Antonio Buero Vallejo: Vida, Obra y Legado Dramático
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Vida y Trayectoria
Nació en Guadalajara en 1916 y falleció en Madrid en el año 2000. Estudió Bellas Artes. Tras la Guerra Civil, fue condenado por su filiación marxista. En la cárcel se despertó su vocación teatral, que sustituiría a la de la pintura. El estreno de Historia de una escalera en 1949 significó la aparición de un nuevo teatro en España. Hoy, Buero es reconocido como el primer dramaturgo surgido a partir de entonces. Perteneció a la Real Academia Española desde 1972 y recibió, entre otros galardones, el prestigioso Premio Cervantes en 1986.
Un Trágico de Nuestro Tiempo
Buero es, ante todo, un trágico. Según su concepción, la tragedia no es pesimista; su misión es inquietar, planteando problemas sin imponer soluciones, e impulsar a una lucha contra los obstáculos que se oponen al desarrollo de la dignidad de la persona.
Su temática gira en torno al anhelo de realización humana y a sus dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la verdad o de la libertad se ve obstaculizada o frustrada por el mundo concreto en que vive el individuo. Este enfoque ha sido abordado por Buero en un doble plano:
- Plano existencial: Meditación sobre el sentido de la vida y la condición humana.
- Plano social: Denuncia de inquietudes e injusticias, desde un exigente sentido ético y político.
Etapas de su Obra Dramática
Estos dos planos aparecen entremezclados en su obra, pero en su trayectoria pueden señalarse, con alguna reserva, varias etapas. En la primera, domina el enfoque existencial; en la segunda, el social. A ello se añade, en sus últimas obras, un enfoque más directo de problemas políticos y un aumento de las preocupaciones por nuevos recursos escénicos.
Primera Etapa (Hasta 1955)
Esta etapa se extiende hasta 1955 y en ella destacan sus dos primeras obras:
- Historia de una escalera (1949): Es el drama de la frustración, visto a través de tres generaciones de varias familias modestas.
- En la ardiente oscuridad (1950): Sus personajes —ciegos— encarnan tanto la resignación como la rebeldía ante su privación, símbolo de la condición humana o de la alienación social.
Segunda Etapa (1955-1970)
Esta etapa se inicia con obras como Hoy es fiesta y Las cartas boca abajo. En ellas, los ambientes se acercan a los de su primera obra y los problemas humanos presentan unos condicionamientos sociales más precisos. El autor cultiva luego un tipo especial de drama histórico, incluyendo, entre otras, dos obras maestras.