Arquitectura Moderna y Organicismo: Obras Clave de Le Corbusier y Frank Lloyd Wright

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Obras Emblemáticas de Le Corbusier

Iglesia de Notre Dame de Haut en Ronchamp

La Iglesia de Notre Dame de Haut en Ronchamp presenta una planta irregular y muros ligeramente inclinados. El edificio está cubierto con un gran elemento curvado que evoca una inmensa hoja, demostrando su inspiración en la propia naturaleza.

Convento de Sainte Marie de la Tourette

El Convento de Sainte Marie de la Tourette necesitaba combinar las habitaciones privadas de los monjes con la necesidad de espacios comunes. Para ello, Le Corbusier propuso un jardín en la azotea. Los pisos inferiores se dedicaron a estos espacios comunes y, sobre ellos, se ubicaron las habitaciones privadas de los monjes. El monasterio, en forma de 'C', abraza dicho patio, y la iglesia, con forma de caja, cierra la 'C'.

El Organicismo en la Arquitectura

La crisis provocada por los regímenes totalitarios europeos, que culminaría en la Segunda Guerra Mundial, detuvo toda actividad constructiva en Europa. La continuidad de la obra arquitectónica se desarrolló principalmente en América, donde emergió una arquitectura nueva. Esta tomaría al hombre como referencia constante, no para ordenar medidas, sino en un sentido más individual.

Por arquitectura orgánica debemos entender todas aquellas manifestaciones que buscan adecuarse y aliarse con la naturaleza. Se trata de crear un vínculo armónico entre la función y el entorno.

Frank Lloyd Wright (1867-1959): El Arquitecto Orgánico por Excelencia

Frank Lloyd Wright es considerado el arquitecto estadounidense más influyente de su siglo. Formado en la más auténtica tradición arquitectónica del país, es el arquitecto 'orgánico' por excelencia. Concebía que el edificio debía estar en armonía con el paisaje y que el cliente debía sentirse realizado entre sus paredes.

Etapa Inicial: Las Casas de la Pradera

Su etapa inicial (1897-1909) se caracterizó por la construcción de sus casas unifamiliares, conocidas como 'casas de la pradera'. Ubicadas en urbanizaciones, presentaban un diseño libre y solían organizar la vivienda en torno a una gran chimenea central. El volumen de la casa adoptaba una forma de cruz, cuyos brazos desiguales se injertaban uno en otro. Destacan las Casas Willitts y Bradley, o la Casa Robie.

La Casa de la Cascada (Fallingwater)

A partir de 1909, su influencia declinó, pero resurgió de su aislamiento con su obra más audaz: la Casa de la Cascada (1936). Situada en el bosque de Pensilvania, consta de tres plantas dispuestas de forma escalonada para salvar los desniveles de las terrazas de roca. La asimetría de los bloques refleja el 'desorden' orgánico propio de la naturaleza en la que se inserta.

La planta baja se asienta directamente sobre la roca natural que forma la base de la chimenea y se prolonga con una impresionante terraza suspendida horizontalmente sobre la cascada. La naturaleza que rodea la vivienda invade la construcción. La planta baja acoge la gran sala de estar y la cocina, mientras que en los pisos superiores se encuentran los dormitorios. Esta obra encarna las profundas convicciones del arquitecto sobre la unidad entre los seres humanos y la naturaleza, siendo, sin duda, la plasmación de un sueño.

Compañía Johnson Wax: Sede Social

En 1937, la Compañía Johnson Wax le encargó su Sede Social. La planta dedicada a oficinas es de ladrillo y carece de ventanas. Wright concibió el edificio como una unidad, donde los soportes son columnas que adoptan la forma de una seta o paraguas gigante, sosteniendo un techo traslúcido por donde penetra la luz.

Museo Solomon Guggenheim de Nueva York

De excepcional importancia es su Museo Solomon Guggenheim de Nueva York, inaugurado en 1959. Consta de dos partes: la sala principal de exposiciones y un edificio administrativo, ambos de forma troncocónica. Rompe con la uniformidad rectilínea de Manhattan al surgir como un bloque en espiral. La construcción, en este caso, no busca fusionarse con el entorno, sino destacar su singularidad con respecto a él. Wright se esforzó por dotar al museo de gran luminosidad y un espacio para disfrutar.

Así lo concibió en forma de tronco de cono invertido, con un gran espacio central vacío rodeado de una suave rampa interior que permite la contemplación de las obras en una continuidad permanente. Al lugar se accede en ascensor y, posteriormente, se inicia un descenso de seis pisos.

Jamás un arquitecto contemporáneo llegó a ser tan popular.

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