Al-Ándalus: Un Viaje por la España Musulmana desde la Invasión hasta las Taifas
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La Conquista Musulmana de la Península Ibérica (711-714)
Entre los años 711 y 714, los musulmanes ocuparon una parte significativa de la Península Ibérica. Su entrada a la península se produjo con el desembarco en Gibraltar el 27 de abril de 711, bajo el mando del comandante Táriq.
Las tropas de Táriq y Musa ocuparon rápidamente Andalucía y la capital del reino visigodo, Toledo. En pocos años, controlaron casi toda la península, a excepción de una pequeña franja en la zona montañosa de la cornisa cantábrica. Allí se refugiaron los últimos habitantes hispanovisigodos, quienes se enfrentaron a ellos en la Batalla de Covadonga (722).
Causas de la Rápida Conquista
La rápida conquista se debió, en gran medida, a que la mayoría de la población hispanorromana no opuso resistencia significativa a la invasión.
El Emirato Independiente de Córdoba (756-929)
En el año 750, la dinastía Abasí arrebató el califato a la dinastía Omeya, asesinando a la mayor parte de la familia y trasladando su capital a Bagdad.
Un miembro de la familia Omeya, Abderramán I, logró escapar y se estableció en Al-Ándalus en el 756, estableciendo el Emirato Independiente de Córdoba. De esta manera, se rompía la unidad política del califato, aunque se seguía reconociendo la autoridad religiosa del califa de Bagdad.
Sociedad y Conflictos
La islamización fue muy rápida, y el número de mozárabes (cristianos en territorio musulmán) se redujo considerablemente. Por ello, fueron frecuentes los conflictos entre ellos y la población musulmana.
El Califato de Córdoba: Esplendor y Caída (929-1031)
El emir Abderramán III se proclamó califa en el año 929. Así, Al-Ándalus pasó a ser un califato independiente de Bagdad, tanto en lo político como en lo religioso. La capital del califato se estableció en Córdoba, siendo esta la etapa de mayor esplendor de Al-Ándalus, caracterizada por su independencia política y religiosa.
Córdoba se convirtió en la ciudad más importante de Occidente. El califa ejercía el poder absoluto, y de él dependían:
- Administración central
- Administración de justicia
- Administración territorial
Sin embargo, la autoridad del califa fue perdiendo fuerza, y el poder pasó a manos de Almanzor (valido o háyib del califa), un general que impuso una dictadura militar. Almanzor realizó diversas expediciones de castigo contra los reinos cristianos, como el incendio y saqueo de Santiago de Compostela.
A su muerte, la guerra civil entre distintos grupos de los invasores musulmanes (árabes, bereberes y eslavos) provocó la disolución del califato en 1031 y su división en numerosos reinos de taifas.
Reinos de Taifas y Dinastías Norteafricanas (1031-1212)
La guerra civil provocó que el califato se dividiera en numerosos reinos de taifas, gobernados por príncipes locales.
Intervención Almorávide
Esta debilidad fue aprovechada por los reinos cristianos para avanzar en la conquista peninsular. Por este motivo, los musulmanes pidieron ayuda a los almorávides (1086), un pueblo del norte de África que se encargó de reconstruir Al-Ándalus, lo que supuso el primer freno al avance cristiano.
La Llegada de los Almohades y la Batalla de las Navas de Tolosa
Por otra parte, a mediados del siglo XII tuvo lugar la invasión de otro pueblo norteafricano, los almohades (1145), quienes se instalaron en Al-Ándalus hasta el año 1212. En ese momento, los reinos cristianos derrotaron a los almohades en la Batalla de las Navas de Tolosa. Este evento supuso la reducción del poder musulmán al Reino Nazarí de Granada.