Aristóteles: Ética, Virtudes y la Búsqueda de la Felicidad en la Polis

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La Ética Aristotélica: Un Camino hacia la Felicidad y la Virtud

La ética estudia la conducta humana a la luz de la razón, a partir de los principios del bien y el mal. Por ello, toda ética parte de una concepción del ser humano en todas sus dimensiones: social, política, cultural, etc. Para los filósofos griegos, ética y política no están separadas, pues conciben al ser humano como un ser social por naturaleza, inexistente fuera de la polis.

La Filosofía de Aristóteles: Antropología, Ética y Política

También en la filosofía de Aristóteles, su antropología guarda estrecha relación con su ética y esta con su pensamiento político.

La Ética Teleológica y Eudemonista

La ética de Aristóteles es teleológica y eudemonista, pues considera que cada ser busca el fin último que le es propio. En Ética a Nicómaco, establece que, en el caso del ser humano, este fin es la felicidad, la eudaimonía o la vida buena. Fin último, bien supremo y la felicidad son lo mismo.

El bien para cada ser consiste en cumplir de manera excelente su función propia, que es deseable en sí mismo y no como medio para lograr otra cosa. Para los seres humanos, esta función es el ejercicio de la inteligencia teórica, la contemplación o comprensión de los conocimientos.

El Alma y los Tipos de Virtudes

Sin embargo, Aristóteles afirma que ese camino no es suficiente para alcanzar la felicidad. Según la teoría aristotélica del alma, esta tiene tres funciones:

  • La función vegetativa, cuyo objetivo es mantener la vida.
  • La función sensitiva, enfocada en la percepción y el deseo para la supervivencia.
  • La función racional, propia de los humanos, que pretende conocer la verdad.

Debido a que el alma tiene una parte irracional (las dos primeras funciones) y una racional (la función racional), Aristóteles reconoce dos tipos de virtudes: virtudes éticas (propias de la parte irracional) y virtudes dianoéticas (propias del pensamiento, dianoia).

Las Virtudes Éticas: El Hábito del Término Medio

Aristóteles define la virtud ética como una práctica excelente que se adquiere a través de la repetición y la costumbre con el tiempo, es decir, como un hábito.

Este hábito consiste en la elección del término medio entre extremos: uno por defecto y otro por exceso. Pero este punto medio es individual y se basa en las características personales. Las virtudes éticas se relacionan con conductas concretas, que deben ser dirigidas por las virtudes dianoéticas o intelectuales.

Las Virtudes Dianoéticas: La Sabiduría Práctica de la Prudencia

Las virtudes dianoéticas se dividen en dos grupos: las que tienen que ver con el intelecto teórico, como la sabiduría y la ciencia, y las del intelecto práctico. Entre estas últimas, la más importante es la prudencia, que es la verdadera sabiduría práctica, pues ayuda en la toma de decisiones, guiando hacia el equilibrio entre el exceso y el defecto, es decir, hacia el término medio.

La prudencia, a diferencia de la ciencia (que se ocupa de lo necesario y universal), pertenece al mundo de la posibilidad, de lo contingente, y por ello al mundo de la ética y de la política. La prudencia es crucial en la vida social, ya que la ética y la política están relacionadas: la felicidad individual depende de una polis con leyes justas.

Condiciones para una Vida Feliz según Aristóteles

Aristóteles establece dos condiciones principales para una vida feliz:

  1. La combinación de virtudes intelectuales y éticas, ya que ninguna de ellas sola garantiza la felicidad.
  2. La posesión de bienes externos como la salud y la prosperidad, que facilitan el cumplimiento de la virtud.

Además, destaca la importancia de la amistad, que integra virtudes de ambos grupos y es esencial para la felicidad, ya que no hay amistad sin virtud.

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