Aristóteles: El Camino Hacia la Felicidad a Través del Fin, el Bien y la Virtud

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El Concepto de Fin (Telos) en Aristóteles

Constata Aristóteles que todo arte y toda investigación, igual que toda acción y toda deliberación consciente, tienden hacia algún fin. Y eso que se persigue como fin es el bien para la persona, en tanto que culminación, realización o cumplimiento de lo perseguido con ese arte, investigación, acción o elección.

Por ello, fin significa tanto la meta de la búsqueda como el recorrido hecho para conseguirlo. Este camino recorrido en función de ese fin supone energía, actividad. Y esto supone un irse haciendo pleno, un estar en camino hacia la realización del propio ser. Como el ser humano es un ser social, esa finalidad debe concretarse en la polis.

El Bien como Fin Último

Lo que el hombre persigue como su fin es el bien. El bien tiene que ver con el comportamiento del ser humano, con lo que este considera como útil o conveniente para sí y para la polis respecto de su plena realización.

La Felicidad (Eudaimonia) como Bien Supremo

Lo que todos persiguen en último término es la felicidad (eudaimonia). La felicidad es un bien que se busca por sí mismo y consiste en llevar un cierto modo de vida. Pero a la hora de precisar qué significa esta felicidad, ya no hay tanto acuerdo.

  • Para unos, será una vida útil de placeres.
  • Para otros, una vida de honores.
  • Para otros, una vida racional.

Según Aristóteles, solo esta última, la vida racional, proporciona la verdadera felicidad, pues es la única adecuada a la naturaleza del ser humano como ser racional. ¿Qué es lo que define al ser humano? ¿Cuál es su función propia? Si el ser humano es el ser que tiene logos (razón), esa será su función propia. La felicidad consiste, por tanto, en el tipo de vida adecuado al que posee logos.

La Virtud como Camino a la Felicidad

La vida racional debe permitir dominar las pasiones y conseguir una relación amable con el mundo natural y social. Por eso, la vida racional debe ser virtuosa. De esta manera, la vida feliz consiste en vivir bien y obrar bien. Desde este sentido global, los demás bienes cobran su valor y permiten al ser humano elegir entre ellos con vistas a su propio bien integral.

Tipos de Alma y Virtudes

Recordemos que Aristóteles distingue tres clases de alma: vegetativa, sensitiva y racional. Cada una tiene sus funciones. La virtud consiste en cumplir de la mejor manera posible las funciones propias de cada tipo de alma. Pero como lo peculiar del ser humano es el alma racional, la virtud humana por excelencia consiste en vivir según la razón.

Por otra parte, como el alma racional también abarca las funciones de los demás tipos de alma, le es necesario al ser humano adquirir también otras virtudes. Así, Aristóteles clasifica las virtudes en:

  • Virtudes Intelectuales o Dianoéticas:
    • La sabiduría: Hábito que permite saber qué es bueno o malo.
    • La prudencia: Virtud que nos permite deliberar sobre lo más conveniente en cada momento.
  • Virtudes del Carácter o Éticas:
    • La templanza: Facultad de dominio de los deseos corporales.
    • La generosidad: Capacidad de dar más allá de lo debido.
    • La amistad: Aptitud para mantener una relación en la que haya benevolencia y beneficencia.

Adquisición de la Virtud y el Justo Medio

La felicidad no es algo que dependa de la suerte o la fortuna, sino que es posible labrar la propia felicidad mediante la adquisición de virtudes. Por ello, es necesario un entrenamiento para lograr la virtud. Todas las virtudes, en cuanto disposiciones permanentes del alma, se adquieren mediante la repetición de actos hasta que se crea un hábito.

El hábito virtuoso es el que se encuentra en el justo medio entre dos extremos viciosos: uno por defecto y otro por exceso. Por eso, cada virtud está en el justo medio entre dos vicios.

Libertad, Responsabilidad y Sabiduría

Al ser humano no le es dado elegir qué es lo bueno o el fin último, sino si quiere o no realizarlo. De modo que la realización del acto que dará lugar al hábito depende de la deliberación sobre cómo realizarlo y de la voluntad. En nuestro poder se hallan la virtud y el vicio.

El hombre responsable, que ejerce su libertad, será sabio por cuanto que es autosuficiente, es decir, tiene cierta independencia respecto de los acontecimientos de la fortuna. Por eso, el sabio es el feliz. El hombre feliz será tal durante toda su vida, porque siempre obrará y contemplará de modo conforme a la virtud.

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