Arquitectura Barroca: Características y Esencia del Siglo XVII

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La arquitectura del siglo XVII, conocida como Barroco, se distingue por su búsqueda de la grandiosidad, el lujo y la expresión de un profundo dinamismo y apasionamiento. Este estilo se caracteriza por estar lleno de contrastes, tanto cromáticos como lumínicos, y por un predominante interés en el movimiento, visible en las plantas, los alzados y en los propios elementos arquitectónicos aislados.

Rasgos Distintivos de la Arquitectura Barroca

El Dinamismo como Eje Central

El movimiento y el dinamismo son rasgos fundamentales de la arquitectura barroca. Existe una clara tendencia a dotar a los edificios de una sensación de fluidez mediante el uso de líneas curvas. Esto se manifiesta en la alternancia de líneas cóncavas y convexas, que dan lugar a fachadas alabeadas, donde las superficies ondulantes reemplazan a las líneas rectas y planas. Los muros se quiebran y ondulan, y elementos como frontones y entablamentos se rompen, marcando el apogeo de lo curvo y la constante interacción de entrantes y salientes en las fachadas. Incluso las columnas ondulan su fuste, dando origen a la icónica columna salomónica. Las plantas típicas del Barroco se vuelven más complejas, adoptando formas ovales, elípticas o mixtilíneas. Aunque se utilizan bóvedas y cúpulas como cubiertas, es frecuente que estas últimas sean ovaladas, reforzando la sensación de movimiento.

Teatralidad y Grandiosidad Espacial

En el Barroco, los conceptos tradicionales de volumen y simetría son deliberadamente reemplazados por el dinamismo y la teatralidad. Este nuevo modo de diseñar los espacios a menudo resulta en la creación de edificios colosales. Esta monumentalidad es un recurso clave para lograr diversos efectos ópticos y acentuar los contrastes cromáticos y lumínicos, buscando impactar y emocionar al espectador.

Reinterpretación de Elementos Clásicos

La arquitectura barroca utiliza elementos clásicos, pero les confiere un tratamiento radicalmente diferente. Se observan frontones quebrados y entablamentos rotos. Aunque se emplean columnas clásicas, la columna salomónica, con su fuste retorcido en espiral, se convierte en un distintivo. Estos elementos se acumulan a menudo de manera que, lejos de la claridad clásica, generan una sensación de dinamismo y profusión. Los frontones se abren en su zona central, y los arquitrabes y cornisas pierden su condición rectilínea para curvarse y avanzar en múltiples direcciones, contribuyendo a la complejidad visual.

El Papel Fundamental de la Luz

La luz se erige como un elemento de suma importancia para el arquitecto barroco. La elección de los materiales es crucial para lograr los efectos lumínicos deseados por el artista. La luz se concentra estratégicamente en ciertas zonas, mientras que otras se mantienen en la oscuridad, creando un dramático juego de claroscuros. La interacción de entrantes y salientes en las fachadas y volúmenes es fundamental para provocar estos impactantes efectos lumínicos, que realzan la teatralidad y el movimiento.

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