Arquitectura y Arte en la Época de Constantino y Justiniano: Basílicas y Mosaicos
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Basílicas de la Época de Constantino
Santo Sepulcro
El Santo Sepulcro, junto con otras edificaciones como San Lorenzo, fue germen de las tribunas románicas, también destinadas a los peregrinos. Se accedía al atrio a través de unas escaleras, se pasaba a la basílica del martyrium, por los laterales se podía llegar al patio del Gólgota y luego, finalmente, a la rotonda de la Anástasis.
Respecto a los arquitectos del Santo Sepulcro, fuentes muy tardías mencionan a un sirio y a otro de Constantinopla: Cenobio y Eustaquio. Las construcciones posteriores no permiten apreciar el plan primitivo. Sin embargo, podemos reconstruirlo gracias a las descripciones de Eusebio y la monja Egeria, entre otros.
En el año 614, el Santo Sepulcro fue destruido por los turcos. En 1144, se le denominó iglesia de los cruzados.
Basílica de la Natividad de Belén (333, reformada por Justiniano)
La Basílica de la Natividad se construyó sobre la cueva del nacimiento de Cristo. Parece que su construcción comenzó simultáneamente con la del Santo Sepulcro por orden de Constantino, también en un lugar profanado por los romanos (un templo en honor a Adonis). Justino, en el siglo II, ya menciona que los cristianos veneraban este lugar.
La basílica original contaba con cinco naves y carecía de transepto. La cabecera era octogonal, posiblemente inspirada en el trazado de una estrella de ocho puntas, la que anuncia el nacimiento de Cristo. En el centro del octógono había una abertura que permitía ver la gruta del nacimiento.
La principal reforma fue llevada a cabo por Justiniano, quien sustituyó la cabecera por una trilobulada. Esta reforma posiblemente se debió a la destrucción y quema completa de la iglesia durante una rebelión contra el emperador en el año 529.
Es la única de las basílicas constantinianas, fundación de Santa Elena, madre de Constantino, de la que se respeta bastante la estructura original (excepto el cambio en la cabecera). Eusebio nos informa de que Santa Elena también mandó construir una basílica en el Monte de los Olivos, en el lugar de la Ascensión, pero de esta no se conserva ningún resto.
Época de Justiniano: San Vital de Rávena
San Vital de Rávena es la obra más importante que refleja la vitalidad de la tardoantigüedad. Es una construcción muy armónica. La planta es octogonal, con columnas que forman exedras entre ellas. Posee un nártex de 30 metros rematado en ábside. Los dos triángulos de transición entre este nártex y la planta servían de acceso a las torres. A continuación, se encuentran un deambulatorio y el presbiterio.
La obra se vincula a Juliano Argentario, quien financió la construcción ordenada por el obispo Ecclesio de Rávena (521-532), coincidiendo con el reinado de Teodorico. Con ellos se inicia la construcción, pero las obras se detienen hasta que son reanudadas por el obispo Víctor (538-545). Los mosaicos de la cabecera se realizaron bajo el mandato del primer obispo bizantino, Maximiano (546-553), quien se encargó de consagrar el edificio. Los abovedamientos actuales son modernos.
San Vital se relaciona con la iglesia de los santos Sergio y Baco (un edificio cuadrado con un centro octogonal, aunque no muy armónico en su interior, de dos plantas con tribuna, al igual que San Vital). Este edificio sirvió de inspiración para su construcción, emulando a la gran iglesia dentro del palacio imperial de Constantinopla.
San Vital fue copiado posteriormente en la capilla de Aquisgrán, construida por Carlomagno en los últimos años del siglo VIII. Esta capilla es circular, con un octógono en el interior y dos plantas. La Cúpula de la Roca también sigue esta tipología.
Cuando los carolingios vencieron a los longobardos, las tierras italianas pasaron a ser dominio del emperador. Incluso para la construcción de Aquisgrán se utilizaron materiales de acarreo procedentes de Rávena.
Mosaicos de San Vital (presbiterio)
En los mosaicos del presbiterio de San Vital, se representa al emperador Justiniano como dirigente de la Iglesia terrenal. Algunos consideran estos mosaicos como de tradición romana, pero la técnica de los mosaicos de Gala Placidia, realizados un siglo antes, ya se había perdido.
Aparece también la emperatriz Teodora, a la manera romana, llevando un cáliz, al igual que los Reyes Magos representados en su túnica portando las ofrendas. Justiniano lleva la patena. Todos ellos dirigen la Iglesia terrenal frente a la divina, dirigida por Cristo.
Se incluyen escenas y personajes del Antiguo Testamento, como Abraham dando de comer a los ángeles que le anuncian el nacimiento de su hijo, o el sacrificio de Isaac.