencias

El siglo XIX fue testigo de la Revolución Industrial, un proceso que se inició en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII y se extendió por el resto del mundo. Este proceso se caracterizó por el desarrollo militar y la expansión colonial, que dieron origen al Imperio Británico.

En el ámbito económico, la Revolución Industrial consolidó el modo de producción capitalista y originó una nueva división de clases sociales: la burguesía y el proletariado. El objetivo de la clase dominante era la acumulación de capital, para lo cual se valió de la innovación tecnológica continua y la explotación del proletariado. Se produjo una migración masiva del campo a la ciudad, ya que las fábricas necesitaban "ejércitos de obreros", y la mano de obra humana fue reemplazada gradualmente por las máquinas.

Contexto Político y Social

En el contexto político del siglo XIX, el espíritu de la Revolución Francesa, con sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad, fue contrarrestado por la presión de las monarquías europeas y la derrota de Napoleón en Waterloo en 1814. En Francia se restauró la monarquía con Luis XVIII. En 1815, el Congreso de Viena intentó restablecer el Antiguo Régimen con un monarca absoluto legitimado por la voluntad divina y la clásica división de la sociedad en estamentos. Para ello, se creó la Santa Alianza (Francia, Prusia, Austria y Rusia).

Como consecuencia, se produjeron diversos estallidos revolucionarios que buscaban recuperar los valores liberales de la Revolución Francesa. La revolución de 1830 otorgó el poder político a la burguesía, que ya poseía el poder económico. Las revoluciones de 1848 y 1871 fueron fracasos en las aspiraciones del proletariado por acceder al poder político.

Avances Científicos y Culturales

En el plano científico, el siglo XIX se caracterizó por el surgimiento de ciencias como la sociología y la psicología, así como por la teoría de la evolución de las especies de Darwin.

En el terreno cultural, se desarrolló el Romanticismo. En filosofía, además del marxismo, surgieron el positivismo y el vitalismo.

El Positivismo y el Vitalismo de Nietzsche

El fracaso de la Revolución Francesa provocó el resurgir del Antiguo Régimen en la primera mitad del siglo XIX. La Revolución Industrial generó movimientos sociales, como el socialismo y el sindicalismo, que lograron mejoras laborales y derechos políticos. La burguesía se defendió de la clase obrera sacrificando la libertad y la igualdad para salvaguardar la seguridad y la propiedad.

A finales del siglo XIX, se implementaron la escuela obligatoria (con disciplina y horarios rígidos como adiestramiento para la fábrica), el manicomio (con la invención de las enfermedades mentales), la prisión, el ejército y la policía. A pesar de ello, muchos Estados europeos experimentaron cambios políticos democráticos.

El desarrollo científico y tecnológico condujo a la Segunda Revolución Industrial, con la expansión del ferrocarril, las industrias siderúrgicas y el protagonismo del capitalismo financiero. Las condiciones de vida cambiaron con la iluminación de las calles, la invención del teléfono, el telégrafo y la radio. Esto generó un entusiasmo por la ciencia que desembocó en el positivismo, cuyo fundador fue Comte.

Según Comte, la humanidad se encontraba en su máximo esplendor gracias a la superación de la religión y la metafísica, y a la consolidación de la ciencia. El positivismo tuvo como consecuencias la anulación del individuo bajo el lema "Orden y Progreso" y la incapacidad de la ciencia para responder a las preguntas fundamentales de la filosofía, como el sentido de la vida.

En contraste con el positivismo, el vitalismo de Nietzsche reivindicaba la vida, el individuo, las pasiones, los instintos y el presente. A finales del siglo XIX, surgió el evolucionismo de Darwin. La "selección natural" establece que unas especies evolucionan a partir de otras gracias a dos principios:

  1. Variabilidad de los individuos.
  2. Lucha por la existencia.

Según Darwin, las desigualdades sociales del capitalismo reflejaban la lucha por la existencia presente en la naturaleza. Para que la sociedad progresara como la naturaleza, se debía seguir la doctrina liberal capitalista.

A diferencia de Darwin, Nietzsche consideraba que el objetivo del hombre no era la supervivencia, sino dar paso a algo nuevo: el superhombre.

El Realismo en la Literatura

El auge de la ciencia también influyó en la literatura. La corriente predominante fue el Realismo, que buscaba reflejar con veracidad la sociedad burguesa de la época.

La Unificación Alemana y la Crítica de Nietzsche

En 1870, tras la victoria en la guerra Franco-Prusiana, se produjo la Unificación Alemana, que se convirtió en una gran potencia continental. El nuevo Estado combinaba liberalismo económico y centralismo político. Era un Estado rígido y organizado, basado en una burguesía extremadamente conservadora y antisemita.

Wagner y el cuñado de Nietzsche representaban este tipo de sociedad alemana que Nietzsche despreciaba. Era un Estado formado por funcionarios eficientes y honestos, que se alimentaba del idealismo racionalista de Kant y Hegel.

Nietzsche criticó duramente este Estado, reivindicando la libertad, la autonomía y el desorden de las pasiones. Criticó el individualismo cristiano y el sometimiento del cuerpo al deber de Kant, así como el sometimiento del individuo al Estado de Hegel.

El Pensamiento de Marx

El pensamiento de Marx surgió como resultado de un análisis crítico de:

1. Crítica al socialismo utópico francés

Representado principalmente por Proudhon, quien consideraba que la sociedad industrializada se organizaba de forma contraria al Estado de naturaleza, que consistía en una sociedad rural igualitaria y justa. La nueva sociedad industrializada representaba una involución histórica, por lo que era necesario regresar al Estado de naturaleza de forma violenta o revolucionaria.

Marx opinaba que el "socialismo utópico" no era más que fantasías que alejaban a los individuos de la transformación de la realidad. Negaba la existencia de un Estado de naturaleza feliz, ya que la historia de la humanidad era la historia de la "lucha de clases".

2. Crítica del idealismo hegeliano

Marx pertenecía a la izquierda hegeliana. Coincidía con Feuerbach en el análisis de la alienación religiosa: el ser humano había puesto en los dioses su propia esencia y debía recuperarla. Sin embargo, Marx criticaba a Feuerbach al afirmar que la superación de la religión no podía ser solo un logro intelectual, sino que requería la transformación de la realidad económica.

3. Crítica del liberalismo económico

Marx coincidía con Hegel al considerar el trabajo humano como algo positivo. Mediante el trabajo, el hombre transformaba la naturaleza y se realizaba a sí mismo, iniciando el camino hacia la libertad. Pero la realidad del mundo del trabajo era otra: para el proletariado y el campesinado, el trabajo era fuente de alienación y esclavitud.

Para comprender las causas de este fenómeno, Marx estudió la economía política inglesa (Adam Smith y David Ricardo). Según Ricardo, el valor del trabajo equivalía a lo que costaba renovar la capacidad de trabajo consumida. El patrón debía pagar al trabajador un salario que le permitiera recuperar sus fuerzas y seguir trabajando al día siguiente.

Pero Marx observó que el trabajo era una mercancía especial que generaba un producto que daba al burgués ganancias. Esta ganancia era el origen del capital y las desigualdades sociales. Marx consideraba que el estudio de la evolución de los orígenes del capital proporcionaría una base científica a las pretensiones revolucionarias del proletariado.

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