Antonio Buero Vallejo: Vida, Obra y Legado Teatral

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Antonio Buero Vallejo (1916-2000)

Su biografía comienza en Guadalajara. Cursó estudios de Bellas Artes en Madrid. Durante la Guerra Civil militó en el bando republicano y, al finalizar la contienda, fue condenado a muerte, compartiendo cautiverio con Miguel Hernández. Su condena fue conmutada por la de treinta años de prisión. Tras sucesivas rebajas de esta pena, salió en libertad condicional. Su labor teatral ha obtenido numerosos reconocimientos, entre ellos el premio Lope de Vega, el Nacional de Teatro y el premio Cervantes en 1986. Fue miembro de la Real Academia.

En su teatro, Buero buscó la moderna tragedia española. Sus obras constituyen una síntesis de realismo y simbolismo, y en ellas se oponen conflictivamente personajes contemplativos y personajes activos, los cuales no despiertan admiración como los de las tragedias griegas, sino compasión. La temática suele girar en torno al anhelo de realización humana y sus dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la libertad, se ve obstaculizada por una sociedad injusta, en un doble plano existencial y social. Por otro lado, Buero no impone soluciones a los problemas planteados, sino que trata de buscar la reflexión en el espectador, invitándole a captar, por debajo del contenido aparentemente amargo de sus obras, el mensaje de esperanza subyacente, y a luchar contra la injusticia con las armas de la voluntad y la solidaridad.

Temáticas Principales en la Obra de Buero Vallejo

Su producción puede dividirse fundamentalmente en tres grupos temáticos:

  1. Teatro Simbolista

    En la ardiente oscuridad (1950) relata la historia de Ignacio, un ciego, el cual llega a una institución de invidentes que viven felices, ignorantes de su limitación física. Ignacio opone a las mentiras oficiales del centro una afirmación rebelde: la ceguera que todos padecen, símbolo de las limitaciones humanas. También en este grupo están La tejedora de sueños e Irene o el tesoro.

  2. Teatro de Crítica Social

    Buero cultiva el drama social y existencial, del que se vale para indagar en la frustración de la sociedad de la posguerra. Obra representativa del teatro inconformista y existencialista de Buero es Historia de una escalera (1949). En un mismo decorado, la escalera de una casa de vecinos, y en tres épocas (1919, 1929 y 1949), transcurre la vida de unos personajes condenados a la frustración al no poder desarrollar sus anhelos, ni por la vía individual (Fernando) ni por la colectiva (Urbano) debido a la situación social y a la falta de voluntad. La escalera, que se erige en protagonista de la obra y testigo del paso del tiempo, simboliza el inmovilismo y las limitaciones vitales.

    El tragaluz (1967), por su parte, se centra en las relaciones entre dos hermanos, Vicente y Mario, separados tras la Guerra Civil y que, pasados los años, sitúan al primero en una buena posición social y al segundo viviendo en una situación mísera, con el padre enajenado y la madre infeliz. El interés de ambos hermanos por la misma mujer será el detonante de la trama. Es ejemplo del teatro social y de protesta.

    Por último, como ejemplo de teatro experimental, otra obra importante es La fundación (1974). La acción dramática transcurre al principio en una confortable habitación de una elegante fundación, que progresivamente se va convirtiendo en la lóbrega celda de una cárcel de “un país desconocido”, donde viven cinco hombres condenados a muerte por motivos políticos. En el drama aparecen los temas de la tortura y las persecuciones políticas.

  3. Drama Histórico

    Con un tema central: el destino del pueblo en una sociedad injusta. Destacan Un soñador para un pueblo (1958), sobre Esquilache; Las meninas (1960), sobre Velázquez; o El sueño de la razón (1970), sobre Goya. Todas ellas plantean temas actuales ambientados en otras épocas de la historia.

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