Anaxágoras y Demócrito: Semillas, Átomos y el Origen del Cosmos
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Anaxágoras de Clazómenas
Anaxágoras fue un filósofo presocrático pionero, reconocido por ser el primero en predecir la caída de un meteorito, un hecho que le acarreó la condena.
Al igual que Parménides, Anaxágoras sostenía que la generación y la desaparición absolutas son imposibles en la naturaleza, lo que implica que el SER es eterno. Asimismo, negaba la existencia del vacío, pues consideraba que afirmar su existencia sería afirmar el no-ser.
Según su doctrina, si no existe la generación ni la desaparición total, la physis (naturaleza) debe surgir de la disgregación de unos principios fundamentales, los arches. Para Anaxágoras, estos arches son infinitos y los concibió como semillas (Aristóteles los denominaría homeomerías), utilizando la metáfora de que de las semillas “surgen los frutos”.
Estas semillas, que constituyen los arches, son infinitas y cualitativamente distintas entre sí. En su sistema, no existe el vacío.
Un elemento crucial en su filosofía es el Nous (una mente externa o inteligencia cósmica) que actúa como principio motor, suscitando el movimiento de estas semillas. Cada semilla se mueve de acuerdo con su propia naturaleza intrínseca. A través de este movimiento, las semillas comienzan a mezclarse, dando lugar al surgimiento de los seres y la naturaleza tal como la conocemos. El cosmos, el orden, emerge de este movimiento:
- El Nous suscita el movimiento de las semillas.
- Las semillas se mueven y mezclan.
- Surgen y desaparecen los seres.
La célebre frase de Anaxágoras, “Nada surge de la nada, sino que todo proviene de todo”, se interpreta en el sentido de que los seres provienen de estas semillas infinitas, y el “todo” se refiere a la totalidad de estas semillas. Por tanto, su concepción del universo es circular.
Demócrito de Abdera
Demócrito, para explicar la naturaleza, parte de unos principios fundamentales: los átomos. Postuló la existencia de partículas diminutas, indivisibles y eternas que constituyen la totalidad de la realidad.
Demócrito también negaba la existencia del vacío, argumentando que, de existir, los átomos no podrían moverse. Si bien Parménides veía el vacío como el no-ser, para Demócrito, el vacío es el espacio en el que los átomos se mueven.
Características de los Átomos:
- Eternos: No tienen principio ni fin.
- Inmutables: No pueden transformarse en otro tipo de átomo.
- Sólidos: Son compactos y sin divisiones internas.
- Movimiento Propio: Poseen movimiento intrínseco, sin necesidad de una fuerza o mente externa.
Dado que los átomos están en continuo movimiento y chocan o se unen en el vacío, de estas interacciones surgen todas las cosas y los seres naturales. Este movimiento interno de los átomos es lo que origina la physis. Esta concepción implica la ausencia de una teología en el mundo; el universo surge del movimiento aleatorio de los átomos.
El Alma y el Conocimiento en Demócrito:
Demócrito afirmaba que el ser humano posee alma, pero la consideraba compuesta también de átomos, aunque de naturaleza más sutil. Por esta razón, el alma era mortal, ya que se descomponía al igual que el cuerpo.
Según Demócrito, el conocimiento del mundo se produce a través del alma, la cual capta las impresiones que los objetos externos generan en ella mediante los sentidos. Su visión del alma, al ser material, se enmarca dentro de su materialismo. La concepción del alma es, por tanto, clave en su filosofía.