Areté: La Excelencia Griega y la Misteriosa Lealtad de los Clásicos Literarios
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Werner Jaeger y el Concepto de Areté: La Excelencia Griega
Werner Jaeger, en su obra Paideia, caracteriza así el concepto areté y su evolución significativa en la cultura griega:
«El tema esencial (¡nada menos!) de la historia de la educación griega es el concepto de areté, que se remonta a los tiempos más antiguos. El castellano actual no ofrece un equivalente exacto de la palabra. La palabra "virtud" en su acepción no atenuada por el uso puramente moral, como expresión del más alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta y al heroísmo guerrero, expresaría acaso el sentido de la palabra griega.»
Jaeger nos explica que en el concepto de areté se concentra el ideal del educador en su forma más pura. Desde Homero, designa no solo la excelencia humana, sino también la superioridad de seres no humanos, como la fuerza de los dioses o el valor y la rapidez de los caballos nobles. El plebeyo y el esclavo no poseen areté, atributo propio de la nobleza, que, como toda predominancia, reposa para los griegos sobre la destreza, la inteligencia y la fuerza.
Areté, Señorío y Heroísmo
Por eso, señorío y areté son inseparables, como lo indica ya el parentesco de areté y aristós. Pero, además de la fuerza, la areté incluye el heroísmo, una capacidad excelente de emprender tareas arduas, con ánimo grande y con fortaleza en los padecimientos. Implica también nuestros conceptos de honor, gloria, consideración y peso social. Areté es, asimismo, un ideal de belleza moral. Y de tal altura y valor que vale la pena entregar por ella la vida, prefiriendo el premio de una gloria perdurable al de una vida sin areté. Areté es, en este aspecto, fruto del anhelo de inmortalidad que alienta en el hombre mortal.
La Naturaleza del Clásico Literario: Perspectivas de Borges y Calvino
Jorge Luis Borges: Fervor y Lealtad Misteriosa
Borges introduce la reflexión sobre el clásico con un adagio popular: «El amor es eterno mientras dura». El clásico se mantiene entre los elegidos mientras goza de fama incontestable, mientras tiene ese prestigio tan peligroso que lo relega al estante más alto, mientras incita y a la vez retrae a los no iniciados. Borges resume su tesis:
«Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad.»
Italo Calvino: Amor y Elección Personal
Calvino complementa la idea de Borges, enfocándose en la relación individual con la obra:
«Naturalmente, esto sucede cuando un clásico funciona como tal, esto es, cuando establece una relación personal con quien lo lee. Si no salta la chispa, no hay nada que hacer: no se leen los clásicos por deber o por respeto, sino solo por amor.»
Calvino reconoce el papel de la educación formal:
- La escuela: La escuela debe hacerte conocer bien o mal cierto número de clásicos entre los cuales (o con referencia a los cuales) podrás reconocer después «tus» clásicos.
- La elección: La escuela está obligada a darte instrumentos para efectuar una elección; pero las elecciones que cuentan son las que ocurren fuera o después de cualquier escuela.
Ejemplo de Clásico: La Ilíada de Homero
La Ilíada es una historia en la que cada personaje mira por sus propios intereses, ya sean dioses o mortales. Aquí se ve que la idea de dios griego, en comparación con el Dios cristiano, es mucho más vulnerable a la vez que mucho más despiadado. Los mortales son meras marionetas en el juego de los dioses del Olimpo por "pasar el rato".