El Aprendizaje de Lázaro: Engaño y Supervivencia en el Siglo XVI
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El Mundo de Engaños en Lazarillo de Tormes
El mundo de Lázaro es un mundo donde todos mienten para vivir. La madre le miente al ciego, el ciego a ella, y luego a Lázaro. El texto pretende mostrar cómo la sociedad de la época es una sociedad donde las relaciones se basan en el engaño. Lázaro aprende esto con el ciego, quien le muestra que no se puede confiar en nadie y hay que ir bien atento por la vida para que no te engañen. Lázaro empieza a entender esto y comienza a mentir para comer con el ciego.
El "Nuevo y Viejo" Amo
Es entonces que Lázaro se va con su “nuevo y viejo amo”. Parece una contradicción, pero hace referencia a que es un amo reciente y de avanzada edad. Sabemos que es ciego y de mucha edad, lo que le da cierta experiencia, sabiduría de la calle que se la va a transmitir a Lázaro.
La Despedida y el Doble Significado
El ciego ve que en Salamanca no ganaba suficiente y decide irse con Lázaro de allí. Entonces la madre y Lázaro se despiden. Para decir que se va del pueblo, Lázaro dice “nos hubimos de partir”. Podemos ver esta expresión como “nos tuvimos que ir”. En este caso, el “nos” refiere a Lázaro y al ciego. Sin embargo, podemos ver otro significado de la palabra partir como separar. Los que se separaron fueron la madre y Lázaro. En una sola frase se expresan dos ideas: la idea de irse con el ciego y, a su vez, separarse de su madre.
Consejos Maternos para la Supervivencia
La madre termina de despedirse diciéndole que ahora va a tener que independizarse, ser responsable y valerse por sí mismo. Este consejo es para toda su vida porque no lo va a ver más, y la madre elige decirle eso, lo que nos muestra la sociedad difícil en la que vivía Lázaro, tanto que tenía que estar cuidándose para sobrevivir.
El Golpe Contra el Toro de Piedra
Lázaro se va con el ciego y llega al puente del río Tormes donde se encontraron con un toro de piedra. El puente, un lugar que conecta un lugar con otro, simboliza el pasaje de Lázaro de una forma infantil de ver el mundo a una forma más adulta, con más precauciones. Pasa de un mundo donde está protegido por su madre a un mundo de engaños, una realidad que no conocía. Este pasaje se da a partir de un golpe contra un toro de piedra. Esto es porque el ciego le pide que coloque su cabeza en el toro para escuchar un ruido. Al hacerlo, lo azota. El que Lázaro se dé contra un toro de piedra muestra el choque contra un animal bruto y de material duro, lo mismo que la realidad: una realidad que lo toma por sorpresa y que no conoce, una realidad dura y bruta.
El Toro como Diablo
Lázaro llama a este toro diablo. Esto es porque lo lastimó y, por lo tanto, quiere darle una connotación negativa al animal, y además porque el toro tiene cuernos, lo que lo asocia con la figura común del diablo. En realidad, el autor del mal de Lázaro no es el toro, sino el ciego que le miente y le pega, pero Lázaro, como niño inocente, no lo nota y se enoja con el toro. De esta manera, personifica al toro y le da características negativas que en realidad son del ciego.
La Crueldad del Ciego y el Despertar de Lázaro
Luego, el ciego le dice a Lázaro que quien lo guíe, refiriéndose a él, debe ser más vivo que el diablo, en cuanto es quien actúa como sus ojos. Aquí se ve la razón de la crueldad del ciego, quien muestra que Lázaro debe avivarse. A partir del golpe, Lázaro ve mejor las cosas, el mundo que lo rodea. Retoma el discurso de su madre y vuelve a mencionar que debe valerse por sí mismo.
La Paradoja del Ciego
Luego, el ciego le enseña el lenguaje de la calle a Lázaro y a hacer justamente lo que dijo su madre: valerse por sí mismo. Es una paradoja, en verdad, que el ciego, que no puede ver, le abra los ojos a Lázaro y le ilumine el mundo para que lo vea de una manera más realista mediante sus consejos.