Al-Ándalus: Origen, Apogeo y Legado de la Civilización Islámica en la Península Ibérica
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La Conquista Musulmana de la Península Ibérica
El reino visigodo se encontraba en crisis debido a su debilidad militar, lo que había provocado una nueva guerra civil. La expansión del islam se consiguió en tan solo 80 años, aprovechando esta debilidad militar. Tarik venció a Rodrigo en la Batalla del Río Guadalete, iniciando una rápida ocupación por el sur peninsular con la ayuda del líder árabe Muza y sus refuerzos. Los musulmanes conquistaron Toledo y Zaragoza, ocupando la península excepto el norte, por desinterés.
Causas de la Rapidez de la Conquista
- Control de las ciudades y los principales núcleos estratégicos.
- Alianzas firmadas con los visigodos, como el Pacto de Teodomiro.
- Pactos con las comunidades judías.
- Apoyo popular ante el descontento con el régimen visigodo.
El Emirato Dependiente de Damasco
Este periodo estuvo gobernado por un emir o valí en nombre del califa, la máxima autoridad del islam en Damasco, perteneciente a la dinastía Omeya. La gestión de este emirato provocó una revuelta de los bereberes en el Magreb y en Al-Ándalus en 740; el califa envió a sus ejércitos para sofocarlos.
Tras el golpe de Estado de los Abasíes en 750, que puso fin a la dinastía Omeya, el último descendiente, Abd al-Rahman, encontró apoyos en Al-Ándalus entre los sirios. Conquistó Córdoba y se proclamó emir independiente del califa abasí en 756.
El Emirato Independiente de Córdoba
El establecimiento del emirato independiente atrajo a los partidarios de la dinastía Omeya de todo el mundo, así como de las principales ciudades andalusíes como Sevilla, Toledo y Zaragoza. Este periodo frenó el expansionismo territorial y evitó el desarrollo militar de los reinos cristianos mediante las aceifas (incursiones militares).
Reformas Internas y Consolidación
Durante este emirato, se reorganizó el territorio y se reformó el sistema fiscal, lo que aumentó significativamente la recaudación. Además, se creó un ejército permanente de mercenarios, pagado directamente por los emires, lo que garantizó la estabilidad y el poder militar.
El Califato de Córdoba: Apogeo de Al-Ándalus
Abd al-Rahman III, con gran prestigio militar y político, decidió proclamarse califa, convirtiéndose en el líder político y religioso del islam en Al-Ándalus. Inició una campaña de pacificación del territorio, sometiendo a las díscolas marcas de Badajoz y Toledo. Centralizó los impuestos, aumentando sus ingresos, y reforzó su ejército con mercenarios bereberes y esclavos eslavos.
El poder del califa era absoluto y se apoyaba para el gobierno en un hachib (primer ministro), los visires y la nobleza de palacio. Su potencia política llegó a obtener el vasallaje de los reinos cristianos y creó un protectorado en el Magreb para frenar a los Fatimíes.
Los Reinos de Taifas y la Invasión Almohade
Tras la desintegración del Califato, surgieron los reinos de taifas, que solicitaron ayuda al norte de África. Así llegaron los Almohades, un pueblo bereber que dominaba la ortodoxia religiosa. Sin embargo, solo consiguieron controlar el sur peninsular.
La presión de los reinos cristianos era cada vez mayor. Alfonso VIII de Castilla derrotó a los almohades en la trascendental Batalla de Las Navas de Tolosa en 1212. A partir de entonces, el poder almohade entró en decadencia con revueltas internas, como la del Rey Lobo de Murcia.
Tras la toma de Córdoba por parte de Fernando III, los almohades fueron expulsados, surgiendo una nueva etapa de taifas, que fueron conquistadas progresivamente hasta quedar solo una.
El Reino Nazarí de Granada: Último Bastión Musulmán
La supervivencia del Reino Nazarí de Granada se debió a una hábil diplomacia con los cristianos y los Benimerines de África, junto a una eficaz gestión del territorio. Gozó de gran cohesión y se enriqueció con la llegada de refugiados musulmanes, lo que le dio un potencial demográfico significativo.
Economía y Esplendor Cultural
Su próspera economía se basaba en el regadío, la producción de seda, la artesanía y el comercio. Su apogeo se dio durante el siglo XIV con los reinados de Yusuf I y Muhammad V, cuyo máximo exponente es la Alhambra, el palacio de los emires, símbolo de su esplendor artístico y arquitectónico.
El Fin del Reino Nazarí
Granada se sometió al vasallaje de Castilla, pero durante el siglo XV los conflictos sucesorios debilitaron el reino nazarí. Castilla conquistó varios de sus territorios. Tras la unión de Castilla y Aragón con los Reyes Católicos, el rey Boabdil pactó su rendición ante ellos en 1492. Inicialmente, los cristianos respetarían a la población musulmana, pero en 1501 los obligaron a convertirse al cristianismo o ser expulsados, marcando el fin de la presencia musulmana en la Península Ibérica.